Coronavirus, nueva agenda cultura

El Museo de Bellas Artes abre sus puertas pero pospone su muestra de inéditos

  • El director del espacio expositivo, Ricardo Tenorio, cree que puede ser una oportunidad para acercarse a los visitantes locales y adaptar las tecnologías a los dispositivos individuales

El Museo de Bellas Artes abre sus puertas pero pospone su muestra de inéditos

El Museo de Bellas Artes abre sus puertas pero pospone su muestra de inéditos

Después de meses de cierre forzoso provocado por la pandemia, el Museo de Bellas Artes de Granada abrió ayer sus puertas a la vez que la Alhambra. El espacio expositivo ubicado en el Palacio de Carlos V pudo visitarse desde las 9:00 a 15:00 horas, el horario que mantendrá hasta el 30 de septiembre, el horario de verano que este año ofrecerán los museos de la Junta de Andalucía. Después de meses de teletrabajo para facilitar el acceso a los investigadores, recibió ayer a sus primeros visitantes con las oportunas medidas sanitarias y el aforo reducido correspodiente: hasta un máximo de 240 personas pero vigilando siempre el número máximo de personas por sala. La mayoría granadinos, casi todo parejas de mediana edad con o sin hijos, pero también un grupo de diez estudiantes irlandesas e inglesas.

Como ha sucedido en el resto de los museos granadinos que han abierto hasta la fecha, no ha sido necesario aplicar ninguna medida extra de control de entradas, como la reserva previa o la división por franjas horarias. Y, a pesar de que el Museo de Bellas Artes se enclava en el conjunto monumental –lo que podría incrementar el turismo internacional– su director, Ricardo Tenorio, no cree que se sea necesario implementar los mecanismo de control si se tienen en cuenta los datos de afluencia de otros veranos. Las circunstancias especiales de este verano sí pueden ser un aliciente para potenciales visitantes locales. “Nuestro gran reto es acercarnos al público de Granada”, señala Tenorio, quien apunta que será interesante comparar los datos de visitantes con los del mismo periodo de años anteriores.

Para el director, queda también por afrontar retos como adaptar las nuevas tecnologías a los soportes individuales de los visitantes, como sus teléfonos móviles.

Entre otras adaptaciones, como la supresión de folletos, hojas de sala y pantallas táctiles, el director informa que el museo ha tenido que cerrar las dos últimas salas –las correspondientes a los autores más contemporáneos, como José María Rodríguez Acosta o José Guerrero– para permitir que la visita se haga de forma lineal.

Por lo demás, el recorrido permitirá contemplar todas las joyas de la colección. Buena parte procede de fondos desamortizados, por lo que predomina la pintura granadina de tema religioso realizada entre el siglo XVI y el XVIII. Pero la colección estable también creció en número a lo largo de la pasada centuria con adquisiciones y donaciones con las que se cubrió el apartado de artistas granadinos de la primera mitad del siglo XX. Además, a partir de 1984, el museo ha recibido un importante impulso con la aportación de la Colección de Junta de Andalucía asignada al mismo, colección que está fundamentada en obras de los siglos XIX y XX.

Por eso, aunque ha abierto al público sin la pieza de Soledad Sevilla que se inauguró en marzo y ha podido verse finalmente sólo un semana, sí ofrece piezas como la escultura de Santa María de la Alhambra, de finales del siglo XV, atribuida a Roberto Alemán y que presidía la Puerta de la Justicia de la Alhambra. De la misma época, destaca el Tríptico del Gran Capitán. Y ya de principios del siglo XVI es el gran grupo de El entierro de Cristo, del maestro florentino Jacopo da Torni (Jacopo Florentino), y algo posterior, el relieve de La Virgen con el Niño de Diego de Siloé. Tenorio destaca sobre todo el Bodegón del cardo, de Sánchez Cotán, sin olvidar las obras de Alonso Cano, Bocanegra, Pedro de Mena, José de Mora, Rusiñol o Fortuny.

Habrá que esperar hasta 2021 para ver la exposición prevista para este verano: una colección de Inéditos, piezas restauradas o que pertenecen habitualmente fuera de la colección por problemas de espacio o de discurso.

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