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En Granada fue posible

  • Kinépolis acoge esta noche el estreno del documental filmado por Las del Cine que repasa más de 40 años de rock y pop en la ciudad

"El hecho de ser granadino ahí está, supongo que eso crea cierta complicidad entre todos". Es la reflexión de José Ignacio Lapido sobre la pregunta que, inexorablemente, todo grupo de la ciudad tiene que responder en cuanto abandona la provincia: ¿Por qué hay en Granada tantos grupos y tanta promiscuidad entre ellos? A esta interrogante responde el documental En Granada posible, que se presenta esta tarde en Kinépolis después de más de tres años de trabajo para dejar un set-list de las bandas de la ciudad, las que ya se han convertido en clásicos y las emergentes. El proyecto parte del tesón de las hermanas Cristina y María José Martín, que hace cuatro años fundaron la productora Las del Cine y que se han atrevido al hercúleo trabajo de contar en imágenes la historia del rock y el pop granadino desde los años sesenta. Y por si eso fuera poco, se embarcaron en un gran concierto que se celebró en el Palacio de los Deportes a mediados de marzo de 2014 para juntar sobre las tablas a Miguel Ríos con Niños Mutantes o propiciar el reencuentro en un escenario de José Antonio García y José Ignacio Lapido, algo histórico en su momento que ahora ha desembocado en el esperado regreso a los escenarios de 091.

El documental acabó oficialmente de rodarse en marzo del año pasado, casi un año después del gran concierto. "Era muy difícil encontrar una línea argumental en todas las entrevistas que habíamos hecho durante un año y medio, en montaje nos dimos cuenta que hacía falta una continuidad y decidimos incorporar a Quique González y al periodista Juan Jesús García", señala Cristina Martín, el cincuenta por ciento de Las del Cine.

Tras entrevistar a casi todos los músicos de la ciudad, Martín se queda con una frase de Nani Castañeda, de Niños Mutantes, para responder a qué es el rock y el pop granadino. Cuando le preguntan por qué hay tantos músicos en la ciudad, responde que probablemente no haya una buena respuesta porque hay muchas, y el documental deja todas estas preguntas en el aire. "Por un lado está la admiración de los músicos jóvenes por los que son más veteranos, intentan aprender de ellos y, a su vez, los veteranos son muy accesibles para los que están empezando, hay una tradición de música que está viva, son muchas cosas que se han ido entretejiendo para crear esta cultura musical en la ciudad", señala la cineasta sobre un flahsback que comienza en la década de los sesenta con grupos como Los Ángeles, aunque es un trabajo que deja unos puntos suspensivos con la presencia de las bandas jóvenes más destacadas del momento.

Hubo grupos que se sintieron 'excluidos', algo que entienden, sobre todo en el concierto. "Pero si hubieran subido todos a actuar no hubiese acabado nunca, es imposible meter a los músicos de Granada que son parte de la historia de esta ciudad y contribuyen a ella, pero desde nuestra perspectiva como cineastas, en un producto de una hora y media es importante hacer una pequeña selección", responde Cristina Martín, que personalmente se queda con las divagaciones de Antonio Arias, "posiblemente el más querido por todos los músicos". Según la directora, "es un hombre que va por delante de todos, cuando te explica una teoría que para nosotras explica todo el tema de los músicos en Granada él ya está vaticinando otra, siempre está elucubrando y lanza una teoría tras otra. Uno de los momentos más divertidos es su conversación con Jota, realmente parece que están al margen del mundo", recuerda sobre un hombre al que simplemente hay que sentarlo en una silla y esperar a que cada frase "se convierta en una perla".

El día de la grabación del concierto consiguieron sobrevivir después de trabajar 24 horas seguidas. "Lo pasamos mal, cada cambio de grupo se nos hacía eterno, nos parecía que la gente se aburría, pero luego comprobamos la reacción del público y de la prensa y fue algo muy bonito", recuerda sobre uno de los momentos más emotivos del documental, donde también impacta el buen ambiente del backstage. Allí se ve a músicos accesibles, como Miguel Ríos, que con el tiempo ha regresado a la ciudad y se ha convertido en, como dice Antonio Arias, el "macho alfa" de la manada de músicos. Él mismo explica que hubo un vacío generacional que él no se ocupó mucho en rellenar, pero a raíz de su amistad con Antonio Arias y José Ignacio Lapido se preocupó más por los nuevos talentos. Curioso porque Miguel Ríos y 091 no se cayeron precisamente bien cuando se conocieron en el programa de televisión que presentaba el cantante de Vuelvo a Granada, algo que, pasado el tiempo, recuerda con humor en En Granada es posible, aunque en su momento estuvo a un tris de mandarlos al garete. Después se fueron a los bares de la ciudad, otros protagonistas transversales del documental y casi una universidad del pop. El cantante de Pájaro Jack reconoce en su entrevista, por ejemplo, que Ruido Rosa fue una escuela para él. "De hecho las entrevistas se rodaron en esos garitos emblemáticos, la sala El Tren, Peatón, Planta, la desaparecida La Percha...", señala Cristina Martín sobre una ruta que también incluyó la antigua Copera, ahora convertida en el aparcamiento de un bazar chino.

A raíz de ahí, Las del Cine rodaron el documental sobre el 20 aniversario de M-Clan, un trabajo que les permitió poner un pie en Warner; también rodaron el videoclip de presentación del último disco de Niños Mutantes... Hoy presentan al fin un trabajo en el que se analizará el ADN musical de la ciudad, más allá de las bandas de cornetas y tambores que asolan las rotondas de Granada...

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