Leonard Cohen llega a Granada para disfrutar de las alas de la poesía
El cantautor canadiense, que ya acudió a la ciudad a mediados de los años ochenta para visitar la casa natal de Federico García Lorca, despliega esta noche en Atarfe lo mejor de todo su repertorio musical
Esta noche llega a Granada un caballero. Exquisito, elegante, mujeriego, buen catador de vinos y gourmet de la poesía, que mastica lentamente, verso a verso, con voz ronca y profunda, como si la garganta estuviera directamente conectada a la aorta y en lugar de sangre tuviese las venas llenas de susurros y palabras. Amparado en su sombrero de ala corta, con los surcos profundos que da la vida a los 74 años y unos ojos que parecen haber meditado mucho, llega esta noche a Granada Leonard Cohen para regar el Coliseo de Atarfe con su música, su murmullo, su voz.
Éste es tal vez uno de los conciertos más esperados en la ciudad en los últimos años. También para Leonard Cohen, que el año pasado ya estuvo en Benicassim, Alicante, y coincidió allí con un viejo amigo, Enrique Morente, y con el grupo Lagartija Nick. A todos ellos les unía una misma pasión: la poesía de Federico García Lorca. De hecho, Morente y Lagartija Nick grabaron en 1996 un disco que hoy es pura historia, Omega, en el que ponían música a los versos del Lorca de Poeta en Nueva York y de... Leonard Cohen. Fue un encuentro memorable.
La será esta noche también para Cohen. Ya en 1986 vino a Granada casi de incógnito para visitar la casa natal de Federico García Lorca en Fuente Vaqueros. Allí se emocionó. E hizo algo más: se puso a practicar yoga en una de las habitaciones de la casa y fue sorprendido por el director del museo, Juan de Loxa, cabeza bocabajo. "Pensábamos que le había sucedido algo porque Leonard Cohen no bajaba", recordaría hace poco Juan de Loxa. "Lo que estaba haciendo era meditar".
Su visita a Granada no era en balde. Había acudido a la ciudad a hacerse las fotos para la carpeta interior de su último disco de entonces, I'm your man. En la portada, Cohen aparecía en una estación de trenes comiéndose un plátano. En la carpeta interior, el cantautor canadiense posaba en las calles del Albaicín mientras imaginaba que por allí vagaba la esencia de García Lorca.
Aquel disco, I'm your man, contenía una de las canciones que más impactarían en la carrera de Leonard Cohen y que esta noche despertará una verdadera salva de aplausos y más de una lágrima: Take this waltz, la versión en inglés del poema Pequeño vals vienés de Federico García Lorca. De esta canción el propio Enrique Morente hizo una desgarradora versión en Omega con el poema original en castellano y los acordes de Leonard Cohen. Al cantautor, aquel detalle, como el de que Morente le pusiera voz flamenca a temas del calibre Priests, First we take Manhattan o Hallelujah (por ahí quedan aún en el tintero versiones inéditas, como This is not the way to say goodbye) le emocionó de verdad. Para él, Omega está entre sus mejores discos y Morente, entre sus cantantes de todos los tiempos.
Leonard Cohen desgranará esta noche en Granada prácticamente sus éxitos más memorables, como Dance me to the end of love, Ain't no cure for love, Everybody knows, Suzanne, Bird on the wire, The future, Democracy, Chelsea Hotel #2, I'm your man, Hallelujah y, por supuesto, Take this waltz, entre muchas otras. Viene acompañado por un grupo de músicos excepcionales y un coro femenino que rebosa ternura por los cuatro costados. La actuación promete rozar la perfección de principio a fin y los amantes de la buena música y la finura poética van a disfrutar como en pocas ocasiones.
Ríos de tinta han corrido sobre las razones del regreso de Leonard Cohen a los escenarios. Sí es cierto que el músico, que en 1993, justo en el año en que conoció a Enrique Morente en Madrid, decidió retirarse a un convento budista, se encontró con que 11 años después, su hija Lorca, bautizada así en honor del poeta, lo llamaba alarmada para decirle que tenía sospechas de que la mánager del cantautor, Kelley Lynch, lo estaba estafando. Cohen abandonó su retiro espiritual urgentemente en 2004 y se encontró con que se habían esfumado nada menos que 8,4 millones de dólares de su cuenta corriente y que su libreta de ahorros estaba tiritando. En 2006, un tribunal falló en favor de Cohen y ordenó el reingreso de su dinero, pero la mánager se encontraba para entonces en paradero desconocido. El músico se vio en la obligación, el pasado año, de volver a los escenarios después de tres lustros de retiro.
Pero tal vez no sea ésa la única razón por la que Cohen regresa a la vida mundana. Vuelve con todas sus heridas curadas, disfruta de la música en el escenario, de un buen vino en los camerinos y del ambiente que rodea un concierto. Le agradan la charla informal o las conversaciones profundas, la lectura reposada de buena poesía y los lentos paseos por las ciudades. Cohen regresa más bien para degustar el tiempo, mascarlo lentamente como quien reflexiona sobre un verso certero y aspirar los vapores de la música con esa nostalgia de alcohólico rehabilitado ante el aroma de un whisky que no volverá a probar nunca. Leonard Cohen llega por fin a Granada, a esa Granada que es tan suya y tan íntima como el poeta que, hace muchos, muchísimos años, le abrió el corazón a las alas de la poesía.
También te puede interesar
Lo último