González Mozo: "Lo fascinante de nuestra 'Gioconda' es la nitidez"
Una de las responsables en la rehabilitación y estudio de 'La Mona Lisa del Prado' ofrece una conferencia en Bellas Artes explicando cómo se produjo el proceso
"La Gioconda del Prado es fascinante, sobre todo, por su nitidez. Demuestra que la persona que pintó el cuadro estaba al lado de Leonardo da Vinci trabajando al mismo tiempo que él". Ése es el gran valor que le da al cuadro recién restaurado en el Museo del Prado Ana González Mozo, miembro del Gabinete de Documentación Técnica del Museo del Prado, que ayer ofreció en Granada la conferencia La restauración de la Mona Lisa del Prado, en la que explicó el proceso y las curiosidades para el rescate de la obra. "Todos los procesos de restauración son muy complejos", explicó.
Ana González Mozo, que impartió su conferencia en el Salón de Grados de la Facultad de Bellas Artes de Granada, es experta en reflectografía infrarroja y sistemas de procesamiento de imagen digital en el estudio de la pintura. Desde el años 2010 se encontraba trabajando junto a Almudena Sánchez, responsable de la restauración del cuadro, en el estudio de la Gioconda del Prado. "Han sido dos años de trabajo hecho de manera intermitente", explicó.
A comienzos de este año González Mozo presentó la obra ya restaurada en Londres, con el consiguiente revuelo mundial. "Hay muchas copias de La Gioconda", señaló, "pero ésta es la única que se hizo mientras se pintaba el original".
La investigadora hace notar las grandes diferencias que hay entre el cuadro de Leonardo da Vinci y el que pintó un discípulo por ahora anónimo. Se barajan nombres como los de Andrea Saleri o Francesco Malzi. Incluso de un discípulo español, Ferrando Spagnolo. "Pero todo eso son especulaciones por el momento", explicó.
La Gioconda se pintó entre 1503 y 1519, cuando se produjo la muerte de Leonardo da Vinci, que siempre estuvo retocando la obra. En ella se retrataba a Lisa Gherardini, esposa de Francesco Bartolomeo del Giocondo. La técnica del sfumato o 'difuminado' aplicada por Da Vinci y la extraña y misteriosa sonrisa de la modelo han convertido la obra en el cuadro más visto y reproducido del mundo. En la actualidad se encuentra en el Museo del Louvre, de París, al que también ha viajado La Gioconda del Prado para una exposición temporal. En junio de este año volverá a España para instalarse definitivamente en el Museo del Prado. La pintura española fue adquirida por la Casa Real en 1666 para formar parte de los fondos de Real Alcázar de Madrid. Por algún motivo, el paisaje hasta ahora había permanecido oculto por un velado negro. "Puede que eso se debiera a alguna moda o a que estaba dentro de alguna colección en la que los retratos tenían todos fondo negro", explicó Ana González Mozo. Y ha sido descubrimiento de ese paisaje oculto lo que más ha llamado la atención entre los expertos. "Elproceso de restauración, en realidad", todavía no está terminado. Cuando se apunta cuál es la diferencia entre ambos cuadros, la especialista es tajante. "La diferencia de calidades es bastante importante", afirma. El cuadro del discípulo de Leonardo es más nítido, pero carece también de la maestría en la técnica del sfumato. "Lo que hemos podido comprobar es que el paisaje que está pintado en el del Prado está también en el original, cuyo paisaje es menos perceptible porque está más sucio".
Además de ser una de las responsables del proceso de rehabilitación de La Gioconda del Prado, Ana González Mozo ha restaurado obras de Tintoretto, Tiziano, Rafael, Andrea del Sarto, Annibali Carracci, Luca Giordano, Patinir, Jean Gossaert y el Bosco. Del cuadro en el que ha trabajado y del que se siente más orgullosa es El lavatorio, de Tintoretto. "Le tengo un cariño muy especial y sigo investigando sobre él", afirmaba ayer.
Cuando La Gioconda del Prado vuelva a España, el público podrá contemplar la obra en todo su esplendor y apreciar detalles que habían pasado desapercibidos en el original de Leonardo da Vinci, un creador que nunca quiso desprenderse de su obra excepto al final de sus días, cuando decidió venderla al Rey de Francia. La hermana gemela de La Gioconda, aunque más humilde, desvela ahora secretos que habían estado guardados durante siglos.
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