Isabel Pantoja es de esas artistas en las que su vida personal y la artística se retroalimentan. Es el caso, salvando las distancias, de Joaquín Sabina, quien a punto de cumplir 64 años se lamenta de la caricatura de borrachín y aficionado a los locales de lucecitas que se ha ido creando él mismo con el paso de los años. En el caso de la Pantoja, aunque pueda parecer un disparate, su figura se ha vuelto opaca a fuerza de ser transparente. Ha ido apropiándose de los temas que le componían autores como José Luis Perales o Juan Gabriel como si estas canciones fueran el diario personal que tiene en su mesilla de noche. Por eso, cuando canta "hoy quiero confesar que estoy algo cansada" en un determinado momento de su vida personal, todo el mundo sabe que le está hablando a alguien muy concreto. Y ella, con un gesto, se encarga de certificar que sí, que es quien todos están pensando. De hecho, en su próximo disco se incluye la canción Tú a mí no me hundes, un tema al que los malpensados -incluso los bienpensantes- pueden ponerle nombre y apellidos.

Tiene una legión de fans incondicionales, ese tipo de admiradoras que lo mismo van a uno de sus conciertos que defienden a su ídolo en la cola del pan. Muchas de ellas estarán el próximo sábado en el Palacio de Congresos para ver de cerca a la intérprete de Marinero de luces, que trae un espectáculo compuesto por un repertorio de clásicos y algún tema navideño, además del habitual despliegue de vestuario y de voz, elementos también imprescindibles que no aparecen en el set-list.

Pero no solo de copla vive IsabelPantoja, que además de canciones de amor-odio también navega por la sensualidad y la seducción con soltura. Incluso con ciertas dosis de picardía, como en la canción Házme tuya una vez más que le regaló José Luis Perales en 1988. Porque si algo tiene buena parte de la discografía de la Pantoja es una buena dosis de carnalidad, de amores consumados en la orilla del río.

Justo al año siguiente llegó su disco más comercial titulado Se me enamora el alma, con un sonido más moderno y ritmos programados, también compuesto por Perales. Es además el título de una canción que a día de hoy sigue siendo insustituible en sus conciertos y que provoca un inconfundible revuelo en el patio de butacas cuando la banda empieza a tocar los primeros sones.

El del próximo sábado es el segundo concierto de la tonadillera en Granada en menos de dos años. En febrero de 2011 reapareció en el Palacio de Congresos tras largos meses de parón en los que la cantante tuvo que cancelar hasta 22 galas. Vino a Granada acompañada de la pequeña Chabelita y de Raquel Bollo y María Navarro, además de su hermano Agustín. En definitiva, una guardia pretoriana de amigos y familiares para un concierto que dedicó a su amiga Carmen de Candelaria. Y los que por casualidad no habían tenido oportunidad de verla en directo pudieron percatarse de que no es de esas que tienen que acercarse el micro a la boca para que se les escuche la voz; Isabel Pantoja podría cantarle a un micro que estuviera a un kilómetro de distancia.