De Mari Pili a Ana Belén

El periodista Miguel Ángel Villena publica una semblanza de la cantante y actriz de Lavapiés que sirve como hilo conductor de la historia de España en las últimas cinco décadas.

De Mari Pili a Ana Belén
De Mari Pili a Ana Belén
G. Cappa Granada

21 de septiembre 2016 - 05:00

"Mírenla, es la hija de una portera y parece que su madre fuera la duquesa de Alba". Fue la presentación en sociedad de María Pilar Cuesta Acosta, allá por los años sesenta, en un programa de Unión Radio que presentaba Bobby Deglané. Esta joven se convirtió en Ana Belén, una estrella con mayúsculas de la música, el cine y el teatro que, casi 50 años después, ha llegado a 2016 sin que su imagen huela a naftalina, como pasa a muchos de los que protagonizaron la década yé-yé. El periodista Miguel Ángel Villena acaba de publicar Ana Belén, desde mi libertad (La esfera de los libros), una biografía de la diva de Lavapiés que, además, ha pasado por ser el icono sexual de distintas generaciones y una de esas mujeres por las que Interviú hubiese tirado la casa por la ventana para tenerla en su portada. Sin embargo, el rasgo más característico que se muestra en el libro es que ha defendido a ultranza su vida privada. "Ana Belén es el hilo conductor de toda una generación,", señala el editor de tintaLibre sobre una artista que fue descubierta a los 12 años y, desde entonces, ha estado en primera fila como cantante, actriz o musa de la Transición. "A través de su vida se ve la evolución del país, por el libro va desfilando todo el mundo que ha sido algo en la cultura en los últimos 50 años", continúa el periodista que mantuvo dos encuentros con la artista para articular la biografía, además de contactar con otras veinte personajes fundamentales en su vida. "No son unas memorias dictadas", defiende el autor sobre el debate de las semblanzas autorizadas.

Villena pudo acceder al personaje, que le abrió unas puertas que ha tenido cerradas durante décadas. En la Transición, Ana Belén rompe el estereotipo de mujer de izquierdas "tipo La Pasionaria" y aparece una artista "atractiva, alegre y muy cañera" que se convierte en el gran modelo de mujer de izquierda de la Transición.

El viernes pasado actuó en el Palacio de Deportes de Granada dentro de la gira El gusto es nuestro, junto a su marido Víctor Manuel -con el que se casó en 1972-, Joan Manuel Serrat y Miguel Ríos. Con 65 años recién cumplidos, se permitió enfundarse en un ceñido traje rojo con un escote que escondía el secreto de la elegancia y la sensualidad.

En cuanto a su actividad política, Villena sostiene que "no es una izquierdista de salón". Y eso que, para cierto sector de la población, junto a Víctor Manuel representa toda la carga negativa que puede tener la palabra progre. "Los medios más conservadores siempre han criticado a la pareja, pero ha sido una persona muy coherente y nunca ha dejado de manifestarse públicamente pensando en que su carrera podría verse perjudicada", señala el autor sobre una mujer que, al tiempo, ha podido mantener a raya a la prensa del corazón, sin convertir sus altibajos en su matrimonio en un culebrón por capítulos como otros ilustres consortes. "Como cualquier pareja que lleva 44 años ha tenido momentos de todo tipo, pero están muy compenetrados, son muy distintos pero muy complementarios, se admiran y se respetan mucho el uno al otro, una de las claves de que el matrimonio se acerque a sus bodas de oro", continúa sobre una mujer que, interrogada por Villena sobre cuál es el defecto que más detesta, responde que la cobardía. Eso sí, el hombre por el que siente devoción -además de su marido y su hijo- es el actor Robert de Niro, con quien llegó a coincidir en el Festival de Moscú y, por una vez en su vida, se quedó sin palabras y perdió la oportunidad de hacerse un selfie con el actor. "Tiene una devoción especial por él le gusta como actor, como director, como hombre...". En cuanto a las mujeres, tiene como referente a Katharine Hepburn, con la que comparte la imagen de fémina transgresora. También Chabela Vargas o María Dolores Pradera están en su altar artístico.

En cierto modo, Ana Belén ha sido devorada por sus canciones, igual que Frank Sinatra, que 18 años después de su muerte es más recordado por My Way que por haber participado en películas como De aquí a la eternidad. En el caso de la española, posee una de las voces más potentes y más reconocibles de la historia de la música en España, mientras que en cine, después de protagonizar exitazos de alto voltaje sexual como La pasión turca o comedias de enredo como El amor perjudica seriamente la salud, lleva unos años en los que su presencia delante de las cámaras ha sido más que intermitente. "Para una mujer madura es más difícil conseguir papeles, aparte de la crisis que ha vivido el cine español en los últimos años", reconoce Villena sobre una actriz que, en cierta manera, sigue siendo una intérprete por descubrir. "Va a dar todavía mucho que hablar como intérprete, señala después de que, recientemente, haya sido galardonada con el Goya de Honor a toda su trayectoria.

Ana Belén es quizás el único caso de niña prodigio que ha llegado a los 65 años sin haber sido devorada por su éxito temprano. En este caso, Villena resalta la importancia que tuvo en su vida el director teatral Miguel Narros, que tuvo la capacidad de darle una consistencia a su carrera de la que adolecieron otros como Marisol o Joselito. Y fue precisamente con Narros, en el ensayo de una obra, cuando la política entró para siempre su vida, lo que junto a la música, el cine y el teatro resume la vida de una de las grandes personalidades de la cultura de España.

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