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La Fundación Rodríguez-Acosta premia a Marina Heredia: "Es la voz de Granada"

  • La cantaora del Albaicín recibe la Medalla de Honor por su destacada carrera y su repercusión a nivel nacional

  • "Me vale más el olé de mi gente que vender un millón de copias", dice orgullosa

Marina Heredia posa junto a sus familiares y al presidente del Patronato, Miguel Rodríguez-Acosta Carlström.

Marina Heredia posa junto a sus familiares y al presidente del Patronato, Miguel Rodríguez-Acosta Carlström. / luis morales

Marina Heredia (Granada, 1980) se crió en el Albaicín jugando a ser flamenca. A edad muy temprana probó con el baile, pero su vida cambió el día que su padre, el cantaor Jaime Heredia El Parrón, la metió "en un canasto para que no bailara", contó ayer la artista después de recibir la Medalla de Honor de la Fundación Rodríguez-Acosta -correspondiente al año 2017-. La institución premió a Heredia por su "destacada y valiosa carrera artística" y su "repercusión a nivel nacional" en un acto donde estuvo arropada por familiares, compañeros del mundo del flamenco y representantes políticos en el museo de la institución cultural granadina.

"Estoy muy emocionada. Sobre todo porque es un reconocimiento que te da tu tierra", admitió la cantaora del Albaicín antes de recoger entre los vítores del público la Medalla de Honor de la Fundación Rodríguez-Acosta, cuyo galardón también lo ostentan artistas de la talla de Andrés Segovia, Juan Carmona El Habichuela, Enrique Morente y Blanca Li. Para Heredia, "el mayor regalo de esta profesión es poder vivir" de lo que le gusta y hacer lo que le apasiona.

Pasó de ser "una cantaora de fiestas a una flamenca por derecho" gracias a su tercer disco

El reconocimiento, en palabras de la granadina, tiene "mucha importancia". "Me vale más que mi gente me diga olé a que venda un millón de copias. Eso se lo queda la discográfica", aseguró antes de dar las gracias a sus padres -"sin ellos no estaría aquí", aseveró-, a sus hijos y a su marido, los que le dan "la estabilidad para ser libre" en su carrera. Aplausos, olés, lágrimas y un breve silencio sucedieron a las declaraciones de la artista, que se despidió animando a seguir escuchando su cante.

Encargado de realizar un riguroso y extenso perfil de la cantaora durante el acto, el crítico de flamenco Jorge Fernández Bustos señaló que, como muchas niñas del Sacromonte, quiso ser bailaora, pero "nos hubiéramos perdido a una de las mejores voces del flamenco". Definida por Fernández como "la voz de Granada", Heredia se distingue, en palabras del periodista, por su "cuidada puesta en escena", "el caracoleo de sus manos" y "una pataílla que da cuando se quita los zapatos en directo". "Ahí está la Marina salvaje que domina el espacio como ella sola", recalcó Fernández, que en seguida citó un hito en la trayectoria de Heredia: la participación de la granadina en el espectáculo inaugural del Palacio de Congresos a cargo de su padre en 1992. Después de su debut aquel año con apenas 12 años vendrían las giras, los premios, los discos, las colaboraciones con orquestas y en óperas.

Fernández no se olvidó de mencionar "la inclinación poética" de la artista. Heredia ha interpretado versos de Rafael Alberti y José Bergamín para su disco La voz del agua; ha compartido escenario con Luis Eduardo Aute en un recital de flamenco y poesía; y ha colaborado en varios festivales dedicados a difundir el género lírico como el Encuentro de Mujeres Poetas y en el Festival Internacional de Poesía de Granada.

Con su tercer trabajo, titulado Marina, pasó de ser "una perfecta cantaora de fiestas a una flamenca por derecho", en palabras de Fernández, que no se olvidó de mencionar las incursiones de la artista en el campo de la ópera como su participación en el montaje De Amore del compositor Mauricio Sotelo y en la versión de la Fura dels Baus del El amor brujo de Falla -donde mostró su alto potencial como actriz-. Tampoco se le resisten las rancheras o los tangos. Su talento y versatilidad aseguran a Heredia no sólo premios, sino una carrera larga y llena de triunfos.

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