Francisco del Valle, escritor

Francisco del Valle: “El crimen de los Rufino tuvo una repercusión nacional e incluso internacional”

“El crimen de los Rufino tuvo una repercusión nacional e incluso internacional”

“El crimen de los Rufino tuvo una repercusión nacional e incluso internacional”

El novelista granadino Francisco del Valle ha buceado en la historia de su pueblo natal, Pedro Martínez, para rescatar de la memoria un horrendo crimen de una chica ocurrido a primeros del siglo pasado. El escritor se caracteriza por una obra ecléctica y una escritura llena de ritmo y personalidad. Toda su vida ha estado ligado al mundo de las letras, desde sus estudios de Filosofía y Letras en París, a su trabajo como bibliotecario o docente de la enseñanza. 

-Su última novela, ‘La trama del Mencal’, está basado en una violación y el asesinato de una joven en Pedro Martínez. ¿Fue un suceso real?

-El libro narra un suceso terrorífico conocido como el crimen de los Rufino que ocurrió en Pedro Martínez, en las fiestas de San Isidro en 1904. El espeluznante crimen conmocionó durante mucho tiempo a Pedro Martínez, a los Montes Orientales, a Granada… y tuvo gran repercusión en España e incluso en Estados Unidos. Pero, las consecuencias fueron más terribles aún porque la familia decidió confinarse de por vida en su casa de la calle Cuna. No tengo conocimiento de que haya ocurrido algo semejante en otros sitios. De ahí que fuera objeto de una tesis doctoral en la Universidad de Harvard.

-¿Ha pretendido rescatar del olvido este suceso sucedido en 1904?

-Esa ha sido precisamente mi intención recatar del olvido algo que siempre escuché de pequeño y de lo que se habló siempre con sigilo, con estupor. Quería informarme a fondo de todo y reflejarlo en una novela histórica. Y cuando me he acercado a los personajes me he sorprendido más aún. He pretendido en todo momento dar vida literaria a estos personajes, a una situación tan inverosímil, vivir toda la vida confinados, e indagar en cómo y por qué tuvo lugar esa aberración, desde la violación hasta el enclaustramiento. Es mi pretensión y espero haberla logrado.

-¿Cómo le ha llegado a usted esta historia?

-Siempre escuché desde pequeño el crimen de los Rufino, la violación. Sin embargo, un amigo que vive actualmente en Pedro Martínez, José Antonio López Mesa, quien cuidó a los Rufino en su última etapa, fue quien me animó a llevar a cabo esta ardua tarea, proporcionándome anécdotas, cosas, amén de los muchos documentos que hube de mirar en los archivos de ayuntamientos, Diputación…

-¿Cómo era la sociedad en ese pueblo a principios del siglo XX?

-Era una sociedad clasista e injusta. La situación de los más desfavorecidos, de los pobres hablando en plata, era angustiosa, carentes de comida, sin leña para calentarse. Con casas cubiertas de retama, sin ayudadas estatales, lo cual era un caldo de cultivo para las revueltas y la misma violencia que alentaron o provocaron los anarquistas. La enseñanza se restringía a los más pequeños hasta que pudieran ayudar a los padres en los trabajos del campo. Había maestros particulares pagados por la gente pudiente.

-La violencia de género siempre ha existido.

-La violencia siempre existió en Pedro Martínez, quizás con el paréntesis de la Guerra Civil, en la que hubo pocas muertes en comparación de los pueblos limítrofes, como Alamedilla. Pero, ya en ese tiempo las cosas se resolvían con el revólver en mano como recoge La trama del Mencal. A finales de los noventa hubo un caso de violencia y con un revólver de por medio.

-La familia de la joven asesinada se aisló totalmente después del crimen. ¿Por qué lo hizo?

-Tal vez esta pregunta o mejor dicha la respuesta fue lo que me indujo a escribir La trama del Mencal y la mejor respuesta es el propio relato de la novela. Desde el inicio de la misma aparece esta preocupación relacionada con la violación de María Francisca. Todos están recluidos y muchas veces no saben por qué, a excepción de la madre doña María Agustina que repite muchas que la razón es “expiar los pecados”. José, el más díscolo pregunta, que de qué pecados se trata, pero a la madre o le da un bitango, como se dice en Pedro Martínez, para asustar a los convivientes o monta en cólera. ¿Resultado? Que de eso no se puede hablar porque dañaría la vida de los confinados y sería peor el remedio que la enfermedad.

-Por lo visto hay muchas preguntas y muchas dudas sobre el asesino de la joven.

-Hay dudas sobe el asesino o violador, porque la chica muere desangrada tres días después. Y de eso sí que hay pruebas. Yo he construido la más verosímil basándome en la documentación consultada. Está comprobado que Antonio Fernández, el criminal no fue ahorcado en la Plaza de las Palomas de Guadix, como se espera y como ocurrió a los asesinos de Alamedilla. He descrito minuciosamente los aspectos jurídicos del caso, rompiéndome la cabeza con los documentos del Juzgado de Primera Instancia de Guadix para llegar a una explicación plausible de la aplicación de una cadena perpetua y no un ajusticiamiento inmediato, garrote vil o ahorcamiento, una decisión que fue meditada y justificada, a mi entender, si bien la sociedad estaba muy, muy dividida, entre los partidarios de una u otra opción. No puedo explicar más para no dañar la intriga de la novela.

-¿Todos los personajes existieron o les ha dejado usted alguno a la imaginación?

-En general, diría que todos los personajes existieron en la realidad, pero con una salvedad, muchos conservan el nombre y su forma de vida, pero otros están a medio camino, conservan el nombre, pero no su forma de actuar. Al leer la novela, muchos paisanos me preguntaron que los conocía o que eran incluso familia, pero que no respondían en todo a lo que ellos conocían…La mayoría conservan el nombre, su situación. En resumen, cuando un personaje aparece en la novela ya pertenece a la ficción, que en cierto sentido tiene más vida y más dimensión que en la vida real. Antonio López Mesa es un personaje de la ficción y de la realidad.

-¿Cómo ha construido su novela?

No es una novela lineal o cronológica. El padre empieza recordando durante un par de días, perdido en unas tinadas del ganado de una finca La Caldera de Pedro Martínez y embebido en sus recuerdos cree que pueden dar sentido a su vida y a su absurdo enclaustramiento y sobre todo a su tibio comportamiento durante la violación de su hija que acabó desangrada. Por ello, pidió a su esposa que redactara como él los recuerdos para entregárselos al preceptor cal objeto de que le diera forma literaria. La esposa aceptó y también se sumaron los hijos. De esta manera la narración refleja el punto de vista de todos los intervinientes, no siempre coincidentes.

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