Mariana Enríquez (Buenos Aires, 1973) se ha ganado un lugar en el Olimpo del terror y lo gótico gracias a los tenebrosos ambientes que es capaz de construir en sus novelas. Nuestra parte de noche le valió el Premio Heralde de Novela y puso sobre ella todos los ojos del mundo literatario, no solo por su talento sino también como parte de esa larga cadena de eslabones que forman el denominado boom femenino que se está produciendo en la letra impresa. Con el objetivo de analizar este crecimiento exponencial de la literatura escrita por mujeres, la bonaerense visitó el Centro Lorca, para participar en el ciclo de conferencias que el edificio de La Romanilla acoge bajo la batuta de Andrea Aguilar.

Enríquez toma así el relevo de otras mujeres como Brenda Navarro, Paulina Flores o Pola Oloixarac, que tomaron parte en estas conferencias que buscan analizar el nuevo fenómeno literario procedente de Latinoamérica, que sigue en cierta medida los pasos del otro boom, protagonizado en aquella ocasión por nombres como García Márquez, Cortázar o Vargas Llosa. 

Con una perspectiva más moderna y feminista, esta nueva remesa de artistas recogen la herencia dejada por sus antepasados, tratando de reconducir el famoso realismo mágico hacia zonas más oscuras y terroríficas, donde Enríquez tiene mucho que decir. 

La autora publicó su primera novela a los 19 años, Bajar es lo peor, obra reeditada esta primavera a la que ha sumado Cómo desaparecer completamente, Los peligros de fumar en la cama y, más adelante, los cuentos Las cosas que perdimos en el fuego, libro cuya traducción al inglés fue nominada al Man Booker International.