Hubo un tiempo en que Evan Dando miraba al resto del olimpo del pop desde arriba. Sus canciones eran brillantes, adhesivas, redondas y nadie le discutía un talento especial para escribir, uno tras otro, himnos que eran éxitos que eran hermosas canciones llenas de sensibilidad. Se vendían como rosquillas y a pesar de ello la crítica le respetaba. Por algo venía precedido, antes de triunfar con sus canciones pop de aire country, por al menos tres álbumes de puro art-punk tan buenos y tan crudos como los de sus ídolos, Hüsker Dü. 

Era guapo y tenía sex appeal, tanto como lo pudiera ser un Kurt Cobain que mientras The Lemonheads disfrutaban las más dulces mieles del éxito, dejaba huérfana a su generación. Eran los tiempos de It's a Shame About Ray y de Confetti, o de Mrs. Robinson disputándole el trono al acid house en las pistas de baile alternativas; de Come on, Feel The Lemonheads y de Into Your Arms. Pero Dando, antes de que pudiera pararse a pensar si aceptaba o no el cetro que dejaba Cobain y que muchos le querían conceder, decidió inmolarse a su modo, dejándose caer por una espiral de drogas y excesos que acabó por consumir en pocos años lo que quedaba de su grupo en 1997. Los noventa fueron suyos, cuando convertía en estrellas a las chicas que, con buen ojo, escogía como compañeras musicales. Así sucedió con Juliana Hatfield. Con el fin de siglo ya nada volvió a ser igual. 

Ayer Evan Dando cumplió 48 años mientras actuaba en la sala Clamores de Madrid. Con ellos cumplidos hará lo propio esta noche en BoogaClub. Será la segunda vez que el bostoniano pise una sala granadina -la primera fue Planta Baja-. Como entonces ofrecerá en acústico una selección de sus más recientes creaciones pero todos estarán esperando ver cuales son los éxitos que rescata de su etapa gloriosa. En tiempos la furia que desataba sobre el escenario competía con la de sus paisanos Dinosaur Jr. Tal vez incluso haga un guiño a los más fans sacándose de la chistera alguna de las canciones de entonces, aún en los ochenta. 

Algo sí será igual que en el 92. Como teloneros actuarán antes que él, primero el sevillano Juano Azagra, un todoterreno del pop miembros de Bombones y de All La Glory, y más tarde la canadiense Sara Johnston. Esta última formó parte del combo Bran Van 3000, unos llenapistas de los primeros 2000 antes de iniciar una prometedora carrera en solitario. Si Dando conserva algo de su olfato, nadie debería perdérsela.