Entrevista

Miguel Poveda: "El flamenco y Lorca siempre han ido de la mano"

Miguel Poveda en una imagen de archivo.

Miguel Poveda en una imagen de archivo. / Rodrigo Jiménez / Efe

Miguel Poveda (Barcelona, 1973) está unido al flamenco por una red compuesta por infinidad de nodos, que tienen grandes nombres propios como Enrique Morente, Chavela Vargas, Joaquín Sabina y, por supuesto, Federico García Lorca, uno de sus principales referentes al que incluso llegó a dedicarle un disco, Enlorquecido (2018), y para el que solo tiene palabras de agradecimiento. 

Ahora, el catalán vuelve a rendir homenaje al poeta en un concierto que ofrecerá este jueves un concierto en el Parque García Lorca de Alfacar, en recuerdo del asesinato del autor de Bodas de sangre. 

Para alguien que se declara ‘lorquiano’, qué significa actuar en un sitio tan ‘lorquiano’ como Alfacar?

Es una mezcla de sensaciones, cuando llegue el momento podré expresar mejor la sensación. Ahora, días previos a este evento, puedo decir que me siento nervioso y expectante, y espero que mi voz resuene en las almas que allí descansan, entre ellas la de Federico.

Precisamente, ¿qué ha preparado para un concierto tan especial?

Algunos de sus poemas más premonitorios, pero también al Federico muerto de amor, al alegre y al amigo a través de una carta que le escribió a Regino Sainz de la Maza donde hace una definición de sí mismo bellísima.

¿Con qué Federico se queda: el popular y jondo, el comprometido en Poeta en Nueva York, el sensual en Sonetos del amor oscuro?

Todos hacen el Federico diverso y polifacético, también con el dramaturgo y dibujante, y, sobre todo, a la persona llena de valores humanos que hacen que uno quiera seguir su ejemplo. También la gratitud por cómo amó y respetó el flamenco.

¿Se puede entender el flamenco sin Lorca?

Él le dio, junto a Falla y otros intelectuales, un lugar al flamenco que hace que esta bendita música y expresión artística sienta un amor profundo por Federico. El flamenco y Federico han ido e irán siempre de la mano.

Su concierto coincide con una nueva sesión de Lorca en el Generalife, este mismo mes se retoma Me vuelves Lorca, Camarón o Enrique Morente tomaron a Lorca como inspiración, incluso usted mismo, ¿qué tiene la obra del poeta para seguir inspirando tantos años después y a artistas tan dispares?

Supongo que la variedad de su obra, su compromiso con el teatro y la cultura en general, su alma de músico y dibujante, su entusiasmo tan exaltado por la belleza. Nos sigue contagiando de inspiración a través de su obra y como no, de su vida.

Hablando de Morente, dijo de usted que era “uno de los cantaores jóvenes más inteligente", ¿cómo encajó aquel halago? Ahora ya con 50 años, ¿quién podría ser su ‘sucesor’ en ese sentido?

Cualquier halago de Enrique Morente se queda clavado en el alma, también sus consejos, sus entrevistas, su música… pero no me gusta eso de los sucesores. Cada artista es un mundo y en Enrique habitaba algo tan inmenso que es muy difícil ser ni la mitad de lo que ha sido y representa a día de hoy en el arte. Nuestra obligación es venerarlo, agradecerle y aprender de él como un grandioso maestro que fue.

¿Qué habría que hacer para que los jóvenes se acercaran al flamenco?

Yo creo que hay mucha juventud que ama y se acerca al flamenco. Es un arte que atrapa allá donde va. Esto de que el flamenco es solo para personas de avanzada edad es un mito.

Este viernes recibió la Medalla de Oro de La Unión y entregó la Lampara Minera con motivo del 30 aniversario de que usted la ganara, ¿qué queda de aquel Miguel Poveda que sorprendió con apenas 20 años?

Queda poco, solo la misma vocación y amor por la música. Pero la vida, el paso del tiempo, las personas… han hecho de mi una persona distinta. Eso sí, con la misma sensación de empezar de nuevo pero esta vez desde la madurez y un sinfín de vivencias.

Pese a su importancia ‘en el mundillo’, la Lámpara no es un festival ni un premio que sirva como trampolín a los artistas, ¿cuál diría que es el motivo para que lleve más de 60 ediciones?

Tampoco creo que esa sea el alma del festival, no es una fábrica de hacer artistas sino un lugar sagrado en el que, gracias a él, se han mantenido vivos unos cantes de un valor artístico incalculable. Hay que agradecerles siempre que eso haya ocurrido y que los cantes mineros formen parte del universo flamenco aunque no sea una región andaluza.

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