May R. Ayamonte (1996) es graduada en Estudios Ingleses con dos másteres en enseñanza y literatura con perspectiva de género; activista y militante de movimientos sociales, lectora voraz y onubense. Tiene hasta la fecha nueve novelas publicadas: Amor más allá de la unicidad (Bubok, 2010), Iris (Novum Publishing, 2011), las dos primeras partes de la trilogía Infinite (2 De Letras, 2013-15), Besos Entre Líneas (Planeta, 2016), De Nadie (Destino, 2017), Contra Corriente (Destino, 2018), Mar Profundo (Edebé, 2021) Y Las niñas salvajes (Contraluz, 2022). 

Actualmente es CEO de su propia empresa, LITERALI Box, y se dedica a dar charlas de fomento de lectura para colegios e institutos. Con motivo de su última novela Las niñas salvajes, un thriller extremo que te mantiene en vilo hasta su desgarrador final, la escritora habla abiertamente de sus ideales y próximos proyectos.

Apasionada y agradecida

La novelista

-¿Cómo se lleva el éxito siendo tan joven?

-No sabría muy bien que decir, es algo con lo que he vivido desde hace bastante años. Empecé auto-publicando con 12 años de manera gratuita y prácticamente no me leyó nadie, pero me dio la fuerza para seguir publicando y escribiendo. Eso me hizo darme cuenta de que era algo que me gustaba y me llenaba. Todo ha ido escalando poco a poco y tampoco he sido muy consciente. Lo vivo todo echándole cabeza y siendo consciente de lo que está pasando a cada momento. Siempre hay una parte que es el trabajo pero también hay una que es suerte.

-¿Cómo se siente?

-Me siento tremendamente afortunada por tener 25 años y poder publicar y vivir de los libros, de mi trabajo y de lo que me apasiona que es la literatura. Por supuesto, ha habido mucho trabajo detrás y muchos años de escribir y publicar con editoriales pequeñas hasta que di el salto a Planeta cuando tenía 18 años. Ahora escribo literatura adulta, antes solo hacía literatura juvenil. 

-Esta novela, Las niñas salvajes, es su primer thriller, ¿qué le inspiró para abordar este género?

-Necesitaba dar el salto a la literatura adulta, llevaba tiempo queriendo hacerlo porque ansiaba que mis personajes lidiaran con los mismos problemas con los que yo lidio día a día. De alguna manera, quería que mis personajes crecieran conmigo. Dentro de la literatura adulta leo muchas cosas diferentes, pero uno de los géneros que más me gusta es la novela negra porque me permite hacer literatura social que es lo que me gusta.

-¿Qué le permite la novela negra a diferencia de otros géneros?

-Puedo aportar un punto de vista político, este género te permite jugar muy bien y te da las herramientas, muy útiles y diversas, para abordar las cuestiones desde diferentes perspectivas.

-Sin hacer spoiler, su novela es sorprendente e intrigante, ¿qué es lo que más ha disfrutado escribiéndola?

-Adoro la posibilidad de sorprender al lector. Me gusta aportar la perspectiva crítica a una historia sin que el propio lector se de cuenta hasta la resolución de la misma. Y también, el hecho de que me permitía hacer un documentación profunda y extensa de Granada. Esta ciudad es una protagonista más en el libro. Sin duda lo que más he disfrutado es ese proceso de documentación, me lo he pasado como una niña pequeña.

''El feminismo en mi narrativa fue algo que siempre tuve claro''

-El feminismo es algo muy presente en su literatura.

-Desde que estudiaba en el instituto empecé a interesarme por el activismo y como sabes, a raíz de eso comencé con el movimiento estudiantil, luego con el feminista, he trabajado también con el movimiento LGTBIQ+, también movimientos relacionados con vivienda, todas las causas sociales. He hecho muchas cosas como activista que han hecho que me politizara y yo misma creyera que se podía vivir en un mundo mejor. Con mi literatura pretendo hablar de las posibilidades de un mundo mejor. Estudié un máster de perspectiva de género y empecé un doctorado que dejé por falta de tiempo, pero que seguro que retomaré. El feminismo en mi narrativa fue algo que siempre tuve claro.

-¿Quiénes son sus referentes?

-Tengo muchos diferentes como Dolores Redondo o Stieg Larsson, que es mi referente máximo, un día me gustaría poder escribir. A nivel de perspectiva de género, mis referentes son Silvia Federici, Amaia Pérez Orozco, Yayo Herrero y muchas más que influyen en mi narrativa.

-¿Cree que la lectura es una llave para el conocimiento? ¿Se fomenta lo suficiente en su opinión?

-Sin duda lo es. Cuando leemos aprendemos. Para mí leer es un hobbie ante todo, pero es un método muy útil porque mientras te entretienes estás aprendiendo. La literatura te abre la mente y siempre sacas algo. Adoro dar charlas de fomento a la lectura para adolescentes, es algo que me apasiona. Creo que hay un problema y es que hacemos leer en los institutos libros que los jóvenes no quieren leer y entienden la lectura como una obligación o como un examen y creo que eso no es positivo para fomentar nada.

''Cuando leemos aprendemos''

-¿Cómo nació en usted ese talento y pasión por la escritura?

-Vengo de una familia súper lectora, nadie escribía pero si que todos leían. Desde que era niña fomentaron mi amor por la literatura y por la lectura, con los años empecé a escribir y a presentarme a concursos de cuentos. Siempre me he sentido muy apoyada por mis padres. Con 12 años como te he contado fue cuando me di cuenta de que me apasionaba y seguí, hasta ahora. La necesidad de escribir siempre la tienen los lectores. Yo creo que para ser un gran escritor has debido de ser primero un gran lector.

-¿Tiene algún proyecto entre manos?

-Pues sí, varios. El año que viene saco algo diferente a Las niñas salvajes. Con otros compañeros voy a hacer un proyecto distinto pero no puedo decir nada todavía. Pero sí, lo que te puedo contar es que estoy centrada en la siguiente novela que va a ir a librerías y saldrá el próximo año. Te adelanto también que es novela negra y está ambientada en Granada, pero ya no puedo decir nada más. Justo ahora en verano estoy en proceso de documentación y escaleta que es lo que siempre hago primero antes de empezar a escribir en sí.