Lleno hasta la bandera en el Auditorio Manuel de Falla anoche. La razón: la puesta en escena, un año más, de El Mesías participativo, a cargo de la Orquesta Ciudad de Granada (OCG), bajo la dirección de Andrea Marcon y con la colaboración de seis corales granadinas y decenas de espectadores repartidos entre el público. La iniciativa de la OCG, que se puso en marcha hace unos años, ha calado profundamente en la ciudad y ya se ha convertido en una auténtica tradición musical.

Gente corriente con una vocación secreta, el canto, disfrutó anoche sintiéndose parte de la música y parte de la orquesta. Oficinistas, banqueros, cantantes aficionados disfrutaron a sus anchas estallando con la partitura de George Friedrich Haendel. La orquesta, por su lado, cumplió a las mil maravillas. Fue casi un espectáculo interactivo en el que el público era al mismo tiempo protagonista y la OCG se convertía, a veces, en espectadora.

La formación musical granadina no estuvo sola. La respaldaron el Coro de la Orquesta Ciudad de Granada, la Coral Lauda, la Coral Pueri Cantores María Briz, el Coro Cantante Domino, el Coro de Voces Blancas Ciudad de la Alhambra, el Coro Manuel de Falla y el Orfeón de Granada. Como solistas intervinieron la soprano María Espada, la contralto Romina Basso, el tenor Lluís Vilamajó y el bajo Marian Krejcik.

La OCG, pese a las críticas recibidas en las últimas semanas y supuesta pérdida de calidad, se mostró brillantísima y poderosa. La fuerza de la obra de Haendel quedó expuesta en todo su esplendor gracias al enorme empaste musical de la formación y el público disfrutó realmente de la música.

Las entradas para asistir a las dos sesiones de El Mesías participativo hace semanas que se habían agotado. Eso es una muestra del poder de convocatoria de la OCG y de la enorme repercusión que su labor musical está teniendo en la ciudad.