José Moreno Villa, "entre dos fuegos"

El Día del Libro contó ayer la historia de un escritor mayúsculo pero olvidado. José Moreno Villa (Málaga, 1887-México, 1955) tendió un puente entre la Generación del 98 y la del 27. El mismo autor diría que estando entre "dos fuegos" él seguía su "camino impertérrito". Era el "hermano mayor" de Lorca, Buñuel o Dalí, con quienes coincidió en la Residencia de Estudiantes pero de quienes les separaban diez años. Por culpa del exilio su nombre cayó en el olvido. Nadie mejor que él lo explicaba en su momento. Moreno Villa contaba en su obra Vida en claro: "Seguía teniendo fe en mis dotes poéticas, pero el instinto me decía claramente que iba quedando oscurecido, entre dos generaciones luminosas, la de los poetas del 98 y la de los García Lorca, Alberti, Salinas, Guillén, Cernuda, Altolaguirre, Prados"...

Antonio Jiménez fue el encargado de dibujar ayer en la Biblioteca de Andalucía la semblanza del Autor del Año en Andalucía. Tras Alberti, María Zambrano o Machado, le toca ahora a uno de los autores "más desconocidos" de aquella etapa. Moreno Villa fue "testigo de una época fundamental" y una figura que abarcó muchas facetas: fue escritor, poeta, ensayista, pintor, archivero y bibliotecario. "Sólo como pintor merecería estar en la historia del siglo XX", explicaba ayer Jiménez. Como escritor, cultivó en obras como Jacinta la pelirroja y Vida en claro "una prosa brillante y una poesía original". Fue también un autor comprometido con la República; por eso primero tuvo que irse a Estados Unidos y luego a México.

Para conmemorar la figura de Moreno Villa, la Consejería de Cultura ha editado una antología de su obra, con prólogo y selección por Rafael de Cózar, de los que se distribuirán de forma gratuita 100.000 ejemplares por las 900 bibliotecas de la Red de Bibliotecas Públicas de Andalucía. Ayer, en la granadina, autores como Pepa Merlo, Ángeles Mora, Juan Luis Tapia o Rafa Juárez y alumnos de los institutos Ángel Ganivet y Fray Luis de León leyeron fragmentos de su obra y vieron la exposición que con el título José Moreno Villa. Un yo cercado de infinito acerca su fascinante personalidad.

Su nombre sonó en un día especial. El Día del Libro celebraba su historia con un manifiesto que reivindicaba la lectura como sinónimo de felicidad. Escrito por Fernando Ortiz, el delegado de Cultura, Pedro Benzal fue el encargardo de ponerle voz: "La felicidad puede representarse, por ejemplo, en la luz de la mesilla de noche encendida y, sobre ésta, el libro que estamos leyendo y que, casi desde el principio, nos depara tanto placer que ya andamos temiendo su final". Para Benzal, la Feria del Libro debería ser "un ejemplo de la actividad conjunta. Todo el mundo hemos arrimado el hombro para que pueda celebrarse", a pesar de que por la crisis podía haber corrido peligro. "La Feria", decía ayer, "es de todos".