Fernando Valverde: poetas por el mundo

El poeta Ángel González, el gran ejemplo de lo que se llamó el 'exilio interior', se jubiló como profesor de Literatura Española Contemporánea en la Universidad de Nuevo México, donde sentó cátedra en las aulas y en los bares cercanos. En la gran pantalla, José Luis Garci se inventó la figura de Antonio Miguel Albajara, profesor de literatura en la Universidad de Berkeley que tuvo que dejar el país y su amor de juventud tras la Guerra Civil. Ahora, el poeta granadino Fernando Valverde lleva ya un mes impartiendo clases en la University of North Georgia.

Valverde es casi un exiliado, aunque en la modalidad de exiliado económico. "Sin duda formo parte de una generación de españoles sumida en una permanente frustración. El hecho de haber tenido una formación especializada y no poder desempeñar ahora nuestro trabajo deja una sensación de engaño. Hemos hecho todo lo que la sociedad pedía de nosotros, y sin embargo aquí estamos, teniendo en muchos casos que salir del país para encontrar un trabajo digno", asegura el autor de Los ojos del pelícano y autor de una tesis doctoral sobre Ángel González. "Pienso en sus años en Albuquerque y en unas semanas visitaré esa ciudad de Nuevo México sólo para saber dónde vivió. Es un referente en todos los sentidos para mí", continúa el profesor que ha aterrizado en EEUU con tres carreras universitarias en la maleta, además de publicaciones en la editorial Visor, artículos en revistas internacionales y diez años en El País.

Además, hace aproximadamente un año se publicó en Estados Unidos Los ojos del pelícano, junto a Cobijo contra la tormenta, de Benjamín Prado. "Los dos vinimos a Georgia y tuvimos la oportunidad de que conocieran nuestro trabajo. En aquel viaje inolvidable se fraguó la oportunidad de estar ahora aquí", recuerda el autor que vive instalado en una de esas grandes casas americanas rodeadas de césped que ya resultan familiares a fuerza de verlas en las películas.

En su día a día como profesor universitario, Valverde acude al campus por la mañana a perfeccionar su inglés y por la tarde imparte sus clases. Come con sus compañeros de departamento y, los fines de semana, viaja a otras universidades para dar alguna conferencia.

Con este bagaje, ¿tiene algo que copiar la UGR de instituciones como la University of North Georgia? "El sistema educativo español tiene cosas que mejorar", responde. "Parece mentira que las carreras se hayan devaluado hasta el punto de no valer nada, generando un desánimo tanto en el profesorado como en los estudiantes. Luego está el método de selección del profesorado, todavía anclado en las sagas familiares y en el vasallaje. En esos dos aspectos, las universidades americanas son un buen ejemplo, aunque no hay que ser fatalistas porque en otros aspectos la Universidad de Granada tiene ventaja".

En cuanto al nivel de conocimiento que sus alumnos tienen de la literatura española, el autor granadino es taxativo y asegura que son "excelentes". "Muestran un gran interés por la literatura y conocen a García Lorca, a Bécquer, a Jorge Manrique… Son jóvenes con mucha sensibilidad que conforme mejoren su conocimiento del español van a ampliar mucho sus lecturas", continúa Valverde aunque la gran sorpresa ha sido comprobar que el poeta español más conocido en Estados Unidos es Luis García Montero.

Y como granadino, fue inevitable que en sus primeros días de clase apareciera la figura de Federico García Lorca con la lectura de Llanto por Ignacio Sánchez Mejías. "Me sentí especialmente cómodo hablando sobre él y a los alumnos les gustó. Es inevitable sentirlo un poeta cercano y como algo propio", confiesa un escritor que, los últimos meses, visita las webs con las listas de los libros más vendidos en España con una sonrisa de oreja a oreja. Su última publicación, La insistencia del daño, se mantiene como número uno en el apartado de poesía. ¿Ha tenido que pedir disculpas por escribir versos y, además, ser leído? "No he tenido que pedir disculpas aunque imagino que muchas personas estarán molestas", afirma. "Yo me dedico a hacer mi trabajo mientras otros conspiran y pasan la vida amargados tratando de perjudicar a los demás. Debe ser muy triste tener sesenta años y estar publicando libros de poemas que nadie lee, o en el mejor de los casos que sólo leen tus amigos. Cuando lo que escribo deje de interesar a los lectores no creo que siga teniendo la necesidad de publicar. De lo contrario, sí que tendría razones para pedir disculpas".

En este sentido, muchos escritores, al igual que algunos músicos, se escudan en un áurea de malditismo, como si ellos fueran unos genios pero los lectores unos incultos que no están preparados para entenderlos. Fernando Valverde suscribe esta frase porque entiende que "hay mucho intelectual que necesita remover las aguas para parecer profundo". Pero a él no le interesa esa literatura hecha para parecer inteligente, con una evidente necesidad de aparentar. "Para mí es una de las primeras señales que advierten de un mal escritor. Los lectores saben perfectamente lo que hacen, y mucho más los de poesía".

Por último, en cuanto a si va a seguir dirigiendo el Festival Internacional de Poesía de Granada en la distancia, el profesor concluirá su semestre lectivo. Además de sus clases en la Universidad de North Georgia, tiene compromisos en diferentes universidades en Nueva York, Seattle, Washington o Atlanta. En el mes de enero, ya en Granada, comenzará a organizar el festival con Daniel Rodríguez Moya, con quien ya tiene diseñado un programa sobre el que trabajar. "En octubre viajaré a Santa Lucía a visitar a Derek Walcott y a New Hampshire a ver a Donall Hall y a Charles Simic. Sin duda va a ser un buen momento para tratar de convencerlos para que puedan estar en Granada el próximo mes de mayo", concluye el autor granadino que acaba de empezar su capítulo personal de la serie 'poetas por el mundo'.