Una tradición de los gitanos del Sacromonte

La zambra, de baile morisco "indecente" a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad

  • El Ayuntamiento abordará en el pleno del viernes una iniciativa del equipo de gobierno socialista para que la zambra sea incluida en la lista de bienes del patrimonio universal de la Unesco

Manuel Liñán rindió un pequeño homenaje a la zambra en 'Tauro', su primer montaje en solitario.

Manuel Liñán rindió un pequeño homenaje a la zambra en 'Tauro', su primer montaje en solitario. / G. H.

Carmen Bernand, doctora en Antropología por la Universidad de la Sorbona, define la zambra como "un baile morisco particularmente sensual, al son de castañuelas y de tamborcillos, que anima los cortejos". El crítico francés Christian Poché se remonta siglo atrás para recordar que esos bailes y canciones, en su origen, eran considerados  "indecentes y perjudiciales" según el Concilio de Toledo celebrado en el 589.

La tradición de las zambras fue absorbida, aprendida y transformada por los gitanos del Sacromonte hace siglos. Carlos V llegó a prohibirlas en el siglo XVI, durante la Inquisición, porque "se las asociaba en exceso al recuerdo de la presencia de los moriscos", señala Poché en su libro La música arábigo-andaluza. Sin embargo, continuó practicándose de forma clandestina.

El Ayuntamiento abordará en el pleno del viernes una iniciativa del equipo de gobierno socialista para que la zambra sea declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. La propuesta ha sido presentada hoy a los grupos municipales en la Junta de Portavoces y busca "dar el lugar que se merece a algo tan granadino como es la Zambra", ha explicado la concejal de Cultura, María de Leyva.

El Gobierno municipal considera que "las razones culturales y artísticas para que la zambra deba ser incluida en la lista de bienes del patrimonio universal de la Unesco, son evidentes", al igual que ocurrió en 2010 con el flamenco, por lo que espera contar con el apoyo de todos los grupos municipales.

A Manuel Liñán le parece "una idea genial, fantástica". "Al igual que el barrio Albayzín-Sacromonte fue designado con la distinción de Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco, también tiene que ser distinguido su arte, su música y su cultura", razona el bailaor. El artista rindió "un pequeño homenaje a la zambra, vista desde una perspectiva más actual", en Tauro, su primer montaje en solitario.

Liñán, una carrera ligada al Sacromonte

"Quisimos recuperar esa parte esencial de las zambras. La zambra tiene una patrimonio musical y artístico muy interesante, muy amplio. Ha sido fuente de inspiración para muchos artísticas, grandes escritores y viajantes de la época", explica el granadino, cuya carrera está ligada íntimamente al Sacromonte. El coreógrafo empezó a bailar con 13 años en la Cueva de los Tarantos. 

"Estuve cinco años. Ha sido gran parte de mi escuela. Las primeras cosas son las que más te marcan. Fue un auténtico aprendizaje poder actuar todas las noches allí, y ver la singularidad con la que se baila en las cuevas. Para mí fue una gran escuela", recuerda entusiasmado.

Aunque perpetuada a través de la transmisión oral, la zambra (danza y música) es la ceremonia con más aporte de documentación histórica e iconográfica de cuantas existen. Comparte alusiones en la literatura de los siglos XVII y XVIII junto a otros géneros flamencos y como peculiaridad de los moriscos de Granada.

Incluye una modalidad de tangos y se caracteriza por una serie de bailes, cantos, recitados, sortilegios y juegos musicales; todos ellos forman un conjunto que gira en torno a los desposorios. La zambra era el rito lúdico musical que acompañaba la ceremonia de la boda en la cultura andalusí. El propio significado de la palabra invoca el carácter festivo asociado a la zambra. El término deriva de los vocablos árabes zamra (flauta) o zamara (músicos).

Prohibida en el siglo XVI

La práctica de la zambra estuvo sometida a intentos de extinción tras la conquista del Reino de Granada, incluso fue prohibida por la Inquisición, en el siglo XVI. Su continuidad, de forma clandestina, mantuvo vivo el legado. La cultura gitana del Sacromonte se convirtió en depositaria, velando por su supervivencia. A mediados del siglo XX, en paralelo al auge del turismo internacional, la zambra granadina renació con fuerza.

La singular danza se convirtió en una atracción exótica y muy reclamada desde aquellos primeros turistas hasta los de nuestros días. Bailaoras de la talla de Carmen Amaya, La Chunga o Pilar López la adoptaran en sus memorables interpretaciones teatrales.

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