El hombre más tierno de Andalucía. El que ha hecho suyo el corazón de tantos y quien toda madre querría poner en un marco de fotos junto a su hija o hijo en el salón desató sus encantos anoche en la primera de las citas en la Plaza de Toros. La de hoy completará una conquista meditada: dos noches y dos llenos al estilo estrella de masas, etiqueta que se ha ganado a base de ventas y premios nacionales e internacionales.
El entorno de la Plaza de toros fue también territorio Alborán. Las fans, en su mayoría mujeres, hicieron suyo el parque aledaño, donde muchas de ellas instalaron su campamento hace días. Cuando viene Pablo, hay que verlo tan cerca como permita la paciencia y el tesón. El malagueño llegaba con su tour Prometo, peldaño de una apuesta en alza. Música hecha con la meta diseñada en las vísceras de una mayoría que aplastaría los datos de muchos partidos políticos. Pablo Alborán está reinventando el fenómeno fan. Julio Iglesias lo hizo, y el malagueño le está dando otra vuelta de tuerca al amor sin remitente.
La fila para entrar al coso hervía de ganas. Pasaban los minutos y las más jóvenes -Pablo congrega a varias generaciones- con las caras pintadas con mensajes fan lanzaban grititos entre ellas imaginando cuál sería la primera canción. Efervescencia contagiosa y sin ningún tipo de rubor. Todos allí comparten encandilamiento por lo que el territorio es más que fértil para dar rienda suelta a la espontaneidad. Hubo un concierto paralelo a las puertas de la Plaza y los que no pudieron entrar escucharon el concierto desde la distancia.
Recuérdame fue de las primeras canciones en llegar y supuso el primer furor en el público. Los fueros sentimentales son cosa de Alborán. Tierra que riega además de con música, con simpatía y algún que otro gesto de rubor que se traducía anoche en la Plaza de Toros en frases como: "qué humilde es, qué buena persona parece".
La mirada inocente acompaña al músico, siempre dispuesto a guiñar a su público a quien agradeció cada pocos temas su compañía y los cientos de gritos de piropos ardorosos que no cesaron de prodigarle las 10.000 que le acompañaron. Anoche se construyó un templo al hombre de las grandes canciones de amor. La sinceridad de su despliegue, no exento de juegos de luces y la espectacularidad de quien llena estadios y plazas de toros hasta la bandera convirtió la noche de sábado en una que guardar cerca del pecho durante años.
Perdóname, Te he echado de menos, Saturno, Boca de hule, Por fin, Tu refugio o Curo tus labios. Lingotes de romanticismo y mensajes de eternidad que han encumbrado Alborán y que lleva ahora en su maleta del Prometo Tour.
Pero cambia la careta, de la ternura infinita del hombre sensible hasta la médula a la sensualidad de quien se sabe que despierta hormonas, eso sí desde la pureza, sensibilidad y el 'no es como los demás'. Una promesa. De la mirada de niño a la de hombre en cuestión de un par de cambios de luces. El malagueño se entrega sin pensar en que mañana tiene que volver a empezar un set list extenuante y completo. No hubo un éxito que no recorriera la plaza. Cuerda al corazón, la canción despechada en la que a base de ritmos latinos Alborán sacó su lado salvaje y sensual en la que, como en otros temas, aprovechó para dedicar más de un contoneo de caderas concupiscente al público. En cuanto a la voz, tuvo momentos de derroche y otros de susurros. La exuberancia vocal la demostró con Lo nuestro, Ahora o Perdóname.
Las entretelas de una carrera que comenzó siendo apenas un niño frente a una cámara. Solamente tú, centro y gol. Entrañas de un futuro que ni él imaginaba y que a base de visitas de YouTube lo ha consagró como uno de los mayores artistas en español.
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