Guillermo de Osma. Escritor y galerista

"Fortuny nos diría que no tuviéramos miedo a nada"

  • Un libro sobre el granadino Mariano Fortuny recoge aspectos desconocidos de su figura y obra destacando sus múltiples facetas.

Mariano Fortuny y Madrazo (Granada, 1871 - Venezia, 1949) fue un artista inclasificable. Diseñó muebles, lámparas, tejidos. Tocó la escenografía, la pintura, la escultura, incluso dejó registrados más de 20 inventos en la oficina de patentes de París. También creó el mítico vestido Delphos que llevaron Isadora Duncan y Ana Pavlova, entre otras celebridades de la época. El libro Fortuny de Guillermo de Osma, que se presenta mañana en el Museo Thyssen de Madrid rescata una vida fascinante y una creatividad sin límites. Proust y Gabriele D'Annunzio, mencionan en su obra al artista nacido en Granada, lamentablemente olvidado, a quien se le llegó a llamar mago y alquimista.

-¿Cuál fue la influencia de Granada en Mariano Fortuny Madrazo?

-Enorme, aunque se marcha de la ciudad cuando tiene año y medio. Granada es la puerta al mundo orientalista. Fortuny padre viajó desde Granada a Marruecos. A Fortuny hijo le queda para siempre la nostalgia propia del lugar donde se ha nacido.

-Mariano Fortuny padre muere cuando su hijo sólo tiene 3 años.

-Realmente no lo conoce pero el recuerdo de su padre, un gran pintor, es imprescindible. Hereda parte de su legado de tapices, cuadros, objetos exóticos, piezas que lo marcan y lo inspiran.

-El vestido Delphos fue una revolución. Hoy día sigue siendo moderno.

-De hecho, hace relativamente poco se lo ha puesto la top model Natalia Vodianova. Es un vestido que se ha utilizado en ocasiones muy especiales por mujeres iconos de la moda como la gran Tina Chow. Es contemporáneo, muy sencillo y minimalista. Te pones un traje de alguno de los grandes modistas de la época como Paul Poiret y parecería que vas disfrazada, en el sentido de no corresponder con el tiempo actual. Miyake hace una especie de versión del Delphos.

-Isadora Duncan solía vestirlo, ¿qué características tenía la mujer que elegía un traje de Fortuny?

-Los primeros Delphos datan de 1907, una época donde las mujeres aún usaban el corsé, el polisón, pequeñas crinolinas y otros artificios que esconden la forma natural del cuerpo. Llega entonces el Delphos, tan sencillo y con una alta carga erótica porque se lleva directamente. Un vestido que respeta el cuerpo natural y revela sus formas cayendo libremente sobre los hombros. En 1907 eso es una revolución, por eso las mujeres que lo llevan tienen una gran personalidad y normalmente están ligadas al mundo artístico como Isadora Duncan, la Pavlova o la actriz Eleonora Dusse. En España tenemos un maravilloso retrato de Sorolla donde aparece su hija Elena vistiendo un Fortuny en 1909. Hasta los años 20, los trajes de Fortuny se utilizan para estar en casa porque salir a la calle con un Delphos era chocante.

-Mariano Fortuny Madrazo está siendo conocido gracias a trabajos como el suyo. ¿Qué tiene Guillermo de Osma en común con él?

-La curiosidad. Es un hombre muy valiente, se lanza a campos que no necesariamente domina, por ejemplo todo el tema de ingeniería que aborda en sus investigaciones sobre la iluminación eléctrica, que era una energía muy novedosa. Fortuny, que no es ingeniero sino artista estudia, se mete de lleno en este tema.

-¿Cómo descubre a Fortuny?

-Vi unos grabados suyos de tema wagneriano en la Calcografía Nacional que me sorprendieron muchísimo. Fui a la Biblioteca Nacional y nadie sabía nada de él, salvo que era el hijo del pintor Fortuny. Lo único que encontré fue un obituario, creo recordar de María Cardona donde se decía que había muerto en Venezia. La curiosidad es un gran motor. Me intrigó tanto este total desconocimiento de alguien con ese nombre, Fortuny Madrazo que me animé a iniciar una labor detectivesca. Viajé, estudié, conocí a personas y así fui componiendo el complejo, polifacético y variopinto puzle que resulta la vida de Fortuny.

-Más de 300 páginas con fabulosas ilustraciones sobre la vida y obra de Fortuny. ¿Cuánto tiempo ha invertido en este trabajo?

-La base de este libro es otro que escribí hace 30 años, y que me publicaron en Inglaterra y Estados Unidos en 1980. Empecé muy jovencito persiguiendo a este personaje, en los años 70. Busqué, pregunté, investigué hasta conseguir hacer la primera biografía que se edita en lo años 80, Mariano Fortuny. His life and work. El libro que presentamos mañana está muy ampliado y contiene novedades. Desde entonces se ha publicado mucho sobre el maestro en Italia, Francia, Inglaterra y también España.

-El teatro también fue una de las facetas que dominó.

-En el teatro empieza con sus investigaciones sobre iluminación y además haciendo decorados, escenografías, figurines.

-¿Hasta qué punto influyó en él su mujer, Henriette?

-Ella está un poco en la sombra pero es una colaboradora fundamental, sobre todo en el mundo textil y en los trajes.

-¿Qué vestigios quedan en Granada del paso de Fortuny?

-Cuando Mariano Fortuny padre llega a la ciudad se instala en la llamada Fonda de los Siete Suelos, que luego sería el hotel Washington Irving. Más tarde alquilan una casa.

-Realmente, la ciudad más ligada a Fortuny fue Venezia.

-Sí, y dentro de Venezia su palacio Orfei, donde creó su verdadero mundo, hoy Museo Fortuny. En ese palacio desarrolló su singular obra.

-Proust es uno de los escritores que mencionan a Fortuny en su obra.

-A Proust le impresionó el lado atemporal de los trajes de Fortuny. También lo menciona D'Annunzio en su novela Force que si, Force que no. Fortuny fue muy admirado por sus contemporáneos, que lo llamaban mago y alquimista. Incluso en vida fue considerado una especie de enigma, y muchos de sus secretos murieron con él. Lo rodeó un aura de poesía y misterio por sus peculiares antecedentes familiares, la manera de desarrollar su trabajo al margen de modas y de los movimientos artísticos de su tiempo, su increíble palacio...

-El Museo del Traje de Madrid tiene una espléndida colección de Fortuny. ¿En qué otros lugares podemos conocer su legado?

-En el Victoria and Albert de Londres, el Museo de Artes Decorativas de París o el Metropolitan de Nueva York, entre otros.

-¿Cuál fue el mayor logro de una persona tan polifacética?

-Fue capaz de crear un universo original, complejo y y paradójico, pero completamente suyo. Un mundo construido de fantasía y realidad, de ciencia y magia, de arte y de vida. Para él sólo había un principio y una regla, él mismo. Fue un trabajador incansable. En este libro he tratado de lidiar con su vida y su obra de la manera más justa y objetiva posible, si es que cabe tratar críticamente a una personalidad que constantemente elude las clasificaciones y definiciones.

-Sin duda este libro contribuye, precisamente, a rendirle homenaje.

-Fue un caso excepcional en la historia del arte, del diseño y de la tecnología. Su capacidad de crear y de dejar su impronta en campos tan diferentes como la pintura, la moda o la tecnología nos invita a buscar un antecedente, no en sus contemporáneos sino en el pasado. Conecta con los artistas del Renacimiento instruidos y experimentados en las diversas artes. Tenía un arraigado sentido de la tradición y un profundo conocimiento del pasado. Muchas de sus ideas y motivos tenían en el pasado su germen, pero él era capaz de combinarlos con las tecnologías más modernas, a menudo de su propia invención.

-La influencia de su familia lo marcó.

-Tanto por el lado materno como por el paterno su familia era pródiga en influyentes artistas. Su padre, Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874) a los 33 años tenía reputación internacional. Se pagaban precios astronómicos por sus pinturas sobre temas árabes, sus recreaciones de la vida cortesana y sus paisajes. Teófilo Gautier escribió de él que "como grabador es equivalente a Goya y cercano a Rembrandt". Su madre, Cecilia Madrazo también pertenecía a una importante familia de artistas.

-¿Qué mensaje nos lanzaría Fortuny?

-Nos diría que no tuviéramos miedo a nada. Para mí, esa es una de las lecciones importantes que nos deja. Sobre todo, en un mundo tan especializado como el nuestro, donde solo se sabe de una cosa.

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