Mujeres de contraportada
Los fotógrafos Juan Ferreras y Claudia González configuran en 'Los contrastes de la búsqueda del siglo XXI' cuarenta fotogramas con mujeres del mundo reall La exposición se podrá visitar en el Museo Casa de los Tiros, hasta el próximo 29 de marzo.
Peinadas, maquilladas y con algo de photoshop cubriendo sus vergüenzas, las mujeres de los anuncios son las diosas del olimpo. "Uno se pregunta si de verdad existen". Los contrastes de la búsqueda del siglo XXI es una exposición que traspasa el cristal de las marquesinas de los autobuses para mirar al otro lado.
Con motivo del Día de la Mujer, la Casa de los Tiros inauguró ayer una exposición ideada por Juan Ferreras donde denuncia la excesiva publicidad sexista y lo que conlleva, más allá del reclamo de una marca. "Un simple paseo por Gran Vía el día de San Valentín es suficiente" -explica- para encontrar repetitivamente cuerpos esculturales "en ropa interior que más que ventas puede acarrear problemas. A ellas las lleva a aspirar a un ideal de belleza poco normal y a nosotros a intentar buscar algo que nos saca de la realidad".
Cuarenta fotografías de Ferreras y Claudia González integran una exposición contada a modo de fotogramas en la entrada del museo. Cuarenta historias de mujeres anónimas y con una belleza sin adornos en largas tiras de papel. Si Ferreras sigue un guión que propone la naturalidad de un torso desnudo, el detalle de un tatuaje o la arruga de una mujer mayor, González se decanta precisamente por la estética publicitaria para celebrar la belleza, "pero la belleza natural, cómoda", sin remilgos ni demasiado glamour.
El fotógrafo comienza su recorrido con el torso liberado de corsés de una mujer desnuda. Habla del maltrato, utilizando para ello la máscara, pero también de la noche, fotografiando unos tacones rojos. Su particular película llena de personalidad y carácter finaliza con dos retratos de mujeres que hablan del paro y la vejez. Veinte imágenes en total.
Ella participa con otros veinte retratos que utilizan una iluminación típica de las sesiones de moda. "Yo quería recoger la parte positiva de la feminidad porque pienso que para reclamar los derechos de la mujer ya está el resto del año", cuenta. Claudia González no reivindica sino que celebra la belleza, pero de una forma natural. Por eso es el contrapunto perfecto para la visión de Ferreras.
Sus modelos posan, pero lo hacen relajadas y cómodas, "ofreciendo las virtudes que las hacen sentirse más atractivas". Para sentirse bellas, sólo es necesario, dice, contar con el respeto de todas las miradas, ya sean hombres o mujeres.
Ante su objetivo han posado mujeres anónimas, pero también la cantante madrileña Lanuit o la conocida Malena Gracia. Sin embargo, y a pesar de la provocadora imagen que suele mostrar esta última, González saca partido de su lado menos conocido. "Es muy difícil sacarla de su rol, pero yo le pedí algo diferente y la vestimos con un traje negro sin demasiado escote".
La elegancia, la naturalidad o la maternidad están presentes en su propuesta. Incluso ofrece dos autorretratos, uno en el que la fotógrafa sale de espaldas y otro cuyo papel es el de maestra de ceremonias.
Aunque bellas, difícilmente podrían llegar a decorar las marquesinas de Granada o cualquier otra ciudad del mundo, como lo hacen mujeres como la ya habitual Penélope Cruz. "Ahora está por todos lados", dice Ferreras, "y no digo que no sea guapísima pero no se puede globalizar... Ella al menos tiene personalidad", un nombre y apellidos. "Lo que me molesta es ver a las típicas modelos de ropa interior que hacen que me pregunte si realmente existen, si son normales".
El fotógrafo de la agencia Efe considera participar en esta exposición "de esos lujos que me doy para descontaminarme del trabajo que suelo hacer, que es más encorsetado y te deja poco margen de libertad. Aquí enseño la otra parte de mi yo. Como de la prensa pero el arte es la plusvalía que me permite ser más creativo".
La espontaneidad y la frescura están presentes en las fotografías, pero sobre todo la naturalidad, la relajación y la normalidad en poses de mujeres que no necesitan cubrir ninguna vergüenza. La crítica de Ferreras no va contra la marca sino contra la imagen y el resultado de la fotografía de mujeres a las que pocos conocen más allá del cristal. "Nadie puede mirarse en ese espejo".
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