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Mística dentro de la mística

  • Blanca Portillo borda los poemas de Santa Teresa en los Arrayanes con la música del Ensemble Plus Ultra, que interpretó un repertorio con lo mejor de la polifonía de nuestro Siglo de Oro

Resulta difícil imaginar a Santa Teresa paseando por un espacio tan islámico como Arrayanes. Sin embargo, la intensidad de Blanca Portillo y la maestría del Ensemble Plus Ultra que interpretó un repertorio con lo mejor de la polifonía de nuestro Siglo de Oro hicieron posible el "milagro". Daba la sensación de que la actriz Blanca Portillo pidió permiso a la Santa para recitar su obra y ella se lo concedió. A partir de ese pacto, la actriz puso en marcha su talento y transmitió los poemas con toda su belleza, con respeto, con la mirada brillante de emoción y dulzura. Totalmente sincera y sobrecogida, como si ella misma los hubiera escrito o estuviera enamorada de ellos. Fue un ejercicio de mística, dentro de la mística infinita, de la serenidad y belleza que transmite el Patio de los Arrayanes con su enorme estanque donde se reflejan las estrellas, donde palpita la sensación de ese "algo más" que está presente y no se puede explicar. Total serenidad. Una velada bautizada con la magia de la Noche de San Juan. Precisamente, Juan de la Cruz fue el mejor amigo de la Santa y escribió algunos de sus poemas más hermosos muy cerca, en el Carmen de los Mártires ya convertido en convento.

En realidad, haya sido escrita entre las paredes oscuras de una celda o en la soledad de un morabito, en romance, castellano o árabe clásico, la poesía mística anhela la unión con Dios. Reflexiona sobre la fuerza del amor hacia el Creador. Procedan de donde procedan los versos, están hermanados por su mensaje.

Hace pocas semanas que la actriz madrileña Blanca Portillo ha conseguido el Premio Max a la Mejor Actriz Protagonista por El Testamento de María. Anoche rindió recuerdo a Santa Teresa de Jesús, en el quinto centenario del nacimiento de la fundadora de las carmelitas descalzas. Interpretó su papel durante el magnífico concierto de Ensemble Plus Ultra, uno de los más respetados conjuntos británicos de música antigua.

Las obras de Tomás Luis de Victoria y Sebastián de Vivanco, entre otros compositores se intercalaron con los poemas. No se hizo esperar el "Vivo sin vivir en mí y tan alta dicha espero, que muero porque no muero", los versos que todo el mundo conoce. A partir de ahí, los poemas fueron derramándose como gotas de agua: "Ya toda me entregué y di, y de tal suerte he trocado, que es mi Amado para mí, y yo soy para mi Amado". O el fabuloso "Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene nada le falta. Sólo Dios basta".

Si en algo se parecen Teresa de Avila y Blanca Portillo es que a las dos les gusta contar historias y conectar con la gente. Por eso sonó emocionante "Dichoso el corazón enamorado que en solo Dios ha puesto el pensamiento; por él renuncia todo lo criado, y en él halla su gloria y su contento. Aun de sí mismo vive descuidado, porque en su Dios está todo su intento, y así alegre pasa y muy gozoso las ondas de este mar tempestuoso".

Teresa de Ahumada nació en Ávila, el 28 de marzo de 1515. A los 7 años huyó de su casa con un hermano, para ir a buscar martirio. A los doce pasó por el dolor de perder a su madre, lo que la afectó en extremo y pareció decidir su vocación religiosa. A los 16 entró en el convento de Santa María de Gracia, llevada por su padre, muy asustado por sus exageradas lecturas de libros de caballerías. A los 19 años, profesó en el convento de la Encarnación de Ávila, poco después cayó gravemente enferma. En 1537 sufrió un ataque de ansiedad, durante dos años estuvo paralítica.

Sus principales obras son en prosa. Sus poesías fueron compuestas en momentos de intenso ardor místico, por lo que Teresa de Jesús siempre dijo que la Divinidad se las inspiraba.

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