Juguetes con ciencia
Ciencia hoy
Existen los más típicos juegos de laboratorio, pero también aquellos que permiten al niño utilizar técnicas forenses, cuidar insectos, crear su propio ecosistema o conocer más a fondo el universo
El profesor de Ingeniería Química de la Universidad de Barcelona (UB) Claudi Mans aconseja a los padres que compren juguetes científicos para sus hijos esta Navidad que "deben buscar el divertimento" de los más pequeños y, aunque este tipo de actividades tengan un trasfondo educativo, no deben "intentar generar científicos precoces". Así, Mans, apunta que los juegos científicos actuales pretenden "educar de manera ostensible" y, a su juicio estos productos "no deberían tener como fin formar conciencias", sino "entretener".
A pesar de que Mans confiesa que de pequeño jugaba con el Cheminova y construía motores eléctricos con el Meccano, y ha reconocido que "muy probablemente" estos juegos fueron los que despertaron su pasión por la Ciencia, señala que lo importante es que los niños "se puedan entretener mediante la manipulación, tal y como hacen los científicos" pero "no educar en el sentido de educación reglada".
En este sentido, destaca que la familia juega un papel fundamental para "suministrar al niño, en su tiempo libre, estímulos muy variados". "No se trata de que al niño le tenga que gustar la ciencia, sino que descubra que es una actividad placentera, que le permite deducir, comprender y predecir, y que puede profundizar en la misma y hasta dedicarse profesionalmente a ella", apunta Mans.
Además, para el colaborador de la Fundación Cotec, las nuevas tecnologías no tienen por qué tomar la delantera a este tipo de juegos con los que pueden divertirse de la manera más tradicional. Mans recuerda a los padres que los más pequeños "son impresionables tanto con una pelota como con una consola" porque la tecnología es "algo que les ha venido dado" y no una novedad que entra en sus vidas.
Al respecto, el químico recomienda que los juegos tecnológicos se retrasen en las vidas de los menores pues considera que "pueden ser muy absorbentes y obsesivos y dificultar la práctica de otras actividades también deseables".
Por su parte, los jugueteros corroboran que este tipo de juguetes, basados en la Ciencia, se están haciendo un hueco en las habitaciones de los niños, aunque, según apuntan, son productos que se venden, sobre todo, en Navidad, aunque hay periodos, como en la época de comuniones y fin de curso, en los que también se registra un repunte.
Así, el director de Marketing de CefaToys, Juan Fernández, destaca que en los últimos años ha crecido la venta de estos juegos en 2009 un 18 por ciento con respecto a 2008, que a su vez había aumentado un 24 por ciento con 2007.
Los fabricantes explican que, actualmente, se aprovechan todas las ramas científicas para explotar este sector. Existen los más típicos juegos de laboratorio, pero también aquellos que permiten al niño utilizar técnicas forenses, cuidar insectos, crear su propio ecosistema, conocer más a fondo el espacio o utilizar vehículos que funcionan con energías renovables.
Esta variedad, según señalan, es la que hace que los menores tengan un mayor interés por este mundo. Aun así, desde Giro Juegos, apuntan a que también ha influido el tirón de programas de televisión que proponen experimentos. Pero los fabricantes señalan que crear un juguete de estas características es algo más difícil que otro tipo de productos con más tradición juguetera. Además de asesorarse con científicos, aunque tanto por parte de los investigadores como de los jugueteros aseguran que no es muy habitual, este tipo de juguetes tiene una doble restricción a la hora de su fabricación.
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