Trozos de poesía
MEMORIA DE FEDERICO
Que no murió. Le mataron.
Contra la cal de una tapia luminosa
me lo dejaron clavado.
-¡Por vuestras madres!- decía.
Y los fusiles sonaron.
En el vacío de España
aún retumban los disparos.
-¡Por vuestras madres!- decía.
Y lo dejaron clavado
diez pólvoras asombradas
y una bruta voz de mando.
¡Decidme cómo, decidme,
Puede ocurrir tal espanto!
¡Ay, hombres son nombre y madre!
¡Ay, sal seca y hueso amargo!
Diez bocas estupefactas
y un hombre que estaba al mando.
Nada más ni nada menos.
Sólo un vacío sin llanto.
Y esta rabia que me grita
que no murió; le mataron.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios