Coincidiendo con el lanzamiento del esperadísimo, durante más de veinte años, nuevo disco de My Bloody Valentine, uno de los grupos más significativos de la escena shoegazing británica de finales de los ochenta y principios de los noventa, visita Granada por primera vez otro insigne miembro de aquel movimiento, entonces al frente del grupo Slowdive, Neil Halstead, que esta noche presentará en la sala Planta Baja su último disco, Palindrome Hunches (2012), en un concierto perteneciente a la impecable programación del ciclo musical estable Fonorama que organiza la promotora granadina Sinestar Poulidor.

Con Slowdive, Halstead publicó tres elepés y otros tantos EPs para Creation Records, el sello de Alan McGee, trampolín de bandas imprescindibles como Ride, The Jesus & Mary Chain, Teenage Fanclub, Oasis o The Boo Radleys. Tras la disolución de la banda, Halstead se pone al frente de Mojave 3 y, prescindiendo del ruido y cambiando el tratamiento de sus melodías, dejando de mirar a las estrellas para hacerlo al campo abierto, reorienta su melancólica propuesta hacia el country y el folk americanos con los que salpica sus composiciones de pop atemporal de manera regular durante toda una década, entre 1995 y 2005, en la que Mojave 3 publicó cinco notables largos con el sello de culto 4AD, hogar de Bauhaus, Cocteau Twins o Pixies, que también sería el encargado de publicar su debut en solitario, Sleeping on Roads (2002), un disco irregular, precipitado por una ruptura sentimental, terapéutico y expiatorio, en el que Halstead, con la ayuda de algunos amigos, entre ellos Ian McCutcheon, batería de Mojave 3, nos permitía inferir el carácter de su obra posterior, dos discos a los que el propio Halstead, irónicamente, pone la etiqueta "Nylon Rock" y en los que se abandona a su devoción por Bob Dylan, Neil Young, Bert Jansch y Nick Drake, cuyo legado ha asimilado completamente, para rendirles homenaje con brillantez y delicadeza.

En el último de ellos, Palindrome Hunches, que presenta esta noche en Granada y fue grabado en directo en un fin de semana en el aula de música de una escuela de primaria de Wallingford, Inglaterra, predomina la influencia de Jansch y Drake y, en consecuencia, el resultado es más británico que en sus predecesores, muy acogedor y elegante, sutil hasta hacernos creer que no hay trabajo detrás de cada canción.

Un buen músico en un buen momento, buen momento para uno de sus conciertos.