Hombre Garabato | Grupo

"Ser una banda autogestionada nos da una libertad grandísima"

  • El conjunto granadino presentará hoy su nuevo trabajo, titulado 'Luciérnagas', en la Corrala de Santiago a las 21:00

El Hombre Garabato, en una imagen de promoción.

El Hombre Garabato, en una imagen de promoción. / Jaime Cinca

El Hombre Garabato es ese individuo desdibujado que se busca en esta época, una suerte de posmodernidad teledirigida y digitalizada en la que no hay fronteras visibles, en la que los grandes ideales se diluyen. A pesar de llamarse así, nada de confusos son los integrantes del grupo granadino. Nico Hernández (vocalista y guitarra), Óscar Gallardo (guitarra y Coros), Guillermo Egea (bajo), Nacho López (teclados) y Carlos González (batería) forman la veterana banda granadina, que en octubre lanzará su nuevo trabajo.

El conjunto de rock de autor presentará hoy este EP de seis canciones en la Corrala de Santiago a las 21:00. Luciérnagas, con el que cierran una trilogía, es un disco limpio, con pocos elementos que se conjugan en una musicalidad que invita al optimismo y al vitalismo; un trabajo muy cuidado que dirige la mirada hacia los destellos donde se pueden encontrar los motivos para (sobre)vivir. El grupo, que lleva diez años peleando por hacer la música que le gusta, charla con este periódico sobre su nuevo disco y otras cuestiones.

-¿De dónde vienen y a dónde van?

-Nico: Somos un grupo de Granada que cuenta con diez años de actividad, que ya está bien. Como todas las bandas surgió del azar, de encontrar a unos y a otros hasta que consigues una formación estable. ¿A dónde vamos? A permanecer. En diez años hemos visto caer a muchos grupos, muchísimos buenos, y no tan buenos. Siempre digo que se puede aspirar a pegar un pelotazo, pero en estas circunstancias, para mí lo fundamental es permanecer, sacar discos y ser libre a la hora expresarte.

-Luciérnagas cierra una trilogía de EPs que comenzó con Demonios y Aullidos. ¿Se sienten más cómodos con este formato que con los discos largos?

-Óscar: Ya hicimos dos discos largos, pero el formato de seis canciones nos parece muy cómodo. Para expresar el mensaje que queríamos para la trilogía y el hecho de hacerlo en vinilo por darle una entidad física, aunque lo saquemos en cedé, nos parecía un formato ideal.

-Nico: Es una cuestión de cambio de mercado también. No tiene sentido hacer 12 canciones porque al público le van a llegar tres. Preferimos hacer un EP al año a un disco cada dos. La gente escucha un tema tuyo, el que tenga más reproducciones en Spotify, y luego un grupito de seguidores lo escuchan entero. Siempre te van a decir que se les queda corto, pero la inmensa mayoría escucha dos o tres temas. Además, ahora un disco dura dos o tres meses. Hay que adaptarse.

-Óscar señala que este disco es más vitalista y luminoso que los dos anteriores, más alegre y abierto al disfrute. Al escucharlo, tanto por las letras y las armonías, trasmite optimismo. ¿Es así?

-Óscar: Es un disco optimista, no es happy. La creatividad y la inspiración también habitan en la esperanza. Tengo tres niños y no quiero que escuchen a su padre regodearse en el dolor, en el contexto sociopolítico desastroso, en la pérdida de los grandes ideales, quiero que ellos sepan que su padre amó la vida, y quiero trasmitirles eso.

-En el EP hay canciones sobre la pareja. ¿Es difícil escribir un tema sobre este asunto y no caer en la cursilería?

-Nico: Sí. Posiblemente es el primer disco en el que hablamos de las relaciones de pareja. Nosotros siempre hemos tenido un punto de vista muy social. Demonios era un viaje interior; Aullidos un disco protesta y muy político; y con Luciérnagas lo que pretendimos es trasladar que ya está bien de quejarse. Que la gente escuche en nuestras canciones motivos por los que seguir caminando, a buscar qué luciérnagas nos señalan el camino y están en nuestra vida. Nuestra mujer, nuestros hijos y la belleza. De eso trata este disco.

-La música y las canciones que emocionan a veces generan un recuerdo muy poderoso del contexto donde se escuchó por primera vez o con quién se oyó. ¿Cuál sería el contexto ideal para escuchar Luciérnagas?

-Óscar: Quizá no el disco como unidad porque cada canción es muy diferente una de otra. De repente me sugiere escucharla en la playa sentado en la arena.

-Nico: Hay mucho mar en este disco, con todo lo simbólico que tiene. También lo he asociado al recorrido de aquí a la playa, a ir escuchándolo mientras iba. El mar como espacio físico y como fusión del infinito, a esa sensación de tranquilidad.

-Son una banda autogestionada. ¿Qué implica este modelo y qué ventajas e inconvenientes tiene?

-Guille: Básicamente el dinero sale de nosotros y en base a nuestro esfuerzo vemos lo que se saca. Tenemos como un ciclo: salimos de conciertos, recaudamos y cuando tenemos lo suficiente para el próximo proyecto, seguimos adelante. Eso es una rueda que se va repitiendo. Toda la gasolina que utilizamos para que esa rueda gire viene de nosotros.

Nico: Nos da una grandísima libertad, no es una mala opción. En términos generales la autogestión es lo mejor y económicamente es una lucha continúa. En diez años no hemos tenido un euro en positivo, nos reponemos pero nunca ha habido reparto de dividendos.

-¿Una grupo como el vuestro sería posible fuera de Granada?

-Óscar: Sí, nosotros no nos hemos sumado a ninguna ola, o nos hemos querido adaptar a lo que se lleva en un momento. Nuestro estilo es muy particular, rock de autor, y las letras tienen un contenido, tienen un sentido un mensaje que trasmitir.

-Nico: Además piensa que nosotros empezamos en Madrid porque la coyuntura fue así. Hemos ido conquistando Granada poco a poco. Somos amigos que nos echamos a cantar y nos encontramos con Granada después. ¿Se puede separar lo que hacemos con nuestra manera de ser granadina? ¿Se podría hacer este tipo de música fuera? Posiblemente que sí. No lo sé.

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