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Lens rescata al porteador negro de las películas de Tarzán

  • El escritor y periodista tiene ya en la imprenta su nuevo libro, 'Escritor blanco, corazón negro', donde repasa cómo el cine ha mostrado el continente africano en películas como 'Mogambo'

Jesús Lens pasa del humo y las apreturas de los bares del cine a los infinitos parajes de las películas rodadas en África. El escritor y viajero granadino, autor de Café-Bar Cinema , regresa ahora con Escritor blanco, corazón negro (Almed), un libro que ya está en la imprenta y que llegará próximamente a las librerías. El autor parte de un cliché mental que se repite: cuando se piensa en África enseguida aparecen escenas de Mogambo o, en el caso de los románticos, el picnic de Robert Redford y Meryl Streep en mitad de la sabana.

"Me apetecía mostrar desde un punto de vista crítico cómo el cine ha presentado el continente africano en sus distintos avatares", explica el autor, consciente de que, para muchos, una película es como la Biblia y un libro de Historia al mismo tiempo. "Muchas cosas que creemos saber sobre un personaje o un acontecimiento histórico lo sabemos a través del cine", comenta. Y ahora, con el estreno de Lincoln, habrá muchas personas que todo lo que vayan a saber sobre este personaje será lo que vean en la película de Spielberg. "Si lo ha hecho bien será una visión más rigorosa y en caso contrario tendremos una visión distorsionada".

En el caso de África, el problema es conocerla a través de las películas de Tarzán. Para el escritor y director de comunicación de CajaGranada el desafío es hacer un repaso por el cine viendo cómo "muchos de los prejuicios que tenemos de África parten de las películas".

De hecho, la mayoría de las películas que transcurren en el continente negro se basan en personajes reales, como en Memorias de África, o hacen referencia a acontecimientos históricos, caso de Mandela. Y aunque en los últimos años han aparecido títulos como El jardinero fiel o Diamantes de sangre, parece que se ha convertido en pasto de documentales. "Creo que es como una forma de lavar la conciencia por todas las tropelías que se han hecho", reflexiona Lens.

Lo curioso es que rodar allí no es barato "en absoluto", como cuando las grandes producciones se rodaban en España para que Samuel Bronston y compañía se ahorrasen unos dólares. Un ejemplo es Gorilas en la niebla, que al rodarse en un parque nacional de Congo, el equipo tuvo que subir todo el material al modo tradicional con los porteadores. No hay constancia de que ninguno de ellos se precipitara por un abismo...

Jesús Lens dice las películas clásicas ofrecen una versión "muy maniquea" mientras que de las más modernas se queda con la carga de crítica que llevan títulos como El jardinero fiel. También destaca Disparando a perros, una cinta rodada en Ruanda, en una escuela en la que se refugiaron un grupo de tutsis porque los cascos azules andaban por allí. Cuando recibieron la orden de evacuar la zona fueron "masacrados a machetazos" los cerca de 2.000 refugiados. "Quizás si el cine no contara estas historias no sabríamos nada de ellas".

A medio camino entre los clásicos y el cine más actual está Corazón blanco corazón negro, de Clint Eastwood, que muestra a John Huston obsesionado con cazar un elefante. Lens recuerda que el guionista le dice en la película al director irlandés que tendría que ser un delito matar a un elefante. Él responde que "es el único pecado que se puede cometer pagando una licencia". Hay otras películas que no se rodaron allí aunque tratan sobre el continente negro, como El último tren a Katanga, que se grabó en Jamaica pero que trata sobre el tema de los mercenarios.

¿En África están cansados de que los hombres blancos rueden su historia? Según Lens, este tema lo planteó muy bien Richard Attenborough en Grita Libertad, donde narra la historia del líder del movimiento negro Steve Biko a través de un reportero americano. "Él decía, con cierto cinismo, que es más fácil conectar con la gente así porque la historia acaba bien si el protagonista es el reportero porque le dan el premio Pullitzer y populariza la historia de Biko". Así, el espectador sale más tranquilo de la sala de cine y el asesinato de Biko queda en un segundo plano.

Mucho drama pero, comedias poquitas, Los dioses deben de estar locos y poco más. "Pero África es donde la gente siempre está sonriendo, es un tópico pero es que es así", insiste Lens. "Cuando estuve en Mali le escribí a mis amigos: 'Son las diez de la mañana y ya he visto cincuenta sonrisas, ¿cuántas has visto tú?'. Y es verdad, tienen una forma muy feliz de disfrutar del día a día", concluye el periodista, escritor y viajero con corazón negro.

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