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Historias de un superviviente

  • El Zaidín Rock cumple treinta y seis veranos en esta edición En su primer año contó con un presupuesto de 900 euros y con artistas como TNT y Magic en su cartel de inauguración

Como cantaba Miguel Ríos "los viejos rockeros nunca mueren". Quizá sea por eso que el Festival Zaidín Rock persista y sobreviva a las décadas llueva, nieve o truene. La historia de este festival, decano de toda Europa de entre los gratuitos, comenzó en 1980 de manera muy modesta. Lo que en principio fueron un par de conciertos organizados por Isidro Olgoso y Javi Martín, fundadores del festival, evolucionó y se convirtió en este gran "gigante con pies de barro", como lo llaman desde dentro, que año tras año sigue revolucionando a toda la ciudad, tanto para bien como para mal.

Estas memorias comienzan en el año 1977, cuando se organizaron las primeras Fiestas del Zaidín, que vieron la luz con el ánimo de ser culturales, reivindicativas y gratuitas como llamada de atención sobre el paro juvenil del momento. De esta manera nació el Festival Zaidín Rock, como una actividad de la Asociación de Vecinos del barrio. En 1983 su nombre era Festival de la Juventud y sus ilustres inauguradores fueron los grupos TNT, Magic y el guitarrista Miguel Ariza. Además se celebró un recital de poesía en el que participaron Luis García Montero y Javier Egea. El evento costó un total de 150.000 pesetas, 900 euros de ahora. La Concejalía de Cultura del Ayuntamiento sufragó el pago a los grupos y la Asociación de Vecinos se ocupó del alquiler del equipo de música y la iluminación, que supuso 75.000 pesetas. La primera anécdota de las cientos que transcurrirían a lo largo de su dilatada historia fue la protagonizada por el cantante de Magic, que hundió literalmente el escenario en uno de sus saltos. La infraestructura era tan precaria que las tablas quedaron destrozadas. Siempre ha sido un festival de carácter itinerante, que ha ido creciendo año a año desde que comenzara con conciertos en plazas del barrio, como la de la Calle Primavera o en la Plaza de la iglesia del Corpus Cristi, donde se celebró esta primera edición. A partir de ese momento año tras año viene celebrándose en el mes de septiembre, salvo un año que tuvo que ser aplazado a octubre por las lluvias.

En el libro de las anécdotas del festival destaca la sucedida en el año 85 con El último de la Fila. Manolo García estaba muy animado durante el concierto, y en palabras de Paco Burgos, uno de los organizadores históricos del festival, el cantante "se vino arriba y dijo: ¡A animarse me cago en dios!". Esta expresión, en una España aun en transición, hirió la sensibilidad de algún vecino y acudiendo a su llamada aparecieron la policía y la Falange. Detuvieron a Manolo García y a Isidro Olgoso, el organizador, y los hicieron pasar la noche entre barrotes. Esta historia trascendió tanto que forma parte del anecdotario del rock de este país.

En la edición de 1995, que duró cinco días y se celebró con motivo del rechazo a las pruebas nucleares que estaba haciendo Francia en el Pacífico, Mano Negra, el mítico grupo de Manu Chao también quiso asistir al Zaidín ese año. Pero el grupo en un primer momento pensó que el festival sería algo parecido a unas honestas fiestas de barrio obrero, y en el momento que la banda vio el gran escenario se empeñó en tocar en una de las casetas del recinto para hacerlo "más humilde", aunque finalmente la organización consiguió convencerles. Casi 10 años más tarde, en 2004 el legendario grupo madrileño Dover se negó a dar su concierto porque empezó a llover "tres gotas", dice Paco Burgos. En cambio la banda Ilegales "se jugó la vida" al ofrecer el suyo cuando esas gotas se convirtieron en una tormenta tremenda de media hora. Desde ese día el grupo se autodenominan "el grupo acuático". Ese fue el momento en el que Dover dio su giro a la electrónica y cuenta Burgos que "los Ilegales los aplastaron después de lo que hicieron".

El Zaidín tiene mil historias como estas y muchas de ellas no dejan en buen lugar a algunos de los artistas que las protagonizan. Por ejemplo el caso de un joven grupo llamado Amaral que en el año 2002, cuando dieron "el pelotazo" con su primer disco, no quisieron actuar y cumplir su contrato, que ya estaba firmado meses antes, por un montante inferior al que tras su éxito les correspondería. Al final Amaral actuó y tuvieron un brutal éxito de asistencia con un total de 25.000 personas. "Incluso se tuvieron que quitar las barreras laterales y de fondo para dar cabida a todo el público", completa Burgos. Los conciertos míticos que marcaron el récord histórico de asistencia fueron el de Ketama y Mano Negra en la edición de 1995. Además de estos dos celebérrimos grupos, otros tantos han llenado el festival con su música como Elliot Smith, Burning, Siniestro Total, Los Secretos, Los Rodríguez, Los Ronaldos, Rosendo, Revólver, Los Planetas, The Posies, Barricada, Avalanch, Antonio Vega, Enrique Morente junto a Lagartija Nick, Amparanoia, Eskorzo, Raimundo Amador, Kiko Veneno y Loquillo y Trogloditas

El Zaidín Rock también ha servido de escaparate para bandas jóvenes que debutaban y hacían callo actuando en sus escenarios. A muchos de ellos como 091 los convirtió en héroes locales antes de que dieran el gran salto al resto de España. El Zaidín sirvió de cantera a grupos de la tierra como Los Planetas o Lori Meyers, que rasgaron sus cuerdas en sus comienzos dentro del recinto del histórico festival. Estos últimos "empezaron siendo unos chavales con una maquetilla en 2001", cuenta Burgos, que relata toda la historia del festival casi de memoria.

Pese a los sempiternos problemas que acarrea el festival desde su fundación y las disputas entre asociaciones vecinales a favor y en contra de su celebración, esta 36 edición promete ofrecer el espectáculo que de un histórico como el Zaidín Rock se espera. Sea como fuere, este superviviente parece que seguirá marcando la agenda de septiembre de nuestra ciudad y movilizando a varias generaciones en su fin de semana grande.

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