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Fernández y Fibonacci

  • El fotógrafo muestra en la Facultad de Ciencias una curiosa muestra en la que emplea la técnica de la platinotipia

Leonardo de Pisa, conocido como Fibonacci, un matemático del siglo XII que se explicó muchas formas de la naturaleza a partir de la secuencia numérica 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55 (cada número es el resultado de la suma de los dos precedentes), es el punto de referencia del fotógrafo almeriense Francisco Fernández para montar la exposición La espiral de Fibonacci, una de las pocas que ahora mismo pueden contamplarse en el mundo en las que se utiliza la platinotipia. La muestra, inaugurada ayer en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada, es un paseo por una de las técnicas fotográficas más antiguas y más complejas que existen. La exposición estará abierta todo el mes de octubre.

Para aprender la platinotipia, técnica que consiste en mezclar sales de hierro con platino para lograr monocromas (imágenes de un solo color) que pueden durar hasta 500 o 700 años, Francisco Fernández acudió a Isabel Muñoz, una de las mayores expertas en este procedimiento fotográfico del mundo. El resultado de aquel aprendizaje es La espiral de Fibonacci, exposición en la que Fernández ha retratado casi un centenar de caracolas para crear imágenes de sus espirales.

"El título de la exposición es un poco trampa", explicaba ayer el fotógrafo, que tiene su residencia actualmente en las Islas Canarias. "La gente siempre ha asociado falsamente la secuencia de Fibonacci con las esperiales de las caracolas, cuando estas espirales son, en realidad, logarítmicas, las mismas espirales que se pueden encontrar en las imágenes de un huracán o de una constelación". "Fibonacci, al contrario de lo que se cree, no estudió las caracolas, sino la evolución, por ejemplo, de los bailes de los derviches girávolos turcos, que van creando una espiral conforme van danzando".

La sucesión numérica de Fibonacci inspiró en su momento tremendas ideas a personajes como Leonardo da Vinci, que vio en ella el número aúreo, el número de la proporción perfecta, o Johann Sebastian Bach, que la llevó a sus partituras. También ha servido para que Fernández haya montado una muestra sorprendente y muy atractiva.

"La de la platinotipia es una técnica bastante compleja que requiere por lo menos 15 horas de trabajo para cada obra", señalaba el fotógrafo. "Hay que tener en cuenta que se trabaja sobre arte final y que el negativo debe tener el mismo tamaño que el positivo. A Granada sólo he podido traer una veintena de obras, aunque en futuras muestras llevaré los ochenta platinotipos que he realizado".

Francisco Fernández, un fotógrafo también especializado en la biología que durante mucho tiempo estuvo trabajando en el Museo Nacional de Arte Hispano Musulmán y la Alhambra, ofrece unas imágenes de un tremendo impacto visual y que son, en el fondo, también un reto científico. El creador hace reflexionar tanto sobre la espiral logarítmica de las caracolas como sobre la secuencia de Fibonacci, aunque en Granada sólo se podrán contemplar las fotografías relacionadas con las espirales.

"Hay que tener en cuenta", comentaba, "que la secuencia de Fibonacci está en los árboles, en las plantas". Está incluso en la forma de las hojas de las alcachofas o en la reproducción de los conejos. De ahí la gran curiosidad que despuertan las formas captadas por el fotógrafo, formas, además, para las que ha utilizado un método de captarlas que tuvo su origen en 1830, cuando diferentes artistas vieron que el platino era sensible a los rayos ultravioleta. Había nacido la fotografía.

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