Paco Montalvo demostró el sábado, en la tercera gala del LVII Festival Internacional del Cante de las Minas, que su violín flamenco puede transportar a un público expectante el impacto del cante jondo a través de las cuatro cuerdas de este instrumento.

El cordobés presentó en el antiguo mercado público de La Unión su trabajo Alma del violín flamenco, en el que, acompañado por un grupo de percusión, guitarra española, bajo, palmas y baile, entregó un ramillete de piezas flamencas y versiones del cante jondo de éxitos modernos.

El cantaor granadino volvía al festival diez años después de ganar la Lámpara Minera

Considerado como el mejor violinista clásico español, Montalvo ha demostrado tener las bases técnicas para arriesgar en su carrera introduciéndose en el complicado camino de hacer del violín de Nicolo Amatti de 1660, el solista de su actuación flamenca.

El violinista cordobés se ha instalado en el complejo universo flamenco con una brillantez y elegancia acreditada, con interpretaciones de piezas conocidas de Paco de Lucía, como la rumba Río Ancho y las alegrías La Barrosa. Montalvo continuó con Sevilla, de Isaac Albéniz pasado por el tamiz de las bulerías, pasando por el Romance anónimo o su versión de la canción popular La tarara.

Montalvo estuvo precedido en el escenario del antiguo mercado público de La Unión por el cantaor granadino Juan Pinilla, que regresó al lugar donde alcanzó la gloria de la Lámpara Minera, en 2007, y en el que demostró que tiene el bagaje, el poso y la técnica para deleitar al exigente público unionense.

Cantaor de corte ortodoxo, Pinilla destaca igualmente por su compromiso con las causas sociales, los derechos humanos y el activismo, como ha demostrado al cerrar el concierto homenajeando a las Trece rosas, mujeres republicanas fusiladas tras la conclusión de la Guerra Civil. El granadino no ha querido olvidarse de su paisano Enrique Morente, con una despedida muy emotiva: "Te fuiste tan de repente que hasta La Alhambra llora".