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El Museo del Prado profundiza en las relaciones de Bernini con España

  • El contacto que el artista tuvo con la monarquía hispánica centra una exposición en Madrid comisariada por Delfín Rodríguez

Con las esculturas Anima beata y Anima dannata se inicia el recorrido por la exposición que el Museo del Prado dedica a mostrar las relaciones que Gian Lorenzo Bernini (Nápoles, 1598-Roma, 1680) tuvo con España. Visitable hasta el 8 de febrero de 2015, Las Ánimas de Bernini. Arte en Roma para la Corte española es la primera muestra que se organiza en nuestro país sobre este creador esencial en la historia del arte, protagonista y responsable, junto a Borromini y Pietro da Cortona, de la imagen y construcción de la Roma barroca.

Además de permitir la contemplación de extraordinarias obras creadas para mecenas hispánicos, la muestra plantea por primera vez y de modo monográfico las complejas relaciones artísticas, culturales, diplomáticas y políticas que Bernini mantuvo con la monarquía hispánica durante el siglo XVII.

Delfín Rodríguez, especialista en Bernini y comisario de la exposición, comprobó durante los estudios que ha llevado a cabo durante años que el argumento de la relación de Bernini con la monarquía hispánica no lo tocaba nadie. "Se consideraba que esta relación había sido marginal y periférica frente a Francia y otras monarquías. Me fui convenciendo de que se trataba de un argumento importantísimo, nuevo y nunca tocado por ningún historiador del arte y que merecía que se hiciese en el Museo del Prado", señaló el comisario.

Tras conocer que el director del Prado, Miguel Zugaza, quería mostrar en el museo como obras de contexto Anima beata y Anima dannata, que se encuentran en la embajada de España ante la Santa Sede en Roma, Rodríguez propuso hacer una muestra sobre la relación de Bernini con España a partir de ambas obras, "que fueron las primeras encargadas por un prelado español en Roma".

Anima beata y Anima dannata, que se exhiben por primera vez en España, son dos obras "de altísima calidad" realizadas en mármol en el año 1619, cuando Bernini todavía era un joven escultor, a instancias de Pedro Foix de Montoya.

El relato plateado por el comisario reúne 39 obras, 23 de las cuales pertenecen a Bernini. Esculturas, óleos, estampas y dibujos realizados por el maestro barroco se exhiben junto a 16 obras de otros artistas, como Codazzi o Velázquez.

Rodríguez ha tratado de mostrar los conflictos y juegos de equilibrios políticos, resueltos y expresados tantas veces en términos artísticos y arquitectónicos, en los que Bernini cumplió un papel tan consciente como decisivo de los intereses cambiantes de sus comitentes.

Escultor, arquitecto, pintor, escenógrafo, autor teatral, diseñador de fiestas y ceremonias religiosas y profanas, creador de fuentes y otros repertorios ornamentales y suntuarios, Bernini recibió encargos tanto de mecenas españoles en Roma como de la propia monarquía y sus representantes en la ciudad.

Junto a Anima beata, que se ilumina ante la contemplación de la belleza de la gloria, y Anima dannata, que condenada expresa el horror de lo infernal, se puede contemplar el busto de Scipione Borghese (1577-1633), tradicionalmente elogiado por el realismo de un rostro que parece comenzar a hablar al contemplarlo.

El cardenal Scipione Borghese, sobrino de Pablo V, supo reconocer muy tempranamente el talento extraordinario de Bernini, apoyando incondicionalmente su brillante carrera como escultor.

El segundo espacio lo preside el boceto en terracota de una de las obras más representativas de su producción, El Éxtasis de Santa Teresa (1647-1651), creado para la Capilla Cornaro en la iglesia de Santa Maria della Vittoria en Roma. El boceto en terracota para el grupo escultórico que se puede contemplar en la exposición es un préstamo del Hermitage.

Otro de los encargos que recibió Bernini es el pequeño bronce de la escultura ecuestre de Carlos II (1680), encargo del marqués de Carpio, que también se expone por primera vez en España.

Junto a estas obras se muestran proyectos como el Monumento a Felipe IV de Santa María Maggiore di Roma; dibujos con la representación de canonizaciones como la de Santo Tomás de Villanueva en la basílica de San Pedro (1658); y arquitecturas efímeras como las incluidas en las máquinas pirotécnicas realizadas para celebrar El nacimiento de la infanta Margarita (1651) o las diseñadas para conmemorar La Paz de Aquisgrán (1668). La muestra también da a conocer un inédito álbum de dibujos de arquitectura de la Roma barroca.

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