Disco Las Palmeras! cierran la temporada de Planta Baja
Su nombre sugiere paisajes llenos de hamacas con tipos en camisa hawaiana bebiendo mojitos debajo de un cocotero, pero Disco Las Palmeras! ni echan mano de la coartada tropicalista ni vienen de ningún clima benigno, sino de las lluviosas tierras gallegas para facturar urgente, nervioso, contundente, áspero y descarado ruido punk, cargado de referentes con clase, que no está reñido el gruñido con la categoría. No solo noise rock, sino influencias de la nueva psicodelia, el movimiento shoegazer, el space rock y las atmósferas creadas con muros de guitarras fulgurantes, tratadas con infinidad de pedales para multiplicar su efecto atronador, impropio de un simple trío. Hace seis años impactaron al universo indie con apenas una maqueta colgada en su myspace. Las revistas especializadas, los festivales y los cazadores de tendencias quedaron fascinados y pronto cautivaron también a la afición indie internacional. Así, después de meterse a medio mundo indie en el bolsillo, Matapadre publicó su álbum de debut en 2011, un disco, Nihil Obstat, en el que se mostraban poéticamente apocalípticos, críticos y arrebatadores. Después de tan fulgurante ascenso llega la calma. El trío se descompone y solo Diego Castro permanece para recrearlo. En 2013 publican Ultra, también en Matapadre e igualmente demoledor. Ahora vienen, con nuevos cambios en la formación y reducidos a trío tras algún tiempo como cuarteto con los teclados de Olalla Caamaño, con su tercer largo recién editado, Asfixia (Sonido Muchacho, 2015), para demostrar que lo suyo no fue flor de un día. Con Disco Las Palmeras! -y a falta mañana de la final de Emergentes, el concurso de maquetas que organiza la sala con la Diputación- se pone punto y final a la temporada de conciertos en Planta Baja. Un excelente colofón a una temporada irregular.
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