Naturaleza viva

El almeriense Francisco Carreño cambia sus paisajes por los 'Desnudos' en una exposición en la Galería de Caja Rural

Manuela De La Corte

16 de noviembre 2009 - 05:00

Francisco Carreño cambia el paisaje natural por el corpóreo en una actitud valiente que le lleva a sustituir todo lo aprendido en su trayectoria pictórica hasta ahora por un camino en el que, dice, se siente todavía "un poco perdido". Si es conocido por sus múltiples trabajos dedicados a los paisajes de Granada, o a ciudades que ha visitado como Roma o Siria, ahora, Desnudos se convierte casi en una declaración de intenciones en donde el cuerpo humano pasa a ser el protagonista. Son naturalezas vivas que posan como si nadie las pintase.

"El paisaje me da más libertad pero reconozco que desde mi etapa como estudiante de Bellas Artes siempre preferí pintar modelos". El problema es más un problema de infraestructura que otra cosa, puesto que es necesario más tiempo y, sobre todo, más espacio. Sin embargo, hace tres años decidió lanzarse a pintar desnudos de modelos amigos. "No me gusta la relación con los profesionales porque no es lo mismo. Es más frío" y con sus amigos, explica, se deja llevar.

La Galería de Servicios Centrales de la Caja Rural muestra hasta el próximo 27 de noviembre unos cuarenta cuadros de diversos formatos -desde 1,60x1,20 a 30x50- en acuarela, óleo sobre papel y óleo sobre tela que han ido surgiendo de los apuntes sobre papel que el almeriense ha realizado en su estudio de Granada durante los últimos años.

Todas ellas tienen en común una cosa, son desnudos en reposo. Desnudos naturales fruto de la especial relación entre artista y amigo. "Me gusta que la persona haga también el cuadro. Se establece una relación de confianza que les hace posar cómodos ante mí mientras ellos, simplemente, descansan". Solos o acompañados -hay un cuadro con una pareja entrelazada- las obras, a pesar de que se correspondan con un tema clásico ("incluso más que el paisaje") pertenecen a una mirada contemporánea con influencias menos claras que en sus anteriores trabajos. Si en ellos, Carreño mostraba influencias de los pintores románticos del XIX, ahora es menos explícito con referencias a artistas como Lucian Freud y Munch, con los que tiene en común la importancia unitaria que otorga al conjunto de la figura, más que al retrato en sí.

Pintar el cuerpo humano ha sido para él un "descubrimiento maravilloso" en el que importan el proceso y la historia que surge con él. Seguro que no abandonará los paisajes pero mucho menos las figuras de las que ha quedado prendado. Quizás porque su trabajo deja de ser menos solitario y menos exigente. "Los paisajes te obligan a buscar el lado diferente, el más atractivo. En el cuerpo humano, todos lo son".

Francisco Carreño. Galería de Caja Rural (Avda. Don Bosco, 2). Hasta el 27 de noviembre. Se puede ver de 19:00 a 21:00 horas (excepto domingos y festivos) .

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