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Neil Young reina y el Primavera Sound bate récords de seguidores

  • El festival 'indie' de Barcelona logró reunir a más de 75.000 personas en sus tres noches · El canadiense dio una lección de dos horas y media de rock en mayúsculas

Hacía 22 años que no pisaba Barcelona y, en el festival indie por excelencia, el Primavera Sound, volvió a reinar en el año en el que éste el batió su récord de asistencia, con 75.300 personas, según la organización.

Si en los 90 fue el faro de la generación grunge, en el 2009 sigue dando sopas con onda a quien se le ponga por delante. Tiene casi 64 años, pero más energía, calidad y actitud que nadie.

El Primavera Sound se detuvo la noche del sábado para que, con sólo unos minutos de retraso, los asistentes estuvieran pendientes de 'El concierto', uno de los pocos artistas por los que vale la pena pagar y desplazarse. Young, que llevaba dos días ensayando el inicio de su gira europea en el Sant Jordi Club con su banda, integrada por el mismo grupo con el que grabó su último disco, Fork in the road, entre ellos su mujer, Pegi Young, a los coros y teclados, ha dado una lección de rock and roll, de coherencia, de actitud y de motivación.

Casi dos horas y media de música con mayúsculas, salpicando sus 41 años de trayectoria en solitario con los picoteos a su actual referencia, pero siempre con un mensaje claro: esto es rock and roll y yo soy el amo. Y lo es. Y a ver quién le tose.

Esperó a que el sol se fuera y a que subiera el público que disfrutaba del concierto de Herman Düne para que se acomodaran su mujer, Ben Keith (steel guitar), Anthony Crawford (guitarra), Rick Rosas (bajo) y Chad Cronwell (batería) para impartir una clase magistral de Música, con mayúsculas.

Y entonces el mundo se detuvo para escuchar el primer tema, Love and only love, mientras en el segundo, Hey hey, my my (Out of the blue), se desataba la tormenta eléctrica, y en el tercero, Are you ready for the country?, Young tocaba el piano como un poseso, al compás de la steel.

Un pintor pintaba un cuadro en el fondo del escenario, y Everybody knows this is nowhere dejaba claro un sonido compacto, perfecto, inmejorable, para seguir con Pocahontas, Change your mind y Cinnamon girl, donde el público coreó a voz en grito el estribillo de la 'Chica Canela'.

Una escalofriante Heart of gold, la desnudez de Old man, Speakin' out, unas muy coreadas Tonight's the night y Down by the river, un nuevo paso por Fork in the road en forma de Get behind the wheel y un final apoteósico con Rockin' in the free world.

Habían sido 90 minutos de éxtasis, pero aún hubo tiempo para echar la vista atrás y revisitar A day in the life, de The Beatles. Y las luces se apagaron. Y el Primavera Sound continuó. Pero había pasado, por fin, Neil Young. Y mucha gente exclamó: Ya he visto a Dios. Ya me puedo morir.

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