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Idas y venidas

VVAA. Panini. 208 páginas. 19'95 euros

A mediados de los setenta, Marvel era un hervidero. Empresarialmente hablando, la compañía atravesaba las turbulencias de un rápido e inusitado éxito comercial, que causó cambios continuos en la gestión editorial. Desde el punto de vista creativo, la desorganización se tradujo en un baile constante de artistas, pero también en libertad y atrevimiento. Guionistas y dibujantes se encontraron con una enorme capacidad de maniobra, y el resultado -en los raros casos en que talento y libertad coincidieron- fueron algunos de los mejores tebeos del género de superhéroes hasta la fecha. Luego llegó el orden, sin duda necesario para controlar una empresa de estas características, y se acabó la fiesta. No es que la nueva estructura, controlada férreamente por los editores, no haya propiciado buenos tebeos, pero lo cierto es que ya nada volvió a ser lo mismo.

La guerra privada del Doctor Muerte contiene los números 150 a 157 de The Avengers (1976-1977), junto con el Annual 6 (1976) y el número 8 de Super-Villain Team-Up (1976), y es un testimonio de las agitaciones y cambios antes mencionados. Los ocho episodios de la serie principal marcan el final de la etapa de Steve Englehart en los guiones y la breve estancia, en esas labores, de Gerry Conway. Dos nombres míticos de la escritura del género a los que sucedió el futuro y polémico editor en jefe de Marvel, Jim Shooter, precisamente el hombre que trajo el inevitable orden, con no pocos daños colaterales. Si se observan los créditos, llama la atención el que unos y otros se intercambien de continuo las labores de escritura de argumento y diálogos, y también las incesantes idas y venidas de dibujantes: George Pérez, John Buscema, Sal Buscema, Don Heck. Hay incluso unas cuantas páginas de The Avengers 16 (1965), de Stan Lee y Jack Kirby, embutidas en el número 150 para suplir el retraso en las entregas. Con todo, o quizá por el propio descontrol, el conjunto es delicioso, fresco, muy dinámico. Y solo por el magnífico trabajo de Conway en el Annual -ese de Nuklo, el Láser Viviente y el Zumbador- merece ya la pena.

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