José Sánchez Montes filma sus raíces en Almería y ultima un biopic sobre Martirio

Casi todos los escritores han tenido la tentación de escribir la historia de su familia; y muchos lo han hecho, de manera más o menos encubierta. El realizador granadino José Sánchez Montes ha buceado en la historia de su familia de manera abierta con el documental Yo me acuerdo perfectamente, donde por primera vez aparece como entrevistador y poniendo la voz en off. "Trata por un lado de la historia de mi familia y de paso la historia de un pueblo de Almería, el Campo de Dalías, en el que en su momento mi tatarabuelo compró un montón de tierras a finales del siglo XIX", explica el cineasta granadino, que intenta mostrar en el nuevo proyecto de Ático 7 que "la memoria es algo frágil y nos reinventamos como nos da la gana".

Sánchez-Montes nunca había asumido tanto protagonismo, pero aquí era inevitable contar la historia en primera persona. "Lo primero es reírse de uno mismo, hay que desacralizar todo, hay cosas que damos por sentado, cosas que nos han contado mil veces y no son tan ciertas, por eso el título de Yo me acuerdo perfectamente", sostiene.

El documental recorre la historia real de una localidad que en un momento determinado fue propiedad de una familia a finales del siglo XIX. "Mi tatarabuelo llegó a un pueblo de Almería, encontró una veta de un mineral, se hizo rico y fue comprando terrenos . Es la historia de este minero y la de su pueblo, Campo de Dalías, que era un desierto y ahora es la despensa de Europa", comenta sobre la siguiente veta que se encontró en su pueblo: los invernaderos.

En su opinión, lo más interesante es que en este pueblo y en toda el litoral almeriense se produce una transformación "brutal". Los que al principio de la historia eran ricos ya no lo son, y los pobres son los ricos de ahora con el filón del plástico, mientas que los pescadores, que eran los que se ganaban bien la vida ahora no pueden ni pescar porque las costas están esquilmadas. "Los que cultivaban tomates secos, que eran colonos de mi abuelo en su tiempo, ahora son grandes empresarios y son empleadores de inmigrantes", remarca Sánchez-Montes sobre el 'ascenso y caída' de su familia.

Por el metraje de Yo me acuerdo perfectamente pasan los conflictos sociales del siglo pasado que acabaron incluso en una huelga de hambre del pueblo contra los propietarios de las tierras, además de la expropiación de finales del franquismo. "Lo filmo desde la perspectiva de un hombre que tiene su ideología, pero que es comprensivo con la historia porque cada tiempo tiene sus actitudes. Lo más bonito es que al final todo acaba en paz y con una gente que se quiere y se sigue entendiendo", comenta.

Al tiempo, el director sigue trabajando en un documental sobre la cantante Martirio, donde vuelve con "placer" a la música después de sus trabajos sobre Enrique Morente, Camarón y Eva la Yerbabuena. "Martirio es una mujer que desde una calidad musical increíble ha sabido cambiar y adaptarse, es un personaje fundamental en la historia de la música española", sostiene sobre una artista que siempre da el tono pero que pedía a gritos un documental. "Es la historia de un camaleón que se ha ido cambiando de trajes, de peinetas, transformando su vida en una dualidad, porque Martirio y Maribel Quiñones son dos personajes distintos", continúa Sánchez-Montes sobre una mujer que asombró a todos a finales de los ochenta con un huevo frito en la peineta. Pero Martirio no acabó devorada por su personaje y se sobrepuso a su propia caricatura, "lo que le pudo venir bien al comienzo para hacerse un hueco en un mundo tan difícil como el de la música y la copla", apunta el director.

Sánchez Montes, está vez a través de Sacromonte Films, fue testigo directo del proceso de grabación del disco con canciones de Chavela Vargas. "Fue muy interesante, ella quería dar dar una visión que no confundiera las obras, quería cantar temas de Chavela, pero que fueran reconocibles como temas de Martirio, con lo que ha sido un proceso difícil porque las canciones tienen una personalidad increíble", concluye.