Filosofía y física, recordando a Mario Bunge

Ciencia abierta

Su pensamiento crítico atacaba duramente a pseudociencias como el psicoanálisis y la homeopatía

Mario Bunge recoge el Premio Príncipe de Asturias en 1982
Mario Bunge recoge el Premio Príncipe de Asturias en 1982 / C. A.

Granada/El pasado día 24 de febrero fallecía a los cien años de edad, en la ciudad canadiense de Montreal, Mario Augusto Bunge. Su figura era bien conocida y reconocida en el mundo académico de muy diversas disciplinas, tan dispares como la física y la filosofía. ¿Física y filosofía?, quizás les pueda parecer campos muy separados en la actualidad por esa extraña división de letras y ciencias que tanto nos recuerdan algunos cuando expresan alguna dificultad para seguir algún planteamiento matemático (¿ciencias?), lógico (¿letras?) o quizás económico (elijan ustedes donde lo situamos).

Mario Augusto Bunge inicio sus estudios para doctorarse en física y matemáticas en su Argentina natal. Por entonces, antes de la Segunda Guerra Mundial, su país era una potencia mundial con enormes posibilidades de futuro que se truncaron en la convulsa historia política del país. Bunge se disculpó en varias ocasiones por su apoyo al populismo peronista, aunque para entonces ya había emigrado a los Estados Unidos y Canadá, país este último donde residió desde 1966. Entre los muchos reconocimientos recibidos, citemos tan solo que en 1982 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades por su contribución "al análisis y fundamentación de teorías en el campo de las Ciencias Naturales y Sociales con una larga serie de trabajos que vienen influyendo grandemente en la investigación que se realiza en estas materias tanto en España como en Hispanoamérica".

En 2015, el propio Bunge publicaba una autobiografía de 500 páginas. Escribir tal obra con 95 años es la mejor expresión de su memoria activa. Recordar lecturas, sucesos y conversaciones de familia y trabajo de tan larga vida está al alcance nada más que de mentes privilegiadas. En esa obra se recoge un índice de nombres con 1.200 entradas. Y de todas ellas, o casi, es capaz de comentar algo de su trabajo y encuentros.

Su obra, pueden imaginar, es enorme. La primera publicación que encontramos en su biografía data de 1943. A lo largo de 80 años de trabajo publicó 70 libros y 540 artículos con contribuciones en la física, filosofía de la física, metafísica, metodología y filosofía de las más diversas disciplinas científicas como la psicología y la biología, filosofía social, política y educación. En sus propias palabras explicó que para comprender la filosofía necesitó estudiar física. Quizás su mayor contribución fue la interpretación realista que realizó de la mecánica cuántica.

En su vida confió en que la investigación, la ciencia y la filosofía siempre podían contribuir al bienestar humano con una búsqueda continua de la verdad objetiva y racional, y por ello criticó fuertemente a la pseudociencia. Y en este punto quisiera detenerme en este Ciencia Abierta que dedico a su figura. En el año 1989, Mario Bunge impartió una conferencia en la ciudad de Granada, con el título Aprender y enseñar Ciencia y Técnica o decaer, en la cual enumeraba una serie de medidas para mejorar la enseñanza de la matemática, las ciencias naturales, sociales y de las técnicas. Con sus recomendaciones, recorrió todos los aspectos y campos del sistema educativo: la formación del profesorado, la organización de los centros, el apoyo a la investigación en todos los campos, la inversión en todos los niveles desde la educación infantil a la universitaria. Así mismo realizó una dura crítica a la superstición y la pseudociencia que se colaba en las aulas y en los medios de comunicación.

Mario Bunge
Mario Bunge / C. A.

Las pseudociencias eran una preocupación para Bunge, publicó en 2010 un libro (Pseudociencias, ¡vaya timo!, Editorial Laetoli), que ya hemos recomendado con anterioridad en esta sección por nuestro "amor a la Ciencia". Y entre esas pseudociencias que criticaba el filósofo-físico argentino están algunas muy conocidas como la homeopatía, a la que también hemos dedicado desde aquí duras críticas: "Homeopatía, el fraude diluido".

Bunge no se corta en absoluto para criticar a lo que califica de supersticiones diversas como el el psicoanálisis, la psicología evolutiva, la izquierda marxista o el catolicismo ortodoxo. Todo ello es sujeto de crítica por parte de Mario Bunge que no dudaba en esas críticas pero con enorme respeto a las personas: "Uno puede ser intolerante con las teorías falsas, pero tolerante con quienes las sustentan, a condición de que no medren con ellas", declaraba en 2011.

Y en su libro, de ese mismo año, Ciencias sociales en discusión no dudaba en afirmar, con gran carga de ironía, que las teóricas feministas "nos piden que creamos que la filosofía, la matemática, la ciencia y la tecnología han estado hasta ahora cargadas de género y que, además son herramientas de la dominación masculina. Desde luego, no ofrecen prueba alguna a favor de su tesis, presumiblemente porque la preocupación por la verdad objetiva es androcéntrica". Sera difícil olvidar a Don Mario Augusto.

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