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Imperio Argentina, 'Goyescas', Val del Omar

  • El poeta granadino Juan de Loxa recuerda las anécdotas que la actriz le contó en la Alhambra en torno al rodaje de uno de los grandes musicales de la década de los 40

Uno de los atractivos del Festival Retroback es devolver a la generación más joven -muchos, asiduos de cineclubs o filmotecas- aquellas películas que, aun disponibles en vídeo, aparecen ante nuestros ojos en versión original, en pantalla grande y en salas comerciales de las que ya van quedando pocas, con los más modernos sistemas de proyección y, en algunos casos, sin la censura que las mutiló y transformó en 'otras'. Lo digo porque viví una experiencia memoriable la otra noche, en el teatro Isabel la Católica, disfrutando de esa joya monumental, Viaje romántico a Granada, de Eugenio Martín, que la Universidad de Granada produjo en 1955 basándose en grabados de los viajeros románticos. El que fuera fundador del primer Cine Club Universitario, y con el apoyo del rector Luis Sánchez Agesta y asesoramiento de Emilio Orozco, Jesús Bermúdez Pareja y Antonio Gallego, consiguió una obra que ha logrado conmoverme con la genial partitura de Ernesto Halffter, la guitarra de Regino Sainz de la Maza, el cantaor Manolo Manzanilla, la soprano Isabel Penagos, entre otros, obteniendo el mediometraje el premio en San Sebastián al que aspiraba otro granadino: el creador y poeta de la imagen José Val del Omar.

Es curioso que el autor de Aguaespejo granadino fuese también quien logró, con tanto rigor, el truco del doble papel interpretado por Imperio Argentina en Goyescas, la película que se proyecta hoy en el Festival Retroback. Me lo contaba la propia actriz, ya desaparecida, y que fue testigo del paso del cine mudo al sonoro, una velada en la Alhambra, de la que existe testimonio gráfico en mi archivo: "Yo había rodado en Italia Tosca", me contó, "y, después de mis éxitos -debidos al talento de Florián Rey, sobre todo- para mí que, con esa producción junto a Luchino Visconti, nuestro ambientados artístico, y los previos contactos con Jean Renoir, consideraba que había puesto a prueba mis dotes de actriz, y que ya no podía comprometerme con un producto menor. De ahí, y también por circunstancias emocionales, acepté el doble personaje de Goyescas, bajo la dirección de Perojo y arropada por un productor que se desvivía por mi persona".

El Retroback nos ofrece, dentro del ciclo Los otros clásicos del cine español, la película Goyescas, basada en la obra de Enrique Granados, y para la que no se escatimaron ni costes ni las exigencias de la inolvidable Morena Clara, que fueron rodearse de Vicente Escudero como coreógrafo, Rafael Rivelles -recuérdese Carmen la de Triana en los estudios de Berlín- y el rigor de copiar en vivo los trajes de Goya inspirándose para ello en los cuadros del Museo del Prado.

"Julio Laffiete y yo nos fuimos a París a comprar las telas, los encajes de Chantilly auténticos, siendo el presupuesto de la película de diez millones de pesetas de las del año 1942", me decía Imperio Argentina. "El argumento de la película difería bastante del de la ópera de Periquet, ya que había que incorporar tonadillas escritas para mi lucimiento, algunas de Rafael de León y Quiroga, aunque inspiradas en melodías ya existentes, de las que se cantaban a Martínez Campos en la Guerra de Cuba. Pero yo puse una condición: la de respetar la Danza número 5, Andaluza y La maja y el ruiseñor para quitarme la espinita de haber sido doblada en Tosca de Puccini por la gran soprano Mafalda Favero. En Tosca únicamente me permitieron hacer el Caro mio bene, de Giordani, aunque yo hubiera podido hacer Vissi darte... un gran atrevimiento... Cuando el plató fue abandonado por Renoir por el maldito asunto de la Guerra Mundial [el director francés abandonó el rodaje de Tosca a la mitad para incorporarse a la Resistencia francesa contra los nazis] me encontré en manos de Carlo Coch y Luchino Visconti, quien me hizo de guía en Villa Borghese, San Pietro in Vincoli, el Coliseo... Por todo esto no podía yo rodar Goyescas como una folklórica cantando Los piconeros ¿o no?... Y lo digo con todos los respetos, incluso hacia mí, que he cantado Rocío, ay mi Rocío y, además, por primera vez en España canté yo a [Atahualpa] Yupanqui, Cabral, Moisés Simón, Joaquín Rodrigo, Halffter... y no digo más por no molestar".

Nuestro paseo por la Alhambra de noche había estado precedido de un concierto en el Palacio de Carlos V, junto a Manuel Halffter, hijo del compositor, ya que en el programa se incluía Rapsodia portuguesa, cuya génesis había sido vivida por Malena -Imperio Argentina- durante su exilio portugués en Estoril.

"Podría contarte muchas cosas que, con mi memoria", me dijo, "es posible que ya te las haya repetido mil veces, sobre este paisaje [La Alhambra] en donde rodé, en 1928, Los claveles de la Virgen, en homenaje a Washington Irving, y ahí queda eso. Pero lo que no te he dicho del rodaje de Goyescas es lo que me ocurrió en los Estudios Chamartín con el Padre Marcos, un cura que pertenecía a la junta de calificación de películas [el cuerpo de censores cinematográficos que mutilaban las películas si encontraban en ella alguna escena que consideraban inapropiada para el régimen de Franco]. Yo vestía un traje escotadísimo que tuvimos que ampliar por arriba con unos tules. El muy sinvergüenza se quedó a solas conmigo y, cuando yo me ponía, por pudor, la mano en el pecho, me dice: 'No, señora, aquí en privado no se las tape. Las cosas bonitas... déjelas que las disfrute'. Tuve que huir de él, porque si no... Entonces me dijo: 'Nos volveremos a ver, señora. Y ahora me voy a confesar a unos reos que mañana condenan a muerte...' Yo tardé varias horas en poder incorporarme al rodaje por la rabia, por el asco, por la impotencia que sentí".

"Disfruté mucho con Goyescas", me dijo Imperio Argentina, "y me enamoré. Fue difícil mi doble papel, aunque José Val del Omar, que era un genio, un auténtico inventor de efectos, me hizo quedar bastante bien".

Es un acierto, sin duda, para los programadores del festival recién nacido mostrarnos esos otros filmes -La torre de los 7 jorobados, El extraño viaje, etcétera- y hoy darnos la oportunidad de visionar de nuevo esta obra, que fue galardonada en la Bienal de Venecia, en donde Regino Sainz de la Maza, Vicente Escudero e Imperio Argentina nos regalan 'otro cine español', uno de aquellos musicales que perdurarán en la memoria del celuloide.

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