Historia viva del flamenco granadino

Manolete, la encarnación del baile gitano en los escenarios

  • El bailaor ha recibido este jueves un merecido homenaje a su fructífera carrera donde no han faltado artistas como Pepe Habichuela, Diego 'El Cigala', José Mercé, Antonio Canales, Cristina Hoyos y Rafael Amargo 

Manuel Santigo Maya 'Manolete' recibe a los medios con una sonrisa.

Manuel Santigo Maya 'Manolete' recibe a los medios con una sonrisa. / Álex Cámara

Aún conserva su mata de pelo poblada, su figura enjuta, su nariz afilada, su gracia al hablar. Ha pasado mucho tiempo desde que Manuel Santiago Maya Manolete pisara su primer escenario, pero sigue desprendiendo la misma clase con sólo andar. "Es inconfundible", afirmaba ayer uno de los asistentes al homenaje en honor al bailaor granadino en el Cuarto Real de Santo Domingo. Decenas de familiares, amigos y seguidores se reunieron en una mesa redonda donde no faltaron estrellas del flamenco como Pepe Habichuela, Cristina Hoyos y Antonio Canales.

Judea Maya, hija del bailaor y director de su escuela de flamenco, inauguró la ronda de semblanzas agradeciendo la asistencia a "los pedazos de artistas". "No cabemos aquí de la emoción. Se respira mucho amor, mucho arte y mucha admiración entre ellos. Eso es muy difícil en el mundo del flamenco y en cualquier arte", señaló Maya emocionada mientras daba paso a su tío, Pepe Habichuela. Escueto en su discurso porque debía irse a la prueba de sonido del concierto homenaje a Manolete en el Palacio de Congresos, el guitarrista no dudó en recordar su época en Madrid con él y las giras por Europa y América.

El bailaor granadino junto a sus amigos artistas, antes de la mesa redonda sobre el maestro. El bailaor granadino junto a sus amigos artistas, antes de la mesa redonda sobre el maestro.

El bailaor granadino junto a sus amigos artistas, antes de la mesa redonda sobre el maestro. / Álex Cámara

Para Antonio Canales, Manolete es "uno de los pilares fundamentales del flamenco, ése lleno de clasicismo y teatralidad". "Hoy día el flamenco está contaminado precisamente de esto que tanta falta le hacía en los 80", sentenció. El sevillano tuvo "la suerte" de conocerlo durante esa época en Amor de Dios, una escuela madrileña de danza, que Canales definió como "una universidad del flamenco donde se reunieron unos pocos locos".

Entre la nómina de artistas en la academia de baile y cante, creada en 1953 como un lugar de estudio y ensayo para la compañía de Antonio El Bailarín, se encontraba Cristina Hoyos, Antonio Gades y Eduardo Serrano El Güito. "Ellos cogieron la danza y la institucionalizan. Eran grandes intérpretes, grandes coreógrafos y grandes creadores. En esa franja también estaba Manolete, el más pequeño de todos ellos", destacó Canales, cuyo amistad con el bailaor se ha traducido en decenas de actuaciones juntos y en visitas a su escuela de flamenco en La Chumbera a lo largo de los últimos 10 años.

"Es un privilegio estar aquí hoy para celebrar un homenaje que no se hace a título póstumo, sino que se organiza con él en vida, como debe ser. No olvidemos a este faraón del flamenco", aplaudió el actor sevillano mientras se despedía con un "gracias maestro".

Sus inicios, junto a Cristina Hoyos

Cristina Hoyos coincidió con Manolete por primera vez en el Ballet de Manuela Vargas, considerada una figura indiscutible del arte jondo, en 1964. "Manuela contrató a la chicas en Sevilla y a los chicos en Madrid. Recuerdo que ese año fuimos a bailar a Londres. No hacía frío. Ahí éramos unas personas que teníamos ansias por bailar. Lo hacíamos porque amábamos nuestra profesión. Fue un principio maravilloso", hizo memoria Hoyos.

A pesar de su corta edad, Manolete en esa época "ya se caracterizaba por su sobriedad encima del escenario y su pasión por la danza", recalcó la coreógrafa. "Tiene una manera muy particular de bailar. Hay pocos que puedan decir que bailen como Manolete", afirmó Hoyos. Los inicios para ambos no fueron fáciles. Prueba de ello se plasmó en unas declaraciones suyas: "No teníamos dinero, como todos los que estamos aquí, pero lo poquito que ahorrábamos lo gastábamos en clases".

Aprendiendo del Ballet Nacional de España

Hoyos y Manolete también trabajaron juntos en el Ballet Nacional de España cuando Gades lo dirigió. "Nos daban clases de clásico y nos tumbamos en el suelo (se ríen). Todo era para seguir aprendiendo. Todos eran buenísimos. Fue una experiencia maravillosa. Yo seguí trabajando con Gades, pero hemos estado en contacto desde entonces", rememoró. "Sabemos que nos admiramos, nos queremos y nos alegramos de que nos llevemos bien. Espero que este merecido homenaje no sea el único y que siga adelante con mucha salud", se despidió la sevillana mientras Manolete le soltaba un te quiero.

El escritor Joaquín Albaicín quiso explicar al público el shock que le supuso la reaparición de Manolete en los escenarios en 1991, en el Teatro Nuevo Apolo. "Iba con su bastón en la mano. Antes de que moviera una pestaña, la gente rompió en una ovación clamorosa. Me recordó al torero Lagartijo, que cuando estaba dispuesto a poner unas banderillas, la plaza entera se levantó como un solo hombre", contó emocionado. Definido por Albaicín como "un bailaor para la historia", Manolete no sólo destacó en la farruca o en la alegría: "Iba más allá. Ha tenido ese carisma, ese duende, que nada más verlo hacerle el pasillo ya valía el dinero de la entrada".

El director de Amor de Dios, Joaquín San Juan, recordó a Manolete y sus compañeros de generación caminando con su maletita, "dejando atrás arreos, familias, sabores" para "hacer patria con el flamenco". "Fueron a Japón e internacionalizaron el arte jondo. Es un trabajo impagable para la cultura española. Los responsables de esas áreas no se enteran", subrayó.

La charla se cerró con las palabras de Diego Fernández, director del Instituto de Cultura Gitana, y las de José Heredia. Fernández destacó "su elegancia al bailar y la cantidad de viajes internacionales que hizo", lo que se tradujo en “la apertura de mercados a la industria cultural española". Además, pertenece a "una de las estirpes flamencas más importantes de Granada".

Heredia no sólo habló de su faceta como bailaor –"es la encarnación de la figura del baile gitano en el escenario"–, sino también de su persona: "Mi padre, José Heredia Maya, confiaba en él por su integridad, saber estar y honestidad". "Se homenajea como si fuera el final de su carrera y aún le queda mucho por crear. Su cabeza está llena de gitanidad, movimientos y baile. Tenemos que ser capaces de recoger y mimar su legado", concluyó.

Al acabar, Manolete se marchó en seguida junto a su mujer Dolores Heredia para alistarse. Le esperaba una gala homenaje en el Palacio de Congresos con Diego El Cigala, José Mercé, Carmen Linares, Jaime El Parrón, Pepe Habichuela, Canales, La Farruca, Rafael Amargo y Juan Andrés Maya, entre otros. La guinda, como siempre, la pondrá en breve un fin de fiesta apoteósico.

Pepe Habichuela, durante el espectáculo homenaje al artista del Sacromonte. Pepe Habichuela, durante el espectáculo homenaje al artista del Sacromonte.

Pepe Habichuela, durante el espectáculo homenaje al artista del Sacromonte. / Álex Cámara

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