Presentación de su biografía en Granada

Los años más felices de George Borrow

  • La editorial El Toro Celeste publica la primera biografía en español del famoso escritor y viajero, escrita por Herbert Jenkins y traducida por Fernando Miranda

Portada de la biografía por Henry Wyndham Phillips.

Portada de la biografía por Henry Wyndham Phillips.

Autodidacta tenaz, amante de la aventura y el aire libre, infatigable andarín, curioso y, sobre todo, celoso de su independencia. Así describe Fernando Miranda al escritor, viajero y filólogo George Borrow, conocido en nuestro país como Don Jorgito, el inglés. Sus aventuras quijotescas por la España del siglo XIX impresionaron al mismísimo Manuel Azaña, quien tradujo al castellano su libro La Biblia en España antes de ser presidente de la República. Incluso Richard Ford recomendó a los editores ingleses la publicación de esta guía de viaje donde relata sus hazañas y desventuras por la península ibérica.

La editorial El Toro Celeste publica ahora su primera biografía en español escrita por Herbert Jenkins y traducida por el propio Miranda. El periodista Alejandro Víctor García y el traductor de la obra presentarán este jueves el libro en la Corrala de Santiago a las 20:30. Miranda siempre ha estado interesado en los libros de viajes. "La figura de Barrow siempre aparece cuando estás tratando estos temas. A este país empiezan a venir viajeros desde el siglo XVII, incluso antes, pero el escritor siempre ha sido un referente de los libros de viajes escritos sobre España. Esa fue una de las razones por las que me interesé", reconoce.

Un buscavidas incansable

El locutor de radio y director de cine se hace con un ejemplar de esta biografía de Jenkins en un viaje a Londres. "Él trata la figura de Barrow de una forma distante, con una ironía que va muy bien con el personaje de Barrow y que contrasta con otras biografías más sesudas", explica. El escritor británico se acerca a la figura de Barrow "no como el gran filólogo y escritor que algunos de sus biógrafos y modernos ensayistas proponen, sino como al Lavengro, al Romaní Rye (Caballero gitano), al amigo de Ambrosio Petulegro, o como al hojalatero itinerante que fue, simplemente, para ser dueño de su destino", destaca Miranda.

Placa a Borrow en Willow Lane. Placa a Borrow en Willow Lane.

Placa a Borrow en Willow Lane. / G. H.

Desde su niñez, se cuenta en la biografía, Borrow vive en primera persona historias dignas de recoger en una película de aventuras. "Cierto día, una amiga de la señora Borrow, regaló un libro a cada uno de los niños: una Historia de Inglaterra para el mayor, y para el menor Robinson Crusoe. De inmediato George quedó absorto con la narración. Y emulando la vida de su héroe en la solitaria isla, se hizo amigo de un anciano cazador de serpientes. La pareja era vista con frecuencia vagabundeando por el campo llevando una bolsa de cuero llena de serpientes venenosas. George heredó del anciano una víbora domesticada y sin colmillos, que solía llevar con él durante sus correrías", relata Miranda entusiasmado.

La historia de Borrow es en primer lugar la historia de una persona desconocida que se interesa por los idiomas a edad temprana. "En vez de aprender latín y griego, se interesa por el caló, un idioma de unos nómadas sin hogar. También quería aprender el irlandés, el idioma de los rebeldes y de los papistas", narra el traductor de la biografía. Cierto día, con 13 años, la casualidad le llevó al tenderete de un mercadillo donde vio un diccionario "que pretendía ser una guía fácil para adquirir conocimientos de francés, italiano, holandés y español".

Fue el vicario de Lowestoft, Francis Cunningham, quien finalmente vio en este joven, una espada que, en manos de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, podía blandirse eficazmente contra los paganos. Así que escribió al reverendo Andrew Brandram una carta en la que decía lo que he mencionado al principio: "Este joven, a pesar de no tener una educación universitaria, había leído la Biblia en trece idiomas".

La Agencia de la Sociedad Bíblica en París buscaba a alguien que quisiera aprender manchú, lengua diplomática de China, y Borrow emprendió la tarea de mano de un ruso. En seis meses aprendió la lengua. La Sociedad Bíblica de Londres quedó impresionada por sus capacidades. Entre 1836 y 1840 (los años de la primera guerra carlista y la desamortización), Borrow viajó por cuenta de la Sociedad Bíblica con el objeto de difundir el Nuevo Testamento en una edición sin comentarios.

A su llegada a España, se esfuerza por cumplir los encargos de la Sociedad Bíblica. Lo detienen en pueblos. Se enfrenta al clero incluido. Vive situaciones muy cómicas. "Lo detienen en un pueblo de Castilla. Él alega que es súbdito inglés. Había un señor que había luchado por el duque de Wellintong. Para probar que es inglés le hace pasar un examen. Le pregunta lo que significa fork (tenedor) y knife (cuchillo). Cuando lo responde todo correctamente le dejan seguir con su viaje", cuenta.

La visión que tiene del país es "la menos romántica de todas, y no se puede comparar con la idealizada de Washington Irving o la del propio Ford", precisa Miranda. "Se ciñe bastante a reflejar la España de la época, que en ciertas zonas era bastante miserable. Él nos pone el espejo delante. Así sois y así os tenéis que ver. Borrow está interesado en hablar de los bandidos, de las dificultades que ha pasado, de su relación con los gitanos, cultivada desde los 15 años en Inglaterra", continúa.

Calle dedicada al escritor británico. Calle dedicada al escritor británico.

Calle dedicada al escritor británico. / G. H.

De su estancia en Granada prácticamente no se sabe nada. "Se dice que vino para relacionarse con los gitanos del Sacromonte. La única constancia que hay del paso de Borrow por Granada es una firma que hay en el libro de visitas de la Alhambra de la época. No hay nada más", resume Miranda.

Acusado de brujería

El inglés llega a traducir el Evangelio según san Lucas al caló con la ayuda de dos gitanas madrileñas, a las que pagaba con una copita de vino de Málaga. La cuestión se interrumpió porque una de ellas cometió un robo. Los vecinos lo llamaban golfo al ver que las gitanas entraban con mucha frecuencia. "Cuando se publica el evangelio, el clero lo acusan de brujería. Es otra de las cuestiones por las que lo encarcelan en Madrid. Van a buscarlo a su despacho en Madrid y luego a la casa de María Díaz, su sostén en Madrid, donde ella lo hospeda y lo cuida. Tenía un físico poderoso, ya que había practicado boxeo. Echa al policía que lo va a buscar a patadas. Es junto con el de la brujería el motivo por el que lo tiene 12 días en la cárcel de la corte en Madrid", relata.

Víctima de la censura (fue multado y encarcelado por vender su biblia), Barrow nunca perdonó el trato que las autoridades españolas le había dispensado, y aunque aquí pasó los años más felices de su vida, a tal propósito, dijo: "Los españoles son un estúpido y desagradecido montón de rufianes, totalmente incapaces de apreciar la generosidad y la paciencia; es la tierra escogida por los dos grandes demonios: asesinato y homicidio. Es el país del error aunque, al mismo tiempo, es la tierra de personajes extraordinarios".

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