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Estrella Morente, una ola de arte sobre el escenario del Carlos V

  • Éxito de la granadina en la primera noche dedicada al Flamenco. El misterio que rodeaba al espectáculo se resumió en belleza, sabiduría, inteligencia, elegancia, saber estar y solidaridad.

Verla llegar a la Alhambra, vestida de encaje blanco como una ola marina, como una novia guapísima agitada por los nervios ya es un espectáculo. No la recibió su novio porque Estrella ya está casada, pero sí Juan Andrés Maya, maquillado y emocionado por bailar junto a ella en el Carlos V. El granadino fue el encargado de cerrar el espectáculo bailando abrazado a una guitarra, todo un reto, algo hermoso que fue posible ver ayer. El broche de oro al día más largo del año lo puso anoche Estrella Morente con su espectáculo Granada, cante y guitarra, patrocinado por Gas Natural Fenosa. No faltó el director general en Andalucía, Raúl Suárez, orgulloso de este patrocinio. Las constelaciones se alinean cada vez que esta reina del arte sube al escenario. Ayer fue la estrella más brillante en el Carlos V, a pesar de las nubes, porque Estrella es capaz de unir lo viejo con lo nuevo, de tatuar en los tacones de sus zapatos un nombre querido, de revolucionar todo lo que toca. "Creo que siempre se debe andar con pureza, con el corazón", ha declarado en alguna ocasión. Apareció, tan atractiva como siempre, cariñosa, a las once menos veinte, feliz de actuar en su tierra, de poder decir "buenas noches Granada' precedida por el rasgueo de una guitarra que sonaba sin luces que la enfocaran.

El ambiente es diferente cuando hay flamenco en el Festival. Una alegría especial parece colarse por todos los rincones. Es lo que tiene el duende y las personas que lo portan. Mirar a Estrella es recordar a su padre, Enrique, conectar directamente con la poesía, con la esencia, con la verdad de lo auténtico y la frescura de la improvisación.

El misterio rodeaba al espectáculo que presentó ayer. Ni declaraciones, ni pistas, ni entrevistas. Sólo un título que lo vale todo en su sencillez: Granada, cante y guitarra. Un nombre que resumía lo que Estrella dio sobre el escenario: belleza, sabiduría, inteligencia, elegancia, saber estar y solidaridad. La cantaora se rodeó de grandes artistas y tendió puentes entre culturas.

Contó con Juan Habichuela 'Nieto', para sus Granaínas y Alegrías. Con David Carmona para sus Malagueñas y Fandangos del Albaicín. No faltó una Rondeña y fue emocionante la Habanera imposible, homenaje a Carlos Cano, acompañada por José Carbonell 'Montoyita'. La cantó en el funeral de su padre, que adoraba esa letra y esos compases: "Granada es como una rosa más bonita que ninguna, que se duerme con el sol y florece con la luna. Granada, del alma mía, si tú quisieras, contigo me casaría". Hermosas palabras cantadas con el corazón que provocaron estremecimientos entre el público. Algunos de los asistentes me comentaron que estaban dolidos de que la noche inaugural, en ese mismo escenario, se presentara 'Egmont', un texto de Goethe con música de Beethoven que narra el asesinato del conde flamenco Egmont en Bruselas, por órdenes del duque de Alba. Sensaciones que el espectáculo de Estrella Morente barrió con esa manera tan suya de pronunciar el nombre de su ciudad y dirigirse al público. La primera parte terminó con unos Tangos de Graná y Seguiriya acompañada de Miguel Ángel Cortés.

La segunda parte acogió un guiño a Marruecos: Dos orillas, con Jalal Chekara y el baile de Juan Andrés Maya abrazado a su guitarra. Una soleá, la cristalina fuente y Javera la cantó con José Enrique Morente, el pequeño de la familia y sus guitarristas, invitados de excepción. Y dando la sensación de que la miraban desde el cielo su padre Enrique Morente y Lola Flores, a quien Estrella Morente ofreció un sentido recuerdo. Para el StaatBallet de Viena, que esta noche repite en El Generalife hay oportunidad de encontrar entradas pasando por el Corral del Carbón o en las taquillas, un rato antes del espectáculo.

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