Magüi Mira, actriz y directora

Magüi Mira: "Lo que entonces era un escándalo, ahora es una vergüenza porque seguimos igual"

  • La actriz y directora vuelve a llevar a escena 'Molly Bloom', el personaje femenino del 'Ulises' de James Joyce que interpretó en los años 80 y con el que este fin de semana recala en el Centro Medina Elvira de Atarfe

Magüi Teatro Atarfe

Magüi Teatro Atarfe / R. G. (Granada)

Magüi Mira es una de las grandes del teatro español: 20 años y más de 30 montajes como directora y otros tantos como actriz durante más de cuatro décadas. Ahora vuelve a la gran pantalla con Venus, la cinta de Jaume Balagueró producida por Alex de la Iglesia, pero en los escenarios en este casi medio siglo ha hecho de todo, desde Fedra a Pareja abierta, pasando por Antonio y Cleopatra, La señorita Julia, Descalzos por el parque o La culpa. Y como directora, hasta estado al frente de adaptaciones de Madame Bovary hasta versiones de Penélope, una reinterpretación de la Odisea. Pesa a lo dilatado de su currículum, no duda a la hora de elegir su personaje favorito: Molly Bloom, con el que este fin de semana recalará en el Centro Medina Elvira de Atarfe. 

El montaje 

Mira retoma así el mismo personaje que estrenó en 1980 en La noche de Molly Bloom, una obra revolucionaria dirigida por José Sanchís Sinisterra. Ahora, la veterana actriz vuelve a encarnar la figura femenina del Ulises de James Joyce en el centenario de su publicación, pero en este caso una producción de Jesús Cimarro con versión y dirección de ella misma junto a Mar Torres

El personaje

"¿Qué es una mujer, se preguntaba seguramente James Joyce cuando escribió el último capítulo de su Ulises. 24.000 palabras. Sin puntos ni comas. Y como un hombre osado entró en el pensamiento de Molly. Pensamiento que definió arrollador y tembloroso de pura contradicción. Y cuando consiguió publicarlo en 1922, hoy hace 100 años, sus lectores se dieron de bruces con una Molly inabarcable, inclasificable, una mujer que no podían encapsular, como tampoco a la condición femenina", explica la intérprete y directora, quien detalla que en ese proceso de 'poda' para poder llevar a escena el monólogo de Molly ha dejado un texto de 7.400 palabras. En total, una hora y cuarenta minutos de pura experiencia teatral. "Si dijera las 24.000 palabras tendríamos que llamar al Samur", bromea la intérprete, que señala también el humor que recorre el texto de Joyce, y más en su revisión 40 años después de aquella primera versión.  

Ese no es el único cambio que experimenta la adaptación, que pasa de ser un último capítulo de una de las obras cumbres del siglo XX a montaje teatral. "Siempre pienso que si Joyce el levantara la cabeza y viera que las barbaridades que él escribió, su gran revolución, ahora está encarnada por una mujer en un teatro, no daría crédito. Porque no es lo mismo la intimidad del lector que el absoluto ritual y pacto mágico que se produce en un escenario. Eso que creó para ser leído ahora cobra vida y presencia delante de un público". 

¿Qué tuvo de especial la obra de Joyce para que supusiera un antes y un después en la literatura del XX? ¿Qué tiene Molly Bloom de diferente respecto a otros grandes monólogos femeninos de la escena española, como la Carmen de Cinco horas con Mario? Para Magüi Mira, la libertad del personaje frente a otros roles de mentalidad más burguesa. Esa fue precisamente la conmoción que supuso en su momento.  "Una mujer casada no podía pensar así. Se horrorizaron ante la desvergüenza de una mujer que recorría las calles de su vida a tropezones, vida que ella sabía inexplicablemente injusta. Sus gritos conmovedores, por la urgente necesidad de oxígeno limpio, zarandearon el alma de muchas mujeres y de muchos hombres queentonces leyeron ávidamente la novela esencial del siglo XX".

Vigencia

De ahí su vigencia. "Hoy las palabras de Molly Bloom permanecen intactas, pero el mundo se mueve y se transforma. Ahora puedo entender su resignación como una generosa aceptación del deseo insatisfecho de ser amada. Molly acepta la vida de mujer que sostiene el mundo, fuerza imparable de la madre naturaleza, de la madre tierra". Tiene esa vertiente de madre, pero a la vez se reivindica como mujer. "Molly es un espíritu libre y puro, que no se somete al control y al abuso masculino. Molly es una voz directa y limpia que habla de otra vida posible en la que quiere su espacio. Molly tiene los ojos cansados de las mujeres que han transitado años de su vida, la vida de las mujeres hembras que amamos, parimos, y amamantamos a hijos, padres, amantes... Molly dice sí a la vida". Un vitalismo en el que reside tanto la fuerza como la belleza del texto. "Por eso, hoy, su capacidad de provocación es más impactante. De ahí nace su apabullante belleza".

Esa fue tambien la causa por la que Ulises generó un escándalo entre la comunidad literaria de su época, a la que le costaba aceptar que otra manera era posible. Mucho se ha hablado del paralelismo con la obra de Homero, pero Leopold Bloom es un equivalente al Ulises clásico, su esposa es la representación de Penélope, aunque en este caso se conoce una mujer que cuestiona la visión del universo femenino. Joyce crea una nueva imagen femenina a la que otorga actitudes reprobables para la moral establecida. Pero lo más sorprendente no es que eso no sólo fue así en la sociedad el XX, es que esos planteamientos y ese escándalo siguieron vigente mucho tiempo después. "La primera vez que se hizo en España, la interpreté yo y fue una revolución. Ahora lo abordo con 78 años y el texto es el mismo, pero mi manera de verlo y las emociones que trasmito no. Ni soy la misma mujer ni el país tampoco". 

Pero, ¿esperaba cuando hizo aquellas primeras funciones en los 80 que el panorama en 2022 estaría así, que seguirían vigentes los mismo conflictos en torno al universo femenino? "De ninguna manera y esa el razón por la que hago. Por un lado, por la belleza del texto; y por otro, porque vi una grabación de los ochenta y recordé que entonces nadie hablaba así del sexo, de su relación con el cuerpo, con la guerra... De repente me di cuenta que lo entonces era un escándalo, ahora es una vergüenza porque seguimos igual". 

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