Ginés Sánchez recorre los peligros de la noche en 'Los gatos pardos'

El escritor plantea una historia de sombras y excesos en la obra ganadora del premio Tusquets

El escritor murciano Ginés Sánchez.
El escritor murciano Ginés Sánchez.
Efe Madrid

26 de noviembre 2013 - 05:00

Empeñado en echar cal a las palabras para dejarlas en el puro hueso, el escritor murciano Ginés Sánchez se ha convertido en unas de las voces más singulares y potentes del panorama actual, como demuestra en Los gatos pardos, la novela con la que se alzó con el premio Tusquets y que acaba de ser publicada. Un prestigioso premio que se falló el pasado octubre, dotado con 20.000 euros y que demuestra que la novela, lejos de estar muerta como aseguran algunos, goza de vigor y salud.

Los gatos pardos está ambientada en Murcia, en una noche de San Juan, pero podría ser cualquier lugar, cualquier tierra desértica para cobijar almas en buscar de guerra. Allí está Jacinto, un guardaespaldas mexicano que trabaja para don Jorge y que tiene que encargarse, mientras su patrón celebra una gran fiesta, de quienes han matado a su protegido. Y también una joven de 15 años, que esa noche sale con sus amigos para experimentar cosas nuevas y alejarse de su familia.

Ginés será el último elemento protagonista entre muchos otros seres corales, un tipo solitario y misterioso que ha participado en la fiesta de don Jorge y que recorre al amanecer las playas y la carretera en las que ha estado también esta joven, una figura que inspiró a Sánchez esta historia.

"La verdad es que cuando me dieron el premio no me lo creía, pero pensé que había sido un acto de valentía porque mi novela tiene algo de riesgo y en principio no es muy comercial", asegura este escritor nacido en Murcia en 1967 y forjado en muchas lecturas y vivencias acumuladas en sus diversos trabajos por el mundo.

Y es que Los gatos pardos es literatura de alto voltaje, muy de carne. Una historia de seres comunes y corrientes caminando al margen por los excesos de la noche y la resaca del amanecer. Un texto veloz, como sus inmensos diálogos, dividido en tres partes y con tres personajes y tres lenguajes distintos. Una narración que va creciendo en intensidad hasta un final fuerte.

Sánchez, autor de Lobisón (Tusquets), una obra también desconcertante y apasionada con el monstruo como núcleo, se muestra aquí como una especie de Tarantino literario. "Yo no me planteo la violencia y al final las escenas violentas quedan muy difuminadas y solo como pura estructura, lo importante son las conversaciones previas a ella", dice este escritor cuya obra ha sido comparada con Cormac McCarthy y, especialmente, su novela La carretera.

"Si, me gustan mucho La carretera y sus párrafos secos y cortos", precisa este autor, que lee 100 libros al año y tiene influencias eclécticas y variadas pero con una sombra clara marcada por Juan Rulfo, Borges y otros tantos autores latinoamericanos.

La poética y dura escritura de Sánchez es nocturna, como cuando todos los gatos son pardos y "cuando los límites se relajan", añade.

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