Estreno de la obra 'Firmado Lejárraga'

La emancipación teatral de María Lejárraga

  • El Centro Dramático Nacional rescata del olvido a la fecunda escritora riojana, autora de un centenar de obras que firmó con el nombre de su marido, Gregorio Martínez Sierra

Eduardo Noriega, en el papel de Gregorio Martínez Sierra, y Cristina Gallego como María Lejárraga.

Eduardo Noriega, en el papel de Gregorio Martínez Sierra, y Cristina Gallego como María Lejárraga. / G. J.

Si alguien busca en Google información sobre la novela Tú eres la paz aparece Gregorio Martínez Sierra como su autor. Decenas de enlaces a librerías online lo corroboran. Sin embargo, la verdadera autora del libro, un éxito de ventas publicado en 1909, es María de la O Lejárraga. La fecunda escritora firmó un centenar de obras con el nombre de su marido, el empresario teatral Martínez Sierra, con el que formó un extraño tándem artístico en la compañía de éste.

La dramaturga, política y activa feminista de la época, se exilió a Argentina al estallar la Guerra Civil Española, donde finalmente falleció en 1974. El Centro Dramático Nacional la rescata ahora del injusto olvido en Firmado Lejárraga, obra que se podrá ver en el Teatro Valle-Inclán hasta el domingo.

Uno de los mayores fraudes literarios

¿Asistimos al mayor fraude literario de la literatura española? "Negros literarios ha habido muchos y los sigue habiendo desgraciadamente. Mujeres silenciadas ha habido muchas y las sigue habiendo. El caso de Lejárraga no es un caso más. Es una de las autoras españolas más importantes del siglo XX y hasta hace nada su historia era desconocida", reprocha Vanessa Montfort, autora del texto dirigido por Miguel Ángel Lamata.

La escritora riojana, en una fotografía de archivo. La escritora riojana, en una fotografía de archivo.

La escritora riojana, en una fotografía de archivo. / G. H.

Montfort destaca de entre todo el catálogo de joyas escénicas y literarias escritas por la riojana su libro Tú eres la paz, "que llegó a la 50 edición en su día, obras de teatro como Canción de cuna, llevada al cine en varias ocasiones -una de ellas por José Luis Garci-, El amor brujo y El sombrero de tres picos".

También fue, en palabras de la dramaturga, "una de las primeras feministas españolas con un discurso moderno e inteligente, en el que siendo muy combativa, apostaba por la necesidad de que las féminas se formaran; y sumaba al hombre, no lo excluía, de hecho su discurso es muy poco agresivo con el hombre pero deja muy claro los derechos de la mujer y su capacidad intelectual". "Si no hubiera sido por ella yo no estaría firmando una obra en el Centro Dramático Nacional", recalca Montfort.

"Mujeres de España, algo grande os espera"

"Mujeres de España, dejad de bordar, hay algo tan grande que os está esperando", decía la autora que animaba a las féminas a "buscar en los libros" y dejarse llevar por la curiosidad. Lejárraga inauguró la Asociación Femenina de Educación Cívica, conocida como La Cívica, en 1931 y formó parte del Lyceum Club Femenino, "asociaciones dedicadas a la mujer donde se formaban a desempleadas incluso". Sin olvidar su faceta como diplomática y traductora de autores de la talla de Shakespeare, Sthendal, Ibsen o Sartre.

¿Qué hubiera ocurrido de haber desarrollado su carrera en el siglo XXI? "Yo he llegado a escuchar que no habría escrito tanto, ni habría producido tantas cosas si no hubiera sido porque tenía que dar de comer a la compañía de su marido. Él le pedía libretos constantemente a un ritmo vertiginoso", cuenta.

Para la escritora catalana, Lejárraga no fue "una pigmaliona, ni una víctima". "No está encerrada en casa y su marido con el látigo para que ella escriba. Su prodigiosa imaginación se inventa al dramaturgo y al autor que sería su marido. Martínez Sierra es un personaje más, pero le sale rana. El problema de esa intención, ese gran autor, es que no sabes dónde pararla", defiende.

Un momento de la obra. Un momento de la obra.

Un momento de la obra. / Marcosgpunto / CDN

"Quizá Gregorio escribiera su primer libro de poemas con una edición bastante clara de su mujer, pero toda la producción es de María. Era un secreto a voces en aquella época. Ella lo cuenta en sus memorias y en 144 cartas donde él le alienta a que siga escribiendo. El gran autor se lo inventó ella. Qué paradoja. Parte de no haber sido capaz de desvelar que era ella quién escribía es que es como un hijo que le perdona todo. Ella tenía una relación materno filial con él", cree la autora.

¿Qué papel juega Martínez Sierra en la obra, cuyo intérprete es Eduardo Noriega? "El mérito como gran hombre de teatro, director e impulsor de revistas literarias no se lo quitamos. En nuestras enciclopedias, no se le estudia como el gran director que fue, sino como autor. Y no era autor -ríe-. Ese pequeño detalle hay que reconducirlo de alguna manera", señala Monfort, que no tiene "ninguna duda de que la que escribía todo era Lejárraga".

La dramaturga ha contado con la ayuda de la documentalista Carmela Nogales y las investigadoras Alda Blanco, especialista en el exilio, y Patricia O’Connor, que descubre esas 144 cartas, "un auténtico tesoro". "Si no hubieran estado separados, esas cartas no existirían y no sabríamos con seguridad que la autora era María", recalca.

Una estrecha relación con Granada

Falla junto a Martínez Sierra y Lejárraga. Falla junto a Martínez Sierra y Lejárraga.

Falla junto a Martínez Sierra y Lejárraga. / Archivo Manuel de Falla

La vinculación de Lejárraga con esta ciudad fue siempre estrecha, especialmente desde que escribiera el libro Granada, guía emocional. En 1933 además fue elegida diputada al Congreso de la República por Granada. "Hay dos escenas muy bonitas que ocurren en esta ciudad. Vamos a ver como Jorge Usón, en el papel de Falla, toca al piano mientras ella le dicta el libreto de El amor brujo, y otra donde María le muestra la Alhambra. Falla se queda deslumbrado y es entonces cuando él decide quedarse en la ciudad", desvela Montfort.

Tres exilios se reflejan en la obra: "el del corazón, que hizo que se fuera a Niza para no vivir la infidelidad de su marido en primer plano; el político, cuando su nombre fue borrado por la censura; y el exilio de la memoria, en el que ha estado injustamente hasta ahora, no sabemos muy bien por qué". ¿Cuál es el más doloroso? "El de la memoria es el más duro. Ya no hay censura, no hay franquismo, ¿dónde ha estado esta mujer hasta ahora? Había estudios publicados por Patricia O’Connor en español desde los 70", critica la autora teatral.

En Firmado Lejárraga, la escritora riojana, interpretada de forma soberbia por Cristina Gallego, asiste a la investigación de su vida en clave de thriller. Esos personajes, que son los investigadores, se van a desdoblar en los hombres de su vida. "El texto se ha ido cosiendo a la escena de tal manera que pudiéramos meter en el escenario en hora y media a una mujer que no cabe en ningún teatro, ni en ninguna película. Habría que hacer una serie de muchos capítulos y ni siquiera", reconoce Montfort. La emancipación teatral de Lejárraga llegó. No se la pierdan.

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