Entrevista María Cortina | Periodista y amiga de Chavela Vargas

"Decía que por la noche escuchaba sonar el piano y bajaba para conversar con Federico"

  • La autora publica el libro 'Chavela Vargas: entre García Lorca y Pedro Páramo' donde habla de la relación de la cantante con el poeta granadino: "Lo hizo tan suyo como una canción de José Alfredo"

La periodista mexicana María Cortina junto a su amiga la cantante mexicana Chavela Vargas

La periodista mexicana María Cortina junto a su amiga la cantante mexicana Chavela Vargas / Discos Corasón

La periodista mexicana María Cortina, amiga y confidente de la cantante Chavela Vargas, con quien escribió en 2009 Las verdades de Chavela, vuelve al "universo" chaveliano con un libro sobre su "maestra" que se propone afianzar la "memoria del futuro". Así definía la cantante mexicana (1919-2012) sus ansias de ser recordada, algo que parece garantizado y no solo en el caso de Cortina, que responde afirmativamente y sin dudar cuando le pregunta si Chavela Vargas: entre García Lorca y Pedro Páramo es fruto de la añoranza.

Cortina ha escrito un libro sobre sus conversaciones y anécdotas con Chavela, a la que conoció en España en la recta final de su vida, cuando la cantante de temas como La llorona y Macorina hacía años que había dejado el alcohol y había reiniciado su carrera con "más sabiduría". Su segundo libro sobre Chavela Vargas es una obra que Cortina define como "un dique contra el olvido" y un tributo a su "maestra de vida".

Almodóvar y José Alfredo, los amigos más fieles

Por sus páginas transitan personas muy conocidas, entre ellas el director Pedro Almodóvar y el desaparecido cantante mexicano José Alfredo, quienes, según Cortina, fueron los amigos más grandes de la cantante, nacida en Costa Rica pero afincada en México desde los 17 años y que el 17 de abril cumpliría 102 años. De Almodóvar, quien alguna vez dijo que "Chavela Vargas no va a reencarnar porque ya es la reencarnación de Chavela Vargas", Cortina ha tomado la idea de que la cantante tuvo tres momentos decisivos en su vida de los que resurgió distinta cada vez.

Esas "reencarnaciones" fueron su viaje a México a los 17 años, su regreso a los escenarios a los 72 años tras una ausencia de más de una década en la que se perdió en el infierno del alcohol y a los 93 años, poco antes de que su corazón dejara de latir, afirma Cortina. El libro lleva el antetítulo de Conversaciones con María Cortina, porque hablar, además de acompañarla en su etapa triunfal en España, es lo que Cortina -agregada de prensa de la embajada de México en Madrid por aquellos años- más hizo con la Dama del poncho rojo, como la apodó el cantante Joaquín Sabina.

También la visitaba una vez a la semana en la casa de Cuernavaca (México) donde pasó el final de su vida, después de su último viaje a España, que hizo con 93 años. "Estaba muy sola, la mayor parte del tiempo solo con sus enfermeras", dice Cortina, quien destaca que a la vez su página oficial en internet cada día tenía más seguidores. Después de su muerte, el cinco de agosto de 2012, se llenó aún más de personas jóvenes que aseguraban en sus mensajes cuánto les hubiera gustado conocerla.

García Lorca y Juan Rulfo

Chavela no conoció al poeta Federico García Lorca, pero lo "hizo tan suyo como una canción de José Alfredo", indica Cortina al explicar el título de su libro. Cuando iba a Madrid, la cantante se alojaba en la Residencia de Estudiantes, una institución que tuvo como alumnos a García Lorca, Salvador Dalí y Luis Buñuel, entre otros. Tomaba siempre la habitación del poeta granadino y decía "con total naturalidad que por la noche había escuchado sonar el piano y había bajado para conversar con Federico", recuerda Cortina. Tanto se identificaba con Lorca que su último disco se lo dedicó a él.

También el mundo de Pedro Páramo, del escritor mexicano Juan Rulfo, formaba parte del universo de Chavela, a quien le encantaba esa novela de un pueblo, Comala, cuyos habitantes están todos muertos. Cortina narra que un día una gitana en Madrid le dijo que alguien le había echado mal de ojo y ella se lo contó a Chavela, quien le pidió que no se preocupara, pues iba a hablar con Don Juan en referencia a Rulfo, que llevaba años muerto, para arreglarlo. Después le pidió que no se espantara si por la noche, en su habitación, escuchaba el ruido de un sombrero al caer al suelo. "Así lo sentí, igual que siento la presencia de Chavela ahora", asegura Cortina.

En su última conversación con ella, la cantante, que "veía cosas que los demás no veían" y era famosa por sus "frases contundentes", le dijo que no tenía miedo a morir y aceptaba que se iba ir, pero también que "seguiría por aquí". "Minutos después de aquella confesión, me pidió que llevara a la habitación del hospital donde se encontraba internada el medallón que los chamanes de la comunidad huichola le entregaron cuando la nombraron Gran Chamana. Lo tuvo puesto hasta el final", recuerda.

"Quienes todavía lloramos al escuchar su canto, quienes pensamos en ella cuando nos duele el alma, los que nos empeñamos en deshilvanar sus verdades, los que la invocamos cuando nos urge un trago de coraje, sabemos que desde el cinco de agosto de 2012 Chavela vive su tercera vida", señala en el libro.

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