Entrevista Lucía Marín | Directora de orquesta

"La figura de la directora dejará de ser una excepción para convertirse en algo normal"

  • La maestra linarense dirige a la Orquesta Ciudad de Granada en un recital online, que podrá verse este viernes en Youtube, junto a Marina Heredia donde interpretan piezas de Manuel de Falla

Una imagen reciente de la directora de orquesta Lucía Marín (Linares, 1982)

Una imagen reciente de la directora de orquesta Lucía Marín (Linares, 1982) / G. H.

En la familia de Lucía Marín (Linares, 1982) siempre hubo gusto por la música y la cultura. Su bisabuela materna Lucía Avilés participó de manera amateur en alguna zarzuela y su abuelo materno tocaba la guitarra en la rondalla de Ibros (Jaén). Por parte de padre, su bisabuela Pilar Camacho y la hija de ésta estudiaron la carrera de piano (esta última, Concha Pageo Camacho, consiguió el título de la carrera de piano en 1926). Su tataratío Antonio Camacho fue además uno los primeros directores de la Banda Municipal de Linares allá por 1880.

Marín ha recogido el testigo convirtiéndose en una de las pocas directoras de orquesta del circuito nacional. La brillante discípula de Enrique García Asensio ha sido nombrada por El País como "una de las esperanzas de la dirección de orquesta española". La maestra dirige esta semana a la Orquesta Ciudad de Granada en un recital online junto a Marina Heredia donde interpretan piezas de Manuel de Falla. El público podrá ver el concierto este viernes a las 20:00 a través de la cuenta de Youtube de la OCG.

-¿Cómo ha pasado estos meses de pandemia?

-Todos los directores de orquesta dedicamos más del 90% de nuestro tiempo a estudiar. El otro 10% son nuestros conciertos. Esa etapa de trabajo, de estudio, se ha ampliado. Personalmente ha sido una etapa distinta y complicada donde el estudio y el conocerse mejor mientras amainaba la tormenta ha sido la clave.

Un momento de la grabación del concierto de la OCG Un momento de la grabación del concierto de la OCG

Un momento de la grabación del concierto de la OCG / G. H.

-¿De qué manera ha afectado este parón a su carrera?

-El 100 por 100 de la agenda se ha aplazado en los últimos seis meses. Se ha quedado todo en stand by. Poco a poco se va recuperando con apuestas como la de la OCG de seguir adelante Buscando nuevos proyectos y nuevas ideas los artistas pueden volver a trabajar.

-¿Qué se debe cambiar en la industria cultural tras esta crisis?

-Hemos aprendido dos cosas: la primera es la importancia que tiene la posibilidad de hacer grandes reuniones. Esas que tanto echamos de menos ahora. Y la segunda: el vivir el presente, el valorar lo que tenemos. La posibilidad de tener el calor del público se nos ha ido. Rápidamente ha habido que buscar nuevas formas para difundir la cultura. Antes era muy difícil hacer cosas en streaming y organizar reuniones telemáticas. Ahora hay muchísima oferta en internet.

-Dirige a la Orquesta Ciudad de Granada en el auditorio Falla sin público. ¿Nada puede igualar la sensación de dirigir con el teatro lleno?

-Nada puede igualar a la sensación del calor y de la energía que los asistentes te transmiten. Cada público es distinto. Aunque ellos crean que son simplemente oyentes, ellos son participantes porque con su energía y su entusiasmo nos motivan a hacer música.

-La OCG ha cancelado varios conciertos después de que se tomara la decisión de continuar con la limitación del aforo a un 40% en auditorios. ¿El Gobierno y las comunidades autónomas han sido demasiado duros con el sector cultural?

-Intento centrarme en mi profesión e intento no juzgar a nuestros políticos porque hacen lo mejor que pueden. No me gustaría estar en su pellejo. Lo cierto es que la cultura necesita de la interlocución del público y sin él hay muy poco que se pueda hacer. La cultura tiene que seguir adelante. También quiero ser solidaria con el resto de sectores que también lo están pasando muy mal: los autónomos, los pequeños comerciantes, los pequeños hosteleros. Debemos hacer un llamamiento a la responsabilidad individual.

La directora de orquesta posa en el auditorio Manuel de Falla La directora de orquesta posa en el auditorio Manuel de Falla

La directora de orquesta posa en el auditorio Manuel de Falla / G. H.

-El recital se retransmitirá online y será gratuito para todo aquel que quiera verlo. ¿Se debería poner límites a la cultura de lo gratis o cree que en un momento de crisis hay que ser ser solidarios?

-Una cosa es la cultura gratis en una circunstancias normales y otra cosa los gestos de solidaridad en unas circunstancias excepcionales. Siempre hay lugar para la solidaridad y la excepcionalidad. Una vez vuelta la normalidad, la cultura debe estar remunerada porque es una industria que genera riqueza.

-Volvamos al recital de este viernes. Habrá música de Manuel de Falla, en concreto de dos de sus obras más célebres: El sombrero de tres picos y El amor brujo. ¿Ha dirigido anteriormente obras del gaditano?

-Había tenido la oportunidad de hacer en varias ocasiones El amor brujo y alguna vez alguna suite de El sombrero de tres picos. Mi trato con Falla viene desde siempre. Es el gran genio de la música española del siglo XX. Estudiar su obra es un auténtico regalo. Cualquier música que se acerca a Falla aprende algo. Era un hombre muy humilde y minucioso a la hora de trabajar. Su obra está llena de detalles. Su música está construida a través de su sabiduría; está impregnada del concepto rítmico de Ígor Stravinski y del impresionismo de Debussy. Él tuvo los mejores los mejores consejeros. Le decían: "Lo tienes todo teniendo el flamenco español". Él, en un gesto de atrevimiento, se acerca al flamenco, lo vive, lo disfruta y lo traslada al mundo de la música clásica. Él hace una fusión perfecta. Su orquestación es simplemente magistral. El trabajo estructural y formal es de un gran maestro. Manuel de Falla estaba en el top ten de compositores del primer tercio del siglo XX.

-Ambas piezas beben del folclore andaluz. ¿Piensa que los turistas han dejado ya de asociar Andalucía únicamente con el flamenco?

-Relacionar a Andalucía con el flamenco es uno de los grandes regalos que el flamenco le hace a esta tierra. El flamenco es la música más importante que tiene el patrimonio español. Es la gran desconocida. Se conoce mucho, pero muy pocos la conocen en profundidad porque es una música compleja y de una gran raíz. Tenemos la suerte de atesorar un patrimonio flamenco inmenso que todavía está por descubrir y por explorar. Falla descubrió que esta música popular que estaba asociada a tópicos era una fuente inagotable de ideas, una fuente de riqueza cultural y sonora.

La cantaora Marina Heredia es una de las protagonistas del recital La cantaora Marina Heredia es una de las protagonistas del recital

La cantaora Marina Heredia es una de las protagonistas del recital / G. H.

-Es una de las pocas directoras de orquesta del circuito español. ¿Ha sufrido alguna discriminación en este ámbito por ser mujer?

-Siempre que he ido a una orquesta he sido recibida muy cariñosamente. Nunca he visto un mal gesto de nadie por ser mujer, pero las estadísticas están ahí. Las mujeres directoras no están programadas ni por asomo como los directores de orquesta. Me consta que los programadores, los gerentes y los directores artísticos están por la labor de que esto vaya cambiando. Estoy segura de que poco a poco esto va a ir cambiando. La figura de la mujer directora dejará de ser una excepción para convertirse en algo normal. Hay dos tipos de batalla: la primera es la personal. Animo desde aquí a todas las mujeres que quieren ser guitarristas, compositoras o directoras de orquesta. Luego está la segunda batalla, la de reivindicar que estamos aquí. Es tiempo de sembrar mucho y bien para que en este siglo se normalice la presencia de mujeres en estos campos.

-Afirma que su estancia en Estados Unidos fue decisiva para su formación. ¿Qué encontró allí?

-El hecho de hacer un máster y un doctorado en Estados Unidos te hace pasar por una criba enorme porque las plazas son muy limitadas. Allí todo estaba enfocado a lo práctico. Lo aprendido con Enrique García Asensio en Musikene (Escuela Superior de Música del País Vasco) lo puse en práctica allí. Estuve cinco años trabajando con orquestas siendo asistente de mi maestro. Dirigía casi todos los días, lo que me hizo tener una experiencia tremenda. Dirigir una orquesta con mi edad es algo muy difícil y complicado. Esta semana he tenido la oportunidad de conocer a músicos de la OCG que llevan más de 30 años viendo pasar a directores de orquesta. Cuando ellos estaban aquí empezando yo tenía ocho años. Hay que estar muy bien preparado.

-Usted se ha formado también como pianista. ¿Qué opina del fenómeno James Rhodes?

-Él es un pianista mediático. Defiende una serie de valores y una historia que la sociedad se la compra. No podemos confundirlo con un pianista serio clásico. Él cubre otro perfil. Si lo quieres evaluar desde el punto de vista musical de la excelencia, hay muchísimas pianistas que tienen más recursos musicales y técnicos. Él tiene los suyos. Él atesora una historia detrás que le hace tener un enganche mediático. Él comunica a través del piano y tiene unas reivindicaciones muy loables. Él no se vende como un pianista de élite. Se ha recurrido a él por cuestiones políticas y sociales en vez de tirar de otros pianistas. Y los pianistas están cabreados con razón. En todas las profesiones ocurren estas cosas. Él cumple su misión.

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