José Luis Delgado, historiador y escritor

José Luis Delgado: "Hay muchas guías de Granada y muy buenas, aunque unas se copian de otras"

José Luis Delgado:

José Luis Delgado:

A la hora de contar historias, José Luis Delgado tiene la meticulosidad del historiador y el desparpajo de los que acostumbran a tratar con mucha gente, como esos personajes populares que tantas veces ha retratado en sus textos. Esa mezcla entre el rigor y la ligereza es lo que caracteriza sus artículos divulgativos publicados en prensa. Desde hace quince años Granada Hoy ha tenido el privilegio de contar sus relatos de todo tipo de episodios: algunos inspirados en los hechos que ilustran los grandes anales pero otros son simplemente una nota a pie de página o se han conservado gracias a la tradición oral. A veces el punto de partida es un simple dato o una anécdota en una noticia publicada por un periódico de la época. Eso permite al investigador tirar del hilo de un suceso que, como un fogonazo en la mente de sus lectores, ilumina más aspectos de la sociedad de un determinado periodo que la lectura de varios manuales. Esa virtud es la que ha convertido a este profesor de Historia jubilado en uno de los más grandes cronistas de Granada, título codiciado por muchos en esta ciudad. Además de publicados en prensa local y en revistas, sus reportajes han sido compilados en cuatro volúmenes, el último de los cuales ve ahora la luz en la editorial Alhóndiga bajo el título Relatos de un granadino, que se presentará este jueves día 20 en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Granada a las 18:00 horas. 

-Casi el 90% de los textos proceden de Granada Hoy. ¿Están recogido tal cual se publicaron en este diario?

-Mayoritariamente sí pero algunos están ampliados porque en el libro no existen las mismas limitaciones con el espacio. Yo diría que el 90% están sin modificaciones. También hay otros publicados en revistas como Testigo de Cargo, El Senado o Alhóndiga, que también es la editora de libro. Ana Sánchez, su directora, me ha ofrecido toda la infraestructura necesaria para su publicación. 

-Ella es una de las destinatarias de los agradecimientos de este volumen junto al personal de los archivos.

-Sí, me tratan muy bien. No sé el modo de agradecérselo a los conserjes y a los secretarios de los archivos municipal, provincial y de la Casa de los Tiros. Cualquier cosa que les he pedido rápidamente me lo han ofrecido. 

-¿Cómo empezó a escribir sobre historia de Granada?

-Por mi doble condición de profesor de Historia y granadino estaba muy sensibilizado por los temas de mi ciudad, pero no quería hacer una guía de Granada porque eso ya estaba más que publicado: hay muchas guías, y muy buenas, aunque unas se copian de otras. Yo quería entresacar esos gramos más recónditos de la historia de Granada, más escondidos pero que ofrecían una pizca de curiosidad, que aportaban algún dato nuevo a la investigación. Para ello he recurrido a las bibliotecas, las hemerotecas, los informantes vivos o mis propias vivencias como granadino ya entrado en años (risas). Empecé aprovechando mi jubilación porque cuando estaba de profesor también tenía cargos directivos. 

-Algunos lectores lo recordarán como director del Instituto Alhambra. 

-Fui su primer director, incluso le puse nombre porque era el instituto número 8 cuando se abrió. Por cierto, elegí el nombre y cuando lo propuse desde la Junta de Andalucía me llamaron para preguntar si estaba seguro de que no había ningún otro centro con ese nombre. Además, fue el primero con nombre de la cultura musulmana, luego llegaron el Aynadamar, Alixares, Generalife... 

-¿Y no publicó ningún artículo hasta su jubilación?

-Sí, pero eran de mi especialidad, de la Granada del siglo XVI, de moriscos... de Historia Moderna. No de tipo periodístico sino ponencias en congresos a los que igual asistía 6 o 7. Eso es lo que suele pasar cuando estudias un tema de historia muy concreto, sin embargo los artículos del periódico puede leerlos cualquier persona: aunque sean históricos son más asequibles a todo tipo de públicos. Esa es la belleza que tiene el periódico y ahí reside el atractivo para un escritor. 

-Esa labor de hacer los temas históricos accesibles al gran público, ¿ha sido muy difícil?

-A mí me preocupaban mucho los titulares de los artículos: que fueran cortos y elocuentes, títulos que engancharan. Por ejemplo, "Niña arrastrada en la Plaza de Fortuny". De eso hace un siglo pero ya te explica ahí todo. En el índice vienen los titulares y se puede ver que en todos hay ese intento de enganchar. 

-Junto a ese índice de títulos, el lector encontrará otro onomástico.

-Sí, que por ciento me ha llevado mucho trabajo y de todos los hombres que salen. 

-Además de espíritu divulgativo. ¿Mantiene el aliento de la investigación académica de sus primeras obras?

-Si se busca en Google, hay mucha gente que ha tenido la decencia de citarme o al medio. Es decir, que mucho de lo que hay aquí ha servido para que otros puedan ampliar la información, porque el artículo de periódico tiene sus limitaciones. Lo cual no quiere decir que sea yo el primero que he escrito sobre eso, que me he basado en fuentes también. Lo que ocurre es que, al haberlo publicado en prensa, la gente lo ha leído con más facilidad que si tiene que acudir a la biblioteca o la hemeroteca. 

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