El saxofonista estadounidense Kenny Garrett es una voz que se sitúa ya entre los mejores músicos de la historia del Jazz. A los sesenta y un años de edad, Garrett, está en el punto dulce de su carrera musical tras el disco de homenaje a sus antepasados: Sounds from the Ancestors. Y en este momento tan especial llega al programa del 35 Festival Jazz en la Costa de Almuñécar el viernes 22 de Julio.

Garrett es de la vieja escuela, tal vez uno de los últimos, de los que prendieron de sus mayores en el autobús de gira de ciudad en ciudad, de concierto en concierto. Nacido en Detroit, ciudad actualmente especialmente perjudicada por el devenir de la industria automovilística que dejó a la Motor City, como se la denominó, en bancarrota, un jovencito Garrett salió al mundo en la banda de Duke Ellington con Cootie Williams. Posteriormente fue miembro de la orquesta de Mel Lewis, tocó en la banda de Charles Mingus y Dannie Richmond, acumulando experiencia y tablas.

Por edad se situó en el recambio generacional entre las viejas glorias y los pujantes chavales, que como los hermanos Marsalis también militaron en esa academia ambulante que fueron los Jazz Messengers de Art Blakey, (por cierto que con visita al festival granadino en su momento). Tal vez su asociación más impactante fue con Miles Davis, tocando con él durante los últimos cinco años de su vida. Él siempre ha estado agradecido al príncipe oscuro del jazz: "Siempre le agradeceré a Miles Davis esos cinco años en su grupo en los que tuve la oportunidad de tocar solos de 10 o 15 minutos. ¡Pocos líderes te dejan hacer algo así!".

Su versatilidad le ha permitido figurar con astros del rock como Sting o Peter Gabriel. Al respecto dijo: "Siempre he hecho la música que oía en mi cabeza, incluso cuando solo se fijaban en mí como instrumentista veloz. Mi primer objetivo era poder tocar cualquier tipo de música, estar preparado por si me llamaban Sting o la sinfónica de Nueva Jersey. Con el tiempo quise hacer música con la que me sintiera conectado espiritualmente".

Hoy Garrett es un profesional consumado al que mucho asocian al legado de Coltrane, algo que para él supone una responsabilidad: "El espíritu de su música es lo que trato de seguir viviendo. Cuando estudias a un músico nunca se sabe cómo se llega a él, pero luego siente uno que es una responsabilidad portar su nombre. Algunos de los músicos mayores que son mis héroes ya no están o están llegando a la edad en la que se están retirando, y nosotros tenemos la responsabilidad de llevar su música a otras generaciones".

Al borde de convertirse en un clásico en vida, sus discos Seeds from the Underground, y Pushing the World Away, fueron nominados a los premios Grammy en la categoría de Mejor Álbum Instrumental de Jazz, mientras que coleccionaba premios como instrumentista (¡8 Dowbeat al 'mejor del año'!). Su último álbum es, Sounds from the Ancestors, que ha presentado diciendo que: “estaba tratando de obtener algunos de los sonidos musicales que recordaba cuando era niño, sonidos que daban vida a mi espíritu como John Coltrane (A Love Supreme), Aretha Franklin, (Amazing Grace), Marvin Gaye, (What's Going On) etc., y el lado espiritual de la iglesia. Cuando comencé a pensar en ellos, me di cuenta de que era el espíritu de mis antepasados”.

Viene acompañado por Vernell Brown en el piano, Corcoran Holt al contrabajo, Ronald Bruner tras la batería y Rudy Bird con la percusión, el mismo grupo base con el que realizó la grabación.