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Fortes contra 'el imperio del mal'

  • El profesor de Literatura Española de la UGR publica 'Intelectuales de consumo', donde erige como protagonista a Luis García Montero y le acusa de "ignorancia olímpica" y "mediocridad intelectual"

"Por eso escribo, para romper la ley del silencio". Con estas palabras resume José Antonio Fortes, profesor en el departamento de Literatura Española de la Universidad de Granada, el espíritu de Intelectuales de consumo. Literatura y cultura de Estado en España (1982-2009) (Almuzara). En las páginas del libro aparecen multitud de nombres como "personificaciones de unas categorías de pensamiento". Con esta aclaración previa, Fortes escribe en la página 98 del ensayo: "Antonio Muñoz Molina, Javier Cercas, Manuel Rivas, Almudena Grandes, Luis García Montero, Vicente Molina Foix, etc. (…) indefectiblemente consiguen cotas de un ridículo intelectual o una simpleza brutal -su ciego, su obcecado, su obsesivo anticomunismo y antimarxismo- (…) con un pensamiento mediocre y servil que les exigiría repetir el parvulario".

Aquí ya aparecen los dos nombres propios sobre los que gira el libro de Fortes: Luis García Montero y Antonio Muñoz Molina. Los engloba bajo el término FICs y en la página 17 afirma que "se organizan internamente en jerarquías, en una red de intereses y vasallajes que remiten a modelos feudales (…) la ideología del servicio, del entreguismo y la obediencia, la sumisión y el consentimiento a los principios fundamentales de una democracia que legalizan y aun legitiman la explotación de clase, la violencia y delincuencia estructurales de este capitalismo real de todos los días bajo el que vivimos". Más aún: "Sus 'palabras como balas' se bifurcan (…) irán hacia los objetivos prioritarios del 'sindicato del crimen'".

Después se centra en la obra literaria de Luis García Montero y en particular en Casi cien poemas (1980-1995) "un ejercicio supino de mediocridad intelectual e ignorancia 'olímpica'. Engaña a las masas, las aliena, que le vende basura ideológica", concluye en la página 196. Y para definir el pensamiento literario de García Montero habla de un "enorme vacío en la oquedad de su cabeza". "¡Es un término técnico! con la palabra precisa y en el tiempo concreto de los versos de Antonio Machado", se defiende Fortes.

Otro de los autores protagonistas del libro de Fortes es Federico García Lorca, a quien el profesor de la UGR ya dedicó una conferencia dentro de la Cátedra García Lorca que dirige Antonio Carvajal que levantó ampollas en la ciudad. Del poeta de Fuente Vaqueros dice que "todo es un montaje". "Que Lorca no cuenta para nada, ni como piedra angular ni clave de bóveda, ni cosa parecida. Que Lorca no es nada, fuera del círculo de amigos, fuera de los clubes de las élites y las clases dirigentes. Que Lorca no es nada, socialmente hablando, en términos y lugares de socialización ideológica. Que Lorca no es nada, hasta la era o el régimen del imperio socialdemócrata". Después se centra en sus obras más emblemáticas como Yerma: "¿Alguien entiende el diálogo de besugos con que se abre el supuesto drama?", escribe Fortes para continuar con La casa de Bernarda Alba. "La irrealidad histórica social que escribe Lorca es absoluta -si se me permite expresarlo con un término del esencialismo posmoderno. Su pensamiento literario es inmovilista, es involucionista y caduco", escribe en la página 136. De ahí al futuro Centro Lorca de la Plaza de la Romanilla, "un negocio familiar".

Intelectuales de consumo comienza hablando de Ángel González, de quien destaca "su mediocridad poética última". "Personifica el caso de un intelectual tradicional actual, todavía vivo antes de ayer y cuya muerte permite rentabilizarlo al máximo, erigirlo en culto, sacar provecho -en dinero y en capital ideológico- de su entreguismo", cuenta Fortes, quien también 'describe' la obra literaria de Rafael Alberti: "Histrionismo y vacío, hueco, ausencia de marxismo en la literatura (...)Miseria y basura intelectuales que circulan y consumimos".

A continuación entra en la Generación del 50 para afirmar que "el supuesto exilio interior lo componen altos intelectuales orgánicos muy cómodamente instalados en aparatos oficiales o paraoficiales del régimen, sujetos a la doctrina, consignas y normas de la nueva situación o el nuevo Estado, pero interviniendo en los asuntos 'directamente políticos'".

De aquí pasa a José Manuel Caballero Bonald, "tan amable, irónico, un punto desdeñoso incluso consigo mismo", que "aún tiene la desfachatez de sostener que: 'Mi personal y libertaria (sic) actitud de escritor frente a unos determinados hechos históricos, es ahora la misma que antes'. ¿Qué les parece? ¡Genial, eh!".

La Poesía de la Experiencia ocupa el núcleo duro del ensayo. "Ellos son los amos, los dueños y señores de armas nada simbólicas sino de control material y destrucción ideológica masiva de cuantos se atrevan a pensar y hablar radical, distinto, contrario, blasfemo", denuncia.

De Muñoz Molina repasa sus años en el periódico ABC, "donde aprende a revestir su reaccionarismo con frases huecas y rocambolescas, alargadas hasta el infinito, con lo que asciende en el peritaje del disfraz -disfrazar la ideología 'de derechas' bajo la 'fermosa cobertura' de la 'prosa (o broza)' de la progresía 'de izquierdas".

En cambio, sobre los artículos de Muñoz Molina en El País critica la "ignorancia supina" del escritor de Jaén al hablar de Brecht. "Un servilismo que se encadena al maestrazgo de Aranguren", continúa.

Otro protagonista aledaño es Andrés Neuman, ganador del Premio Alfaguara 2009 por El viajero del siglo. Del escritor argentino formado en Granada sentencia: "Raquitismo poético, meritoria de agencias y gestorías culturales, mil veces finalista de premios mediáticos y mercantiles de 'prosa (o broza)', una más del montón y por lo tanto normalizada para el mercadeo posmoderno, de pensamiento regresivo y mediocre".

Palabras parecidas tiene para Raúl Rivero, "poeta ('gusano' cubano) disidente por un puñado de dólares" que inauguró el II Festival Internacional de Poesía de Granada.

No se libra ni el cantautor Joaquín Sabina, "la más rentable mercachiflería del mercado de la posmodernidad". ¿Queda algún intelectual con cabeza?

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