Eva Yerbabuena regresa a Granada para ofrecer su último montaje, Lluvia, un espectáculo sobre el desamor, la incomunicación y la ceguera. Será esta noche, a las 21.30 horas, en el Palacio de Congresos. La bailaora y coreógrafa se siente feliz de volver a su ciudad natal para ofrecer la actuación delante de sus paisanos y, sobre todo, delante de sus padres. Después le aguardan países como Argentina, Gran Bretaña, Brasil o Chile.

"Lluvia es un montaje donde le rindo un homenaje a la melancolía, al desamor, a la incomunicación. Habla de esos días grises que a mí no me gustan nada", explica la bailaora granadina. "Intento comparar unos días con otros. También hablo de personas que carecen de uno de los sentidos", añade. "A raíz de Lluvia tuve la oportunidad de visitar a niños que no ven nada, también niños sordos. Puede hablar con ellos y de ahí el origen de una de las coreografías del montaje".

¿Cómo surgió la idea de este espectáculo? Eva Yerbabuena responde casi al instante. "No son ni siquiera ocurrencias. Son inquiertudes que tienes y que siempre están ahí", dice. "Si eres una persona observadora, te puedes dar cuenta de que lo que estamos viviendo en estos tiempos es la incomunicación y el desamor". "La lluvia fue lo que provocó esa inquietud. La lluvia es vida y también es muerte".

La bailaora se siente muy feliz de regresar a su ciudad natal. "Si hay algo por lo que quise presentar este montaje en el Palacio de Congresos de Granada es por mis padres. Por hacerlo delante de ellos. A mí me encanta que en Granada sigan mi trayectoria, pero me hace ilusión estar aquí sobre todo por mis padres. Siempre procuro hacerle caso a todo lo que me dice mi padre".

¿Cómo se puede coreografiar una ceguera? La bailaora se queda callada un instante. "Es es fácil de explicar", responde. "Es tratar de sentirlo todo, de suplir unos sentidos con otros, de olerlo todo, de olfatearlo. A veces miramos las cosas y de tanto querer ver, al final perdemos el sentido de esas cosas. Yo tengo un recuerdo precioso con los niños discapacitados que visité. Uno que veía me dijo que le gustaban mucho mis pendientes. Y un niño ciego que estaba con nosotros llevó su mano directamente a mi oreja para tocarla. Esa forma de hacerlo me impresionó. Era especial. Hay otras formas de percibir las cosas".

La experiencia con niños discapacitados la marcó profundamente. Eva Yerbabuena habla de los sueños de los ciegos. "Las personas que en algún momento de su vida pudieron ver y luego perdieron la vista, viven con ese recuerdo totalmente". "Yo me pregunté: '¿Qué puede imaginar una persona que nació ciega? ¿Cómo ubican las cosas dentro de un espacio?' Los niños me decían que sentían los objetos al tocarlos. A ellos se les ha desarrollado un sentido que a los demás no se nos ha desarrollado. Recuerdo que un niño tocó una botella y luego se tocó los ojos. Se preguntaba cómo una cosa tan pequeña como un ojo puede abarcar una cosa que es muchísimo más grande que él".

Eva Yerbabuena ha extraído sus propias experiencias y su propio aprendizaje de las personas que ha conocido a raíz de Lluvia. "Una cosa que me gustó mucho es que las personas que nacen ciegas jamás sonríen, sino que ríen. La sonrisa es un gestos que aprendemos a imitar viendo a otros. Los ciegos no pueden imitarlo porque jamás lo han visto", comenta. "Por eso, cuando se ríen, es una risa sincera. Se ríen cuando tienen ganas".

Luego sentencia: "Lo que sí que tenemos todos es el llanto, ciegos, sordos o gente normal. Elllanto es común a todos". Y precisamente del llanto, de la tristeza, de la soledad y la incomunicación es sobre lo que versa el nuevo espectáculo, la sensación de que el ser humano atraviesa unos tiempos en los que siente que sus experiencias no son comprendidas por otro, y que sus sensaciones no tienen eco en otros corazones. Con su montaje, Eva Yerbabuena vuelve a mostrar que se encuentra entre las mejores bailaoras del país y entre las mejores creadoras de danza.