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La Lámpara Minera que le cambió la vida a Juan Pinilla

  • El artista actúa en el Festival del Cante de las Minas diez años después de ganar la máxima distinción de éste

Juan Pinilla posa junto a la Lámpara Minera, hace ya diez años.

Juan Pinilla posa junto a la Lámpara Minera, hace ya diez años. / José Albaladejo

Mayte Martín, Miguel Poveda, Antonia Contreras. La trayectoria de los tres dio un giro de 180 grados cuando se hicieron con la máxima distinción del Festival Internacional Cante de las Minas, la famosísima Lámpara Minera. Para Juan Pinilla (Huétor-Tájar, 1981), el único granadino vivo con una en el bolsillo, no sólo fue un empujón en su carrera. "Antes de ganarla me dedicaba a escribir críticas de flamenco en la Opinión de Granada -donde desempeñó la labor de redactor y columnista-, estudiaba Derecho y procuraba pagarme mis estudios con los premios. Me cambió la vida y me hizo plantearme dedicarme plenamente al cante. Antes había recibido galardones y había hecho giras internacionales, pero no con la determinación con la que me dediqué a partir de la lámpara", recalca. Se le nota algo nervioso al otro lado del teléfono. "Es normal", reconoce.

El cantaor granadino vuelve a pisar hoy el escenario de la Unión, esta vez como "artista invitado", cuando se cumplen diez años de "aquella noche tan bonita y especial". Lo hará en compañía del guitarrista almeriense David Caro, su "compañero de fatigas"; el percusionista murciano Javier Rabadán; y el bailaor cordobés Richard Gutiérrez a las 23:00 en el Antiguo Mercado Público. Pinilla se alzó con el máximo galardón del Festival Cante de las Minas tras cuatro años intentándolo. "Siempre me había traído premios, pero no uno tan importante como la Lámpara. Fue un espaldarazo para mi carrera. Encima me acompañaba el guitarrista granadino Luis Mariano", rememora entusiasmado.

El artista, que creció en el seno de "una familia humilde", piensa que "el cante de las minas es uno de los cantes por excelencia de los trabajadores, los cuales han erigido unos monumentos musicales impresionantes en torno a estas músicas". Será a ella, a la clase trabajadora, a quien le dedique hoy su actuación. "Mi concierto intentará explicar que el flamenco es un cante de trabajadores, tanto de mineros, herreros, pescadores. Hablamos de cantes que tienen como 300 años", declara. Una década antes, Pinilla homenajeaba a "los muertos por siniestralidad laboral en Granada, que ese año superó su récord, una vergüenza en pleno siglo XXI" al recoger la Lámpara. "Los artistas tenemos que alzar la voz, a pesar de que haya concejales fascistas que intenten acallarnos", reflexiona envalentonado.

Su repertorio también homenajeará a "los grandes maestros de la Unión, de los que yo aprendí tanto, como Encarnación Fernández, Manolo Romero, Antonio Piñana y Manuel Ávila, el primer cantaor granadino que se llevo una Lámpara Minera", explica. A final de la conversación, el artista confiesa que renunciar ahora a la libertad que le da el flamenco le costaría la vida. Por suerte, ésta le cambió para siempre un 14 de agosto de 2007.

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