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Fernando Pardo: "Si son tiempos de reggaetón es porque es música vacía, perfecta para tiempos confusos que juegan al despiste"

Fernando Pardo: "Si son tiempos de reggaetón es porque es música vacía, perfecta para tiempos confusos que juegan al despiste"

Fernando Pardo: "Si son tiempos de reggaetón es porque es música vacía, perfecta para tiempos confusos que juegan al despiste"

Los Pardo ya tienen un lugar en el mundo: el 'Festival Sierra Nevada por Todo lo Alto', ¿no?

Sí, eso parece y ¡qué mejor lugar!

Hablando en serio, ¿esta nueva propuesta en formato eléctrico no deja ser una gran dosis de rocknroll del bueno con mucha chispa y doble de tequila?

Si, básicamente, es lo que nos gusta hacer y nos sale con naturalidad, y también lo que nos gustaría ir a ver a cualquier sala de conciertos; a un par de curtidos artesanos de la música que llevan toda la vida en la carretera y están dispuestos a compartir sus vivencias con toda la alegría del mundo y sin ningún pudor. Sin dramas, entre una “Road Movie” de Tarantino y una tragicomedia de Berlanga.

Esto se les ha ido de las manos. Comenzaron tocando en salas de barrio para pasarlo bien un rato y ahora van de escenario en escenario recorriendo España, ¿Cuál es la fórmula?

Pues no sé muy bien, imagino que el darle un enfoque diferente a lo habitual tiene mucho que ver. También el desparpajo con el que nos lo tomamos, con la misma cercanía de una charla de bar con los colegas, fluyendo suavemente de un tema a otro, sin límites ni un guion marcado que debamos seguir. Los dos hemos trabajado décadas en bares nocturnos y sabemos que muchas veces el mejor momento de la noche llega cuando cierra el garito y nos quedamos los trabajadores con algunos habituales charlando junto a la barra, con la música bajita, de fondo para no molestar y que nadie interrumpa ese momento mágico que te gustaría que durara siempre. Hemos tratado de llevar ese espíritu a un escenario y por momentos creo que lo conseguimos.

Mucho rock’n’roll y humor, ¿es la mejor terapia para no hacerse mayores?

Total, o más bien para no tener miedo de hacerse mayor y seguir disfrutando del camino. El problema no es hacerse mayor, es dejar de molar. Llevar este tipo de vida y tomártela con humor te obliga a mantenerte despierto y en movimiento, con esa dosis de incertidumbre que ayuda a no perder la chispa. Mi hermano y yo somos bien humorados por naturaleza, quizá sea simplemente por una cuestión astrológica; yo soy sagitario y él tiene el ascendente en sagitario, así que a los dos nos va la marcha, creemos que lo mejor está por llegar y nos auto-engañamos con facilidad, lo que viene muy bien cuando la realidad aprieta.

Elvis, Roy Orbison Eddie Cochran. quién no ha escuchado esos clásicos. ¿Caerán también Who o Dictators?

¡Claro! Haremos un repaso de algunas de nuestras canciones favoritas, desde las que oíamos en el casete del coche de nuestros padres a las que hemos oído en la furgoneta del grupo durante décadas de viajes.

 Entre trago y trago, ¿alguna de Sex Museum?, digo yo

También, por supuesto, si no nos acercaríamos peligrosamente a una banda tributo o un grupo de versiones.

Miguel y Fernando, Fernando y Miguel. Malditos Bastardos! Sudor, cerveza y barras de bar. ¿El rock ha muerto en tiempos de reggaetón?

Qué va, el rock ha dejado de ser culturalmente significativo, que no es lo mismo. Estoy seguro que en España a lo largo de un año va más del triple de gente a conciertos de rock que de reggaetón, otra cosa es la sensación que los medios tratan de trasmitir.

El rock ha sido una herramienta de cambios sociales enorme, ningún estilo musical – podría decir que artístico - ha conseguido lo mismo en la historia en tan poco tiempo. Los músicos de rock a partir de mediados de los 60, se acercaron a los intelectuales, mamaron de sus ideas y sus actitudes ante la vida, las asimilaron e hicieron suyas y se dedicaron a esparcir la semilla del cambio por el mundo, sin violencia.

Por medio de los músicos, la contracultura más radical se sentó de pronto a discutir sobre el futuro de la humanidad en la misma mesa que políticos, la iglesia o los líderes de opinión del viejo mundo. Para ellos debió ser como dejar pasar a un grupo de piojosos a una fiesta exclusiva de la realeza europea, y eso no les gustó una mierda. En un par de décadas se quitaron de en medio a los intelectuales y se trató de extirpar de la música cualquier contenido o mensaje de cambio o de queja social.

Se demonizó a los hippies y su mensaje de paz y amor. La música debía volver a ser lo que había sido siempre, un entretenimiento sin demasiado contenido. En los debates los intelectuales o los expertos fueron sustituidos por tertulianos o celebrities; cualquiera podía hablar de lo que fuera, aunque no tuviera ni idea del tema, lo importante era tener una opinión y defenderla a muerte.

La idea general es que el público no quiere saber, solo quiere entretenerse y si a eso le sumas que es más fácil engañar a la gente que convencerlos de que han sido engañados, nos encontramos con una de las jugadas más perversas de la historia reciente. Orwell, Huxley o Nabokov deben estar partiéndose el culo en sus tumbas.

Y si son tiempos de reggaetón es porque es música vacía, perfecta para tiempos confusos que juegan al despiste, igual de vacía que el espíritu de la celebrity que trata de convencerte de que todo va bien y que te quedes en tu casa, cómodamente sentada en el sofá, tomando un vaso de vino con un orfidal, sin apartar la vista de la “realidad” que te trae el plasma gigante que tienes frente a ti, en la pared de tu comedor.

Pero creo que el rock no ha muerto, es el viejo intelectual que aún quiere cambiar las cosas, rebelde inconformista y toca huevos, en el fondo incontrolable y en algunos casos insobornable, la voz diferente y autentica que, como Rutger Hauer en Blade Runner, ha visto cosas que vosotros no creeríais, pero que ahora se niega a que todos esos momentos se pierdan en el tiempo, como lágrimas en la lluvia.

No es hora de morir, es hora de pasar la antorcha a otra generación que no tenga miedo a pasar una vida nadando a contracorriente y que sean capaces de organizarse en pequeños grupos que les den seguridad y sientan como familia. Y mientras nosotros seguiremos disfrutando y llevando el mensaje de pueblo en pueblo, totalmente ajenos a la otra realidad a la que te lleva la corriente, esa en la que las celebrities reinan, la banda sonora son el reggaetón o Rosalía y acabas medicado con ansiolíticos. ¡Para nosotros siempre serán tiempos de Rock’N’Roll y de paz y de amor!

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